Dante
-amaba su forma de mirarme. Si eso lo pensé sin importar que me escuchara.
-y no sabes cuanto a mí.
-hay algo que debo decirle.
-¿Por qué no hablas? ¿Por qué no puedes decirlo? Ella sentía el dolor en mi pecho, era como si derritiera ese lugar.
-cuando te fuiste todo después de eso fue difícil para mí y...
-no. Sus ojos estaban a puntos de estallar en llanto.
-intente suicidarme.
Ella suspiro.
-mi madre me encontró en la bañera con un frasco de pastillas.
-¿Por qué?
-intente controlarme pero no podía soportar ese dolor.
-¿esa era la razón por la que lloras frecuentemente?
-sí, solo quiero que cierres los ojos y siente como yo sentí.
Ella cerró los ojos y después de un suspiro algo que parecía imposible o que no sabía que podíamos hacer solo sucedió, mi mente empezó hablar como si era un narrador profundo, como si un dispositivo que se conectara con su cerebro para hacer oír, ver, sentir cada instante de aquella vez y fue así como un monologo del subcontinente salió a la luz.
Ese día entre lágrimas e impotencia le rogué a los dioses que me dieran la oportunidad de reparar todo, de solo devolver el tiempo y salvar a la mujer que amo; de aquel cruel suceso, es por eso, que solo pensar en la posibilidad de que fuera imposible me llevo a que extremo, buscaba soluciones pero mi cuerpo era bombardeado por un sinfín de dolor, mi cuerpo resistió la tensión que pero pudo, solo logro sucumbir a la tentación que cada quien tiene en lo más profundo de si, y era dejar de sentir. Quise acabar con los receptores que masificaban el tacto, esos que te hacían tocar recuerdos o sueños que te llevan a sentir el dolor no físico, quería acabar con ellos. Quiera dejar de sentir, quería que el destino me diera la oportunidad en otra vida, quería otra vida o solamente quería engañarme en ese último recuerdo que tienes antes de morir. Todo fue tan rápido que ni siquiera pensé en tu dolor, no pude verte, no pude oírte, mis sentidos estaban limitados a mi existencia. Trate de luchar contra la autodestrucción pero entendí que a veces para ganar un juego la única opción es no jugar, no quería perder, pero los errores se llevan en la vida, en la sangre, en los recuerdos. No pensaba en el dolor de ese presente, sino en el dolor del futuro, porque una de las funciones del cerebro es recordar y no te imaginas el infierno que se vive recordar una y otra vez ese momento, sentir el mismo dolor, ver tu dolor. Sería algo sumamente trágico, algo que sin importar cuantas veces pienses en la mera posibilidad, sabes que dolerá inconmensurablemente miles de veces. Mi dolor no era una la excusa de mi posible inexistencia, era la razón por la cual sabía que vivir era mera mente imposible. Pero con el tiempo entiendes que los que amas te obligan a vivir y aunque sabes el resultado batallaras para tener una vida dignamente simple, pero para eso necesitas un milagro y he pasado toda mi vida esperando ese milagro y finalmente entendí que nunca llegara.
Sabía que ella había visto esa narración, ver como el mundo se extinguía y como la vida se me iba hasta la oscuridad más absoluta.
-era algo que tenía que decirte desde hace mucho tiempo solo que, no sabía cómo hacerlo. Sé que soy un idiota pero, lo has visto pero vivir no era una opción.
Ella abrió los ojos lentamente.
-¿Por qué el mundo es tan injusto? ¿Por qué no podremos salir de ese pasado?
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¿y si compartimos una vida?
Romanceimagina que un día, sin que pudieras prevenirlo, compartieras todo con el amor de tu vida, tus pensamientos, tus recuerdos, tus sentimientos, tu dolor. No habrá privacidad alguna, los dos estarán atados al otro, pero la vida es clara, algo así no pu...