Capítulo 15

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Dante

¿Desde cuándo me importa mi apariencia? ¿Por qué soy más sentimental? Al principio me parecía un poco extraño pero comprendí que no lo era, éramos nosotros los que cambiábamos y todo por compartir una vida. Comprendí que las mujeres son sentimentales y no porque eso es un rasgo de su género, sino porque deben los demás les impulsa a ser así. Los hombres miran muchos con esa mirada primitiva y no demostramos nuestros sentimientos, porque nos obligaron a no hacerlo todo porque era un signo de debilidad pero, ser hombre es darse cuenta que es estar atrapado en un cuerpo y no poder decir lo que se siente, como si, fuera una norma que nos causaría vergüenza hacerlo, es por eso, que preferimos sufrir en silencio, cuando eso es lo doloroso. Me sentía diferente más libre de sonreír y de decir lo que siento. Caminamos por uno de esos hermosos pueblitos de las afueras de la ciudad, esos donde las personas se preocupaban más por las personas que por lo que tenían y querían mostrar a los otros. Me gustaba más ese tipo de ambiente, las personas caminando cargando sus compras, saludándose como si hacía mucho tiempo no se veían aunque fuera ayer, como los niños jugaban con su imaginación con una simple pelota y una cuerda. Era un ambiente totalmente diferente al de la ciudad donde si no eres conocido, eras un potencial enemigo.

Mientras caminaba notaba que Isabella estaba pensativa.

-Mmmm, quiero intentarlo, así poder confirmar mis hipótesis, debe ser así, bueno tengo que hacerlo muy bien espero que mi instinto de mujer sea correcto, aunque pensado lo bien ya esto más macho, bueno a quien le importa. Mmmm creo que ya se me está pegando la indiferencia machista, pero que importa.

- ¿Qué rayos está tramando?

Caminábamos en la multitud cuando de repente, me nalgueo tan fuerte que termine gimiendo. Las personas me miraron, y alguno que otro empezó a reírse.

-¡se me puedes decir que estas asiendo!

-Mmmm. De uno a diez diría que un cinco.

-responde.

La sacudí y todos miraban.

-mierda todos están viendo que hago.

-es un seis. Ya está más femenino que antes.

-deja de hacerlo.

-hay que empezar a mirarlo, pervertida mente.

Isabella cerró los ojos y empezó a recordar como los dos hacíamos el amor, como yo pasaba mis manos por su cuerpo y como sentía la gran excitación por como lo tocaba con mis manos firmemente.

-¿Qué crees que haces?

Sabía que ella sintió como tenía un poco de vergüenza porque recordó eso y sentí la leve impresión de que estaba desnudo.

-Mmmm. Rico.

La desgraciada le excitaba que tuviera ese sentimiento de inseguridad.

-quiero ir a la cabaña. Dijo.

-cállate, no tendrás nada de mi si sigues así.

-siente.

-¡maldición!

Era un hermoso día ya no nevaba. Decidimos ir a esquiar, sabía que Isabella no sabía esquiar así que, fuimos los dos a una pequeña colina, alquilamos el equipo un pequeño descenso fue el área de entrenamiento.

-¡vamos tu puedes! Le grite mientras ella no era capaz de bajar la pequeña colina.

-¡allí voy!

¿y si compartimos una vida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora