negocios miserables (Noah Schnapp Y Tú)

capítulo 61

Noah.

Nunca ha existido algo más increíble que despertar a lado de la chica que amo. Y ella…, ella es única, por supuesto. Me alegra que Matt nos haya dejado dormir juntos por ‘primera vez’ aunque esta vez sólo dormimos. Pero fue increíble ver como poco a poco cerraba sus ojos recargada en mi pecho, hasta que se sumergía en un profundo sueño.

La observo unos minutos. Se ve tan tranquila y hermosa. Su respiración es calmada, parece ser que está soñando cosas agradables.

Le doy una pequeña caricia en la mejilla, pero ella no se mueve. Esbozo una sonrisa. Podría jurar que parezco un idiota.

En el momento que me inclino para besarla, escucho los timbrazos de mi celular. Pongo los ojos en blanco y estiro el brazo para tomarlo. Me levanto lentamente de la cama para no despertarla.

-¿Hola? –digo en un susurro. 

-Noah–exclama Steven- Te necesito aquí ahora. 

-¿Para qué? –frunzo el entrecejo. 

-Walter quiere hablar contigo. 

-¿Qué? ¿Hablar conmigo? 

-Sí, ven ahora. 

-Mierda. –Miro a ________ por un momento- Estaré ahí en un rato. 

Estoy seguro que quiso decirme algo más, pero colgué antes de que pudiera hablar. 

Dejo el celular sobre una mesita de noche y paso una mano por mi cabello.

¿Cómo se supone que disfrutaré estos pocos días que me quedan con ______? 

Cuando por fin termino de vestirme, regreso a la habitación de ______. Ella sigue hundida en un profundo sueño. Decido dejarle una nota, espero que sea suficiente:

‘Perdóname, tuve que salir, regresaré en un rato. PD: Te amo’ 

De todas formas me agacho un poco para besar su sien. Después, salgo de la habitación cerrando delicadamente la puerta para no despertarla. 

Fue fácil engañar a Matt, desde que sale con esa mujer ha estado más amable, es como… un Matt diferente, un Matt que no se enoja por cualquier cosa. Me gusta. 

El otro día, la ‘amiga’ de Matt fue a cenar, parece una mujer alegre. Parece que ______ sí le agradó. Y al parecer sí son más que unos simples ‘amigos’.

Con todo esto de la enfermedad de Matt, me alegra que tenga a alguien más que lo haga feliz. 

No me tomó demasiado tiempo en llegar. El camino no se me hizo tan largo como otras veces. Quizás con tantas cosas en la cabeza ya no mido el tiempo. 

Adentro, Steven ya me espera. Toma una taza de café, pero al mirarme la deja inmediatamente en una barra. Se acerca a mi sonriente. 

-¡Hermano! –exclama. 

-¿Qué es lo que quiere Walter? 

Se encoge de hombros. 

-No lo sé.

-Bien... ¿dónde está?

-Sígueme. 

Steven comienza avanzar rápidamente, no me detengo y los sigo a su veloz paso. Creí que habían enviado a Walter a las celdas de los criminales mayores, pero sigue aquí. 

Me pregunto qué es lo que quiere hablar ese bastardo. Quizás sobre Connor. 

Connor…, no me había puesto a pensar en eso. ¿Es cierto? ¿Mis padres están muertos por la culpa de él? No lo quiero creer, pero todo coincide demasiado. Aunque, no entiendo por qué Walter lo mató a él también, se supone que lo haría sufrir con la muerte de nuestros padres. Quizás para que no le diera problemas. 

-No está en la celda –Steven me saca de mis pensamientos- Lo hemos puesto en el cuarto de interrogatorio. Sólo por esta ocasión. 

Se detiene, y me doy cuenta que está parado frente al cuarto. Echa la mano hacía atrás señalando con su pulgar la puerta. 

-Todo tuyo. Llama si tienes problemas. 

-Después de esto… lo mandarán a la celda ¿verdad? 

-Sí, descuida. 

Se hace a un lado para dejarme pasar. Pongo mi mano en la perilla y la giro. 

Ese mismo olor a humedad jamás desaparece. Se siente el bochorno del cuarto. 

Levanto la mirada y veo a Walter sentado en una silla con las manos esposadas. Su mirada es fría y oscura. 

Me acerco, hasta estar frente a él. 

-Vamos a ver… ¿así que querías hablar conmigo? –Chasqueo la lengua- Se supone que yo soy el que decide si debemos hablar o no, pero soy tan accesible que…

-Te propongo un trato –me interrumpe. 

-¿Un trato? –camino hasta acercarme un poco más. De esta forma puedo ver con más claridad su rostro. 

-Sí, oficial, novato…, Noah… quién seas. Un trato. 

-Quiero oírlo. 

Jalo una silla y me siento en ésta. Me cruzo de brazos y los recargo sobre la mesa. Lo miro con atención. 

-Bueno –empieza- Si tú me sacas de aquí, prometo no hacerte daño, ni decirle a nadie. Ah, y tampoco hacerle daño a mi camarada Matt… ni a su pequeña muchacha. Dime, Noah, estás enamorado de ella ¿no es así?

Enarco una ceja. 

-¿Cómo sabes eso? 

-Yo sé mucho –sonríe- ¿Qué dices? 

-No entiendo cómo es que me propones algo realmente estúpido –me levanto- Estarás aquí por un largo tiempo, no, mejor dicho, para siempre. 

-¿De verdad no aceptas mi trato? 

-No.

Veo como agita la cabeza lentamente asintiendo. Se levanta y separa las manos. Increíblemente las esposas se separan, es como si las hubiera roto. 

Antes de intentar detenerlo, él ya está sobre mí. Atrapa mis manos y las sujeta con una fuerza increíble. 

-No quieres cooperar, oficial –me susurra – Haré las cosas como yo sé. 

Baja una de sus manos y busca en la bolsa de mis pantalones, hasta encontrar lo que imaginé que buscaba: mi arma. Una calibre 22. Joder, era nueva. 

La pone en mi sien y comienza a reír. 

-Ahora yo te atrapé. 

-Hijo de…

-No, no, no. Ninguna mala palabra.

Y abre la puerta conmigo como rehén. Puedo ver la cara atónita de Steven. Antes de que diga algo Walter habla. 

-No intentes nada. O lo mato.

Pero sé que Steven jamás se queda con los brazos cruzados. Walter se echa a correr y tengo que obligarme a hacerlo yo también. Su brazo comienza a ahorcarme, intento zafarlo, pero tiene mucha fuerza, creo que más que yo. 

Varios policías vienen detrás de nosotros, pero Walter se niega a soltarme. Entonces comienza a dispararle a unos cuantos de mis compañeros. Caen al suelo y se retuercen del dolor. 

-Maldito –logro mascullar. 

Y llega a la salida. Todos los policías que siguen de pie se quedan apuntándole. Vuelve a poner el arma sobre mi cabeza, pero se acerca a mi oído. 

-Debiste de haber aceptado el trato. 

Y me suelta empujándome contra el suelo. Mis compañeros se distraen mirándome toser, que no se percatan de que Walter salió corriendo. Muchos salen corriendo detrás de él, pero otros se quedan para ayudarme a recuperarme, entre ellos Steven. 

-¿Estás bien? –pregunta, intentando ayudarme a ponerme de pie. 

La garganta todavía me arde por la forma que me estrangulaba. Asiento con la cabeza. 

-Maldita sea –murmuro- Se escapó.