capítulo 62

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Un libro te atrapa, te hace poder salir de este mundo por un momento. Te hace imaginar tantas cosas que creías que no existen. Sin embargo, hay una ley; siempre te interrumpirán en la mejor parte. 

Doblo una hoja, cierro el libro y lo dejo a un lado. Parece ser que quien llama a la puerta le urge mucho entrar. 

Bajo las escaleras lo más rápido que puedo, pero al llegar abajo, me doy cuenta que Matt ya ha abierto. 

Me acerco un poco y veo a 3 hombres con aspecto de gorilas. En sus rostros se puede ver la cólera. Me pregunto si es por Matt. 

-Ya abrí –Matt me voltea a ver- No te preocupes. Sube.

-Bien. –Agito la cabeza. 

Pero no lo hago. No le obedezco y me escondo detrás de un mueble. Tan sólo quiero saber por qué esos hombres están tan molestos. O qué es lo que ocurre. 

Me pongo en cuclillas y pongo la mano derecha en el suelo para mantener el equilibrio. No es difícil escuchar, ya que esos hombres tienen la voz bastante alta. 

-No has estado desde hace mucho tiempo, Matthew. ¿Tienes idea de lo que ha sucedido últimamente? 

-Lo siento. –Puedo apostar a que bajó la mirada- Saben que tengo a mi hija, tengo que cuidarla. 

-Reeves –es la voz de otro hombre- Hace unos días atraparon a Walter. 

Walter. Ese nombre lo escucho en todas partes, pero no puedo terminar de entender quién es. 

-¿Qué? –Se puede distinguir la sorpresa en la voz de Matt- ¿Lo...hablas de que lo…?

-Sí, los malditos policías lo atraparon. –Responde el tercer hombre- Pero creemos que se dio a la fuga. Tienes que venir con nosotros. 

Alzo un poco la mirada y veo que asiente con la cabeza y comienza a acercarse al lugar donde estoy yo. Abro los ojos de par en par y me levanto lo más rápido que puedo para subir a toda prisa. 

Al llegar arriba las piernas me terminan doliendo. Esas escaleras son increíblemente cansadas. Me recargo en una mesa y jadeo un poco. 

Escucho ya los pasos de Matt cerca y corro hasta mi habitación. Abro la puerta y me tiro en la cama rápidamente. Tomo el libro y finjo leer. 

-______ -dice Matt.

Levanto la mirada para verlo.

-¿Sí?

-Tengo que irme. Volveré en un rato. 

-Oh –hago una mueca- de acuerdo, papá. Yo… seguiré leyendo. 

Matt frunce el entrecejo, ríe y me señala el libro. 

-Está al revés. 

-¿Qué?

-Tu libro –Ríe nuevamente- Está al revés. 

Bajo la mirada y veo el libro. Tiene razón. Lo pongo correctamente con las mejillas ruborizadas. 

-Bueno, adiós –agita su mano. 

-Hasta pronto. 

Y cierra la puerta de la habitación. Suspiro y vuelvo a tomar el libro. Esta vez lo abro correctamente e intento leer de nuevo, pero comienzo a pensar en lo que esos hombres dijeron. ¿Atraparon a Walter y ya se ha dado a la fuga? Eso debe ser algo malo… 

Lo único que me gustaría cambiar de Matt es su trabajo. Odio que esté metido en todo esto de la delincuencia. Esta lleno de peligros. 

Recargo mi cabeza en la almohada y comienzo a pensar en ese tal Walter. Me lo imagino. ¿Será alguien joven o un anciano? ¿Tendrá familia? ¿Ha matado muchas personas? Estoy segura que sí. Recuerdo que Noah me lo contó. 

No quiero terminar traficando drogas y matando personas como lo hace Noah y Matt. No quiero eso. Pero tampoco quiero alejarme de ninguno de los dos. Qué complicada es la vida. 

Un sonido me distrae, es el sonido de un celular. Me levanto y miro hacía todas partes intentando localizarlo. Entonces lo encuentro en la mesita de noche que hay a mi lado. Pero no es el mío. Sino el de Noah. 

‘Llamada entrante de Steven’ 

Steven. Ese Steven. Necesito saber quién es. 

Sin vacilar oprimo el botón para contestar y lo pongo en mi oído. No necesito decir ‘hola’, porque el hombre habla primero que yo:

-¡Noah! –Exclama- Tienes que escapar ahora ¡Ya van por ti! 

-No… no soy Noah–respondo. 

-¿Qui…quién es? 

-______. 

Chasquea la lengua. 

-No vale la pena que sigas creyendo todo lo que Noah te dice, nena. Él te está engañando. 

-¿Engañando? ¿Sale con… con otra…?

-¡Oh, no sólo eso, preciosa! Te ha ocultado tantas cosas todo este tiempo. 

-¿Tu eres… Steven… el mismo que…?

-¿El mismo que viste en el bar? Sí, preciosa. Ése soy yo. 

Comienzo a dar vueltas con el celular en la mano. 

-¿Qué es lo que me oculta Noah?

Entonces, en ése mismo momento, Noah entra y al verme con su celular en mi mano su rostro se queda perplejo. 

-No es un delincuente como tu lo creías. 

negocios miserables (Noah Schnapp Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora