capítulo 103

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Subo las escaleras para llegar a la puerta de mi casa. Ahora me estoy dando cuenta que todavía sigo sintiendo dolor de todo lo que me pasó estos días. Busco las llaves en mi mochila y cuando finalmente las encuentro se me resbalan de las manos y caen al suelo. Me inclino para recogerla y me doy cuenta que hay un diario de la semana. Es algo extraño que alguien haya dejado esto aquí. 

Enarco una ceja y lo levanto junto con las llaves. Abro la puerta sin mirar en donde inserto la llave. Entro a casa leyendo las noticias que están en primera plana. Arrojo las llaves a una mesita que hay a un lado y cierro la puerta. 

Atravieso el recibidor y me dirijo a la sala de estar para leer mejor. Arrojo mi mochila al suelo y me siento en un mueble con una pierna cruzada. 

No entiendo por qué alguien me dejaría esto aquí, no tiene absolutamente nada que me pueda intere…

‘La mañana del miércoles, se encontró a una mujer identificada como Elena Liliane Miller, de 36 años muerta a causa de una sobredosis. Los vecinos aseguran que siempre la encontraban bebiendo, fumando o inyectándose sustancias extrañas. 

Al lugar arribaron oficiales del Departamento de Policías para buscar más indicios de…’

Dejo de leer y arrojo el diario al suelo. Me obligo a cerrar la boca ya que mi barbilla estaba a punto de tocar el piso. Tapo mi boca para contener un sollozo y me recargo en el mueble. Mis ojos empiezan a picar y a llenarse de lágrimas. Finalmente dejo escapar una. 

-No puede ser –sollozo- Oh…

Mi madre ha muerto. Quizás, si otra persona habría vivido 17 años con ella, estaría feliz de haber leído esa noticia. Sin embargo, yo no estoy feliz. Fue mi madre… o lo que se aproximó. Quizás… no sabía cómo serlo y por eso me trataba de esa manera. 

No estoy triste. Estoy impresionada. Aun así quiero llorar. 

Escucho el timbre de la puerta sonar. Me siento en la orilla del mueble y hago un abanico con mis manos para secar mis lágrimas. Me levanto y me dirijo a la puerta.

Antes de abrir me aseguro que mi rostro ya no aparenta que estuve llorando. 

Suspiro y abro. 

Noah está del otro lado de la puerta; primero me impresiono de verlo, pero después no me da tiempo de decir alguna cosa porque toma mis mejillas y me besa desesperadamente. 

Mis puños quedan entre su pecho y el mío. Doy un leve gemido y él me suelta. 

Me mira a los ojos y jadea de la misma forma que yo lo hago. 

-Lo lamento –susurra contra mis labios. 

Le doy un leve empujón para alejarme de él. 

-No es una forma de entrar, Noah. 

Noah suspira. 

-Necesitamos hablar. 

Le doy la espalda para ir a la sala de estar. Empiezo a morder mis uñas, es un habito que estoy comenzando a adoptar. Escucho que la puerta se cierra y luego los pasos de Noah detrás de mí. 

-Espera –dice. 

Lo ignoro y sigo caminando hasta llegar a la sala. Vuelvo a sentarme en el mismo mueble y me cruzo de piernas nuevamente. Noah está de pie, mirándome atentamente. 

-Puedes tomar asiento si quieres, Noah. 

Hace un asentimiento de cabeza y se sienta en un mueble que está enfrente del mío. 

Carraspeo un poco y lo miro. 

-¿Sobre qué quieres hablar? –pregunto rápidamente. 

-Sobre… Tú sabes…Lo que pasó ayer. 

negocios miserables (Noah Schnapp Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora