14. TRISTEZAS.

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En la mansión de los Liu, la familia se encontraba reunida en la sala de estar mientras veían las noticias. La tarde era lluviosa por lo que Haikuan había regresado temprano a casa, desde luego, no tenía mucho trabajo a excepción de la perla rusa que había sido robada.

La interpol los había dejado fuera del caso, por lo que no se preocuparía demasiado.

- Hoy, en París se reportó el robo de una joya victoriana de muchos millones, el siguiente video muestra una parte de los hechos - se comenzó a reproducir el video de seguridad, al mayor de los Liu no le parecía realmente importante - se dice que este dúo de criminales no está en el registro policial, por lo que se desconoce sus nombres y nacionalidad - expandieron una imagen mostrando un poco distorsionados dos rostros conocidos, la taza de té en las manos de la señora, cayó al suelo.
La familia estaba estupefacta.

No podían creerlo, no podía ser verdad.

Él había muerto frente a sus ojos y ahora resultaba que era el que había mandado a traer a Liu Zhan.

Y éste último había ingresado a su juego, convirtiendose en un criminal buscado por la policía.

Se levantó del sofá, buscando el contacto de uno de sus oficiales.

- Diga señor.

- ¿Has visto las noticias?

- Si...

- Encuentre el paradero.

- Como ordene - sin más, corto la llamada. Sabía que su hermano menor no era malo, por lo que dedujo que podría estar siendo obligado a participar en eso.

Claro, no habría otra manera.

Tenía que encontrar algo que lo llevara a su hermana y así poder traerlo de nuevo a casa, Xi Ge lo extrañaba y lo seguía amando más que antes, si llegara a saber en lo que ahora estaba metido, se llenaría de tristeza.

Pero ¿quién sabe realmente las verdaderas intensiones del corazón?

Esas no se pueden ver, sólo se sienten y se llevan acabo.

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Habían llegado a la mansión en china hace un par de horas, pero a pesar de que tenían ya una parte de la tarjeta madre, no se les veía felices. En especial al matrimonio Wang.

Liu Zhan le había contado lo que le había dicho el chico coreano, el rostro del joven de ojos azules se volvió rojo y azul por la ira.

En cambio el rubio sólo podía llorar y sollozar, le dolía el pecho sentía que su corazón se partía en mil pedazos al imaginar que su pequeño bebito, al que solamente lo tuvo unos minutos en sus brazos, podría estar muerto.

No, se negaba a creerlo.

Esa misma noche YiBo lo abrazó toda la noche, mientras sollozaba entre sus sueños, provocando que scarlet killer llorara en completo silencio, sintiendo su alma ser desgarrada un vez más.

- Señor... - se inclinó el mayordomo en una reverencia respetuosa al verlos llegar.

- Gong... - el hombre mayor, dirigió su atención a Liu Zhan.

- Joven amo ¿Está usted bien? - el nombrado asintió en respuesta, alejándose del brazo de Wang.

- ¿Mi señor?

- Después lo sabrás, por favor dile a a la señora Yoon que prepare la comida favorita de Zhannie.

- Cómo ordene usted - se inclinó una vez más alejándose.

El de cabellos platinados se quedó ahí parado, mirando un punto ciego del recibidor.

Jessi que estaba un paso atrás, le tocó el hombro - YiYi, ¿Por qué no averiguan primero?, Zhan Zhan no puede dejarse llevar por las palabrería de una zorra mal parida como lo es Jimin, está tomando represalias por lo que paso entre ustedes hace años.

- Lo voy hacer, pero no sé por dónde empezar - se giró para ver el rostro de su amiga - No... No sé... - por segunda vez en la vida la chica de pelo negro lo vio romperse, sus ojos azules siendo tan cristalinos por las lágrimas que corrían por sus mejillas, lleno de emociones complicadas que lo agobiaban - lo amo y no quiero verlo de esa manera...

Estiró su brazo, atrayendo al chico frente a ella - Pero si tú estas igual...

Su caluroso abrazo despejó la vergüenza de Scarlet Killer, dejando a un desamparado YiBo, quebrandose en llanto.

Al final era un simple huérfano sin familia alguna. Lo único que le quedaba en el mundo era su pequeño y gran amor, no quería perderlo pues no le quedaba más.

Por otro lado, Liu Zhan estaba sobre la cama que compartía con él de ojos azules.

Tenia una cara más pálida de lo normal, tenía círculos cafés bajo sus ojos, los que tenían un aura llena de tristeza, agonía y desolación.

Cómo si hubiera pasado un tornado por él y se llevara toda la felicidad que había construidos después de tres años y medio.

Sino recordaba mal, su bebé estaría a punto de cumplir tres años. Pero ya no estaba. Realmente se consideraba una mala madre.

¿Qué pasaría si YiBo lo menospreciara por qué no pudo cuidar bien de su hijo?

¿Qué se fuera y lo abandonará una vez más?

No lo soportaría, aunque no suplicaría para que el otro regresará a su lado, pero al menos dejaría de luchar.

Porque lucharía si ya no valía la pena hacerlo, no tendría hijo por el cual luchar y no tendría al gran amor por el cual vivir.

Lágrimas cristalinas humedecian su piel, sus ojos eran más grises de lo que uno podría pensar.

Estaba cansado de toda esta situación.

- ¿Y si... Jimin tiene razón?, nunca tuve que enamorarme de... - comenzó a sollozar después de pensar.

Se hizo bolita sobre el colchón, aferrándose a sus rodillas.

Era demasiado sufrimiento.

Ambos dependían uno del otro y no se daban cuenta. Uno lloraba y sufría, si el otro lo hacía; uno era feliz si el otro lo era.

Ambos eran uno.





























Hola espero que les guste el capitulo, mi nueva historia es Kookmin, pero es un simulador de mi próxima novela de cultivacion.

Espero que puedan darle su amorch y cariño.

Gracias por leer.

PRÓXIMAMENTE...

𝒯𝑅𝒫. 𝒞𝒪𝑀𝒫𝐿𝒪𝒯  YIZHAN. SEGUNDA TEMPORADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora