Capítulo II

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Hay días que son únicos e importantes y otros que aunque sucedan todos los años siguen siéndolos.

Estaba claro, a penas abrí los ojos se encontraba Richard con un "cup cake" en sus manos y una velita rosada en medio; a su lado estaba Alicia, como todos los años emocionada de verme cumplir un año más, cargaba un pequeño paquetito con una gran cinta naranja (mi color favorito). Cantaron la típica canción de cumpleaños al unísono y luego de unos abrazos, papá me recordó que debía apurarme para ir a clases, después habría tiempo para celebrarlo.

Con las chicas el año anterior habíamos formado un gran alboroto y hasta nos habían corrido de la clase, este año nos controlaríamos, o eso habíamos prometido, para la noche tendríamos tiempo de cuanta locura se nos ocurriera en la fiesta que tanto ellas como Richard habían planeado.

La ducha fue rápida, salí casi a la hora y como era de esperarlo, el tráfico no era muy expedito, así que llegué dos minutos más tarde de lo que debía, aunque esto  ya era común en mí, pocas veces llegaba a la hora. El resto de la tarde fue todo corriente, muchos saludos y mucha gente desesperada preguntándome si sería invitada a mi fiesta de esta noche, pero este año yo no tenía el control,  mis amigas eran las encargadas de organizarlo y ellas eran quienes invitarían a las personas, yo no tenía poder en ello y cada vez que preguntaba algo ellas decían:" tenemos todo bajo control" , creo que esa misma afirmación era la que me hacía poner más nerviosa aunque sabía que siempre todo salía bien, nos parecíamos tanto que las decisiones tomadas siempre eran como si fuéramos una sola.

- Ami - Laila me sacó de mis pensamientos - recuerda que hoy te pasamos a buscar a las seis de la tarde a tu casa, ya está lista la hora en el spa de la tía de Leonor, después de eso nos iremos inmediatamente a la fiesta, el tío nos llevará - dijo.

De vuelta de clases, en casa Alicia me esperaba, abrí su regalo que me había entregado en la mañana, era una cajita que en su interior guardaba unos aros pequeños y muy simples en forma de rosas rojas, se los agradecí con un gran abrazo pues eran muy bonitos; Alicia era parte de mi familia por ello todo lo que venía de ella tenía para mi uno de los valores más grandes.

Subí a mi habitación y espere impaciente a que las horas pasaran, cuando ya faltaba bastante poco, escuché a Richard llamarme desde el primer piso, salí corriendo entonces lo vi con un colgador con una malla negra que no dejaba ver a su interior.

- Hija, mira este es parte de mi regalo para esta noche, es un vestido, yo te prometí que me encargaría de esto, quiero que sepas que me ha costado elegirlo, por favor pruébatelo antes de que te debas ir, espero que te guste- dijo con una cara que demostraba un aire de nerviosismo, yo solo le devolví una sonrisa y subí a probármelo.

Al abrirlo, el colgador quedó descubierto llevando un hermoso vestido de variadas tonalidades azules, la fiesta era formal por lo que todos debíamos ir con esas vestimentas; observándolo bien me asombrada la elección de papá, era un vestido corto, más o menos me quedaba a mitad de muslo, lo que era raro que él eligiera; la parte de abajo no era ajustada pero tampoco inflado, sino que caía suelto en forma de campana, con un pequeño tul azul oscuro abajo que le daba la sensación de movilidad; la parte de arriba tenía un escote que llamábamos "en forma de corazón" con unos tirantes delgados en forma de trenzas; era ajustado parecido a un corsé pero no tan recto ni duro, sus colores iban en degradé, más claros arriba y más oscuros hacia abajo. También venía una caja con unos tacones plateados, que combiné fácilmente con una chaqueta corta del mismo color.

Llamé a Richard y Alicia para que pudieran verme, quienes quedaron asombrados y maravillados con la tenida, en ese mismo momento tocaron a la puerta, debían ser las niñas, me cambié de ropa y me puse una tenida simple, bajé corriendo y subimos al auto para irnos. En el camino todas íbamos emocionadas, era primera vez que compartiríamos una experiencia así, papá nos regañaba por el griterío pero él sabía, como siempre, que no se puede calmar a un grupo de jóvenes emocionadas.

En ese momento me llamó David, quién me comentó que no había podido ir a clases porque había pasado mal la noche, parecía que había tomado un resfriado, tras eso me deseo un feliz cumpleaños y dijo que intentaría ir a verme a la fiesta, una gran angustia se formó en mi, era una fiesta importante y deseaba compartirla con él a mi lado, pero no le dije nada, no era su culpa y yo debía entenderlo, por ello luego de un te quiero colgamos.

Al llegar a nuestro destino nos despedimos de Richard y entramos apuradas; el tiempo pasó volando y lo disfrutamos al máximo, jamás había experimentado una sensación tan relajante como esa y sin darnos cuenta llegó la hora de vestirnos para la gran noche.

El tío de Leonor nos llevó una vez que estuvimos listas, llegamos más rápido de lo que creía, todo el mundo se encontraba ahí. Al entrar me miraron y comenzaron a cantar, luego tanto Richard como mis amigas dijeron unas palabras dedicadas a mí, luego de eso yo di unas palabras de agradecimiento y entonces al terminar, la música comenzó a sonar dando pie a la gran fiesta. David llegó más tarde, casi cuando ya todo estaba acabando, estuvo un tiempo conmigo, se notaba afiebrado y adolorido por lo que le agradecí el esfuerzo y le dije que se fuera a dormir mejor, Leonor que también debía irse se ofreció en llevarlo, yo agradecí el gesto, él no estaba en condiciones de irse solo de tal forma. Todo fue un total éxito, no hacía falta nada, estaban todos los que eran parte de mi vida y aunque no la viéramos con papá sabíamos que mi mamá también estaba allí, mirándome desde el cielo.

El chico de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora