capítulo 106

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-No creo que sea una buena idea, Noah. 

Lo observo detenidamente mientras él se concentra en el camino. 

-Lo es –sonríe sin mirarme-. Ya habías ido antes, ¿qué temes? Sólo quiero que conozcan a la persona que amo. 

Doy un largo suspiro y muerdo mi labio. 

-Es… Ella… La ramera rubia. A eso temo exactamente. 

Noah se tensa un momento. Le incomoda recordarla tanto como a mí. Supongo que no la ha visto en un tiempo porque, como me contó, Steven le ha dado unas pequeñas vacaciones unos meses después de que terminó con su trabajo de infiltrado. 

-Creo que no te lo he contado –dice. 

Giro mi cabeza rápidamente hacia él y arqueo una ceja.

-¿Qué cosa? 

-Ella… Ella ya no está aquí. Para ser más directo, la han ascendido a otro puesto, pero en Canadá. ¿Puedes creerlo? Ella está en Canadá, no molestará más. 

Una sonrisa se dibuja en mi rostro de forma involuntaria. Me pregunto por qué habría decidido aceptar el puesto, ¿no estaba tan obsesionada con Noah? 

-Tranquila. Sólo te conocerán algunas personas. 

La primera vez que vine a este lugar fue por una entrada diferente. Recuerdo la pequeña pelea que tuvimos Noah y yo aquí y cómo todos los oficiales y secretarias del lugar nos miraban y cuchicheaban entre ellos. Me pregunto si esta vez será de la misma forma. 

Noah me toma de la mano y pasamos frente a todas las personas que se encuentran trabajando. Muchas dejan de hacer sus deberes y nos miran con interés. 

-No dudo –me susurra Noah para que sólo yo lo escuche- que después de la forma que te besé ese día, hayan dudado que eres mía, pero sólo quiero dejarlo claro. 

-Buenas tardes, oficial Schnapp–dice una mujer detrás de una computadora. 

Noah la mira, le sonríe y le agita una mano a modo de saludo. 

-Buenos tardes, Rose.

Tiene los ojos color verde con un poco de sombras en los parpados, sus mejillas están rozadas artificialmente y su rubio cabello está sujetado en una coleta. A pesar de ese maquillaje, podría jurar que la mujer es hermosa, aunque supongo que no pasa de los cuarenta. 

Me mira con una sonrisa, dejando ver una hilera de dientes blancos como perlas. 

-¿Quién es esta chica tan linda? –pregunta. 

Noah me mira lleno de orgullo y luego le sonríe a Rose. 

-Mi novia. 

Yo sonrío y siento que mis mejillas se han puesto rojas. Me inclino un poco y estrechamos nuestras manos. 

-_______ Reeves. Un gusto. 

La mujer abre un poco la boca al escuchar mi apellido. Supongo que sabe quién era mi padre. Intenta disimularlo y de su boca vuelve a florecer una sonrisa. 

-Rose Sparks. –Agita su mano por última vez y ambas las soltamos. 

Cuando vuelvo a mirar a Noah está parado frente a todas las personas que trabajan en sus computadoras o archivando papeles. Empieza a carraspear para lograr llamar la atención de todos. 

-Oh, no, ¿qué hará? –susurro. 

-Está loco –me dice Rose, que, al parecer me escuchó-. Créeme, lo conozco desde que trabaja aquí. Me alegra que haya encontrado una novia tan linda como tú. Por un momento llegué a creer que era gay. No tenía novias. 

Intento contener mi risa. 

-Vaya –es lo único que logro decir. 

-Bueno creo que ahora tengo su atención –dice Noah en voz alta frente a todos-. Necesito platicarles algo, compañeros. Hace unos meses, yo tenía una misión, la cual, supongo que conocen, ya que me ausenté bastante. Tenía que infiltrarme con los delincuentes y lograr atrapar al más peligroso de todos: Walter Peters. Todo resultó un éxito, pero jamás les he dicho tantas cosas que me pasaron cuando tuve esa misión. He escuchado cientos de rumores cuando volví, pero sólo uno era verdadero: que yo me había enamorado de la hija del hombre con quien me quedaba. Primeramente quisiera decirles que ese hombre, es uno de los más valientes que he conocido. Si tan sólo pudiera hablarle otra vez le agradecería por muchas cosas en las que me ayudó y por no haber permitido que me volaran los sesos –Las personas ríen-. Lo más importante es que… él murió por culpa de una bala que venía para mí. Quienes estuvieron el día del enfrentamiento lo recuerdan. ¿Y saben qué otra cosa le agradezco? Que por él conocí a la chica que es el amor de mi vida –Sonríe y dirige su mirada hacia mí. Puedo sentir mis mejillas ardiendo-. Quizás a ustedes no les interese esto, pero… necesitaba decirlo… Les presento –me hace una seña para que me acerque y lo obedezco titubeando- a ________ Reeves. Mi novia. El amor de mi vida. 

Dejo de morder mi labio cuando siento los de Noah sobre los míos. Por un momento me siento incómoda por besarme con él enfrente de tantas personas, pero luego me dejo llevar y cierro los ojos disfrutando de cada movimiento de nuestros labios. Amo este sabor inconfundible que sólo puede tenerlo él. 

Escucho un ‘clap’ y luego muchos; entonces todos quienes se encuentran en ese lugar aplauden y sonríen. Mi rostro aún no ha podido adoptar su color natural. 

-¿Era necesario esto? –susurro al oído de Noah. 

Él se limita a sonreírme. Tomo eso como un sí. 

Cuando todos han dejado de aplaudir, Noah me invita a dar un paseo por todo el lugar. Cuando ambos nos damos la vuelta para irnos, observo a Steven recargado en una pared con los brazos cruzados. Su boca es una línea recta y tiene los ojos entrecerrados. 

Noah toma mi mano con fuerza y nos acercamos a él. Cuando estamos a punto de llegar, él se aparta de la pared y sonríe. No es una sonrisa falsa, es sincera, parece que en verdad está feliz por nosotros. 

-Lindas palabras, Schnapp–dice. 

-Gracias, jefe. 

Me sorprendo, ya que es la primera vez que escucho a Noah llamando ‘jefe’ a Steven. 

No sé qué pensar en realidad, me pregunto si Steven se sentirá mal por todo eso que dijo Noah hace unos minutos. Quiero decir… él lo quería, ¿no? 

-¿Cómo va todo con Melissa? –pregunta Noah. 

Giro rápidamente mi cabeza hacia él y arqueo una ceja. Jamás había escuchado ese nombre. '¿Cómo va todo con Melissa?' ¿Es que acaso Steven…? 

-Excelente –responde Steven con una blanca sonrisa. 

-Me alegro. 

Y se dan un abrazo de verdaderos amigos. Sonrío ante la escena y no comento absolutamente nada aunque tenga miles de preguntas. 

Ambos se separan y Noah le da un golpe en el hombro, a lo que Steven responde de la misma forma riendo. Después de un rato Steven adopta una forma seria. 

-Tengo trabajo que hacer, oficial. Será mejor que no me distraiga –dice con una voz autoritaria, aunque en el fondo sé que sólo bromea. 

-De acuerdo, jefe. 

Steven le da una palmada en el hombro a Noah y se aleja riendo. 

-¿Melissa? –le pregunto a Noah cuando Steven se ha alejado por completo. 

-Una larga historia. 

Me acerco a él y me estrecha en sus brazos. Recargo mi cabeza en su hombro y sonrío. 

-¿Y ahora? –pregunto. 

-¿Ahora? –Él también sonríe-. Tenemos tiempo infinito para estar juntos. 

No puedo evitar curvar mis labios hacia arriba 

-¿Infinito?

-Exacto. 

Ya falta muy poco para que acabe esta increíble historia, lloremos

negocios miserables (Noah Schnapp Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora