capítulo 101

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El viento que entra por la ventanilla se azota en mi cara y echa mi cabello hacia mi rostro tapándome la visión. Pongo algunos mechones de mi cabello detrás de mi oreja, pero sigue alborotándose. 

Me alegra que el dolor se haya desvanecido un poco, al menos ya no es como ayer. Ahora estoy completamente preocupada. No sé qué les diré a mis maestros y a la señora Gray. Quizás puedo decirles lo del accidente, aunque no sería una mentira, eso en verdad pasó. 

Giro mi cabeza para mirarlo conducir. No hemos hablado mucho desde lo que pasó ayer con su hermano. 

-Supongo que estás más tranquilo. –digo, con calma. 

Noah aparta su vista del camino por un momento para mirarme. 

-Sí, lo estoy. 

Frunzo los labios y asiento con la cabeza. No recuerdo cuándo fue la última vez que estuve en un silencio tan incomodo con Noah. Quizás él no se siente con ganas de hablar. Quizás él quería irse con su hermano, pero por mi culpa no…

-¿Tú lo estás? –pregunta, sacándome de mis pensamientos. 

Lo miro rápidamente y asiento con la cabeza como si quisiera espantar una mosca.

-Umm…Sí…Sí, perfectamente. Quiero decir… estoy tranquila…Sí. 

Noah suelta una risita. Enarco una ceja y lo miro. 

-No te burles de mí. Lo haces, ¿verdad?

No aparta su vista de la carretera, pero sigue sonriendo. 

-Me río de tu nerviosismo. No puedo evitar reír cuando tartamudeas de esa forma. ¿Qué ocurre? ¿Estás nerviosa por algo? 

Me encojo en el asiento y miro a la carretera de la misma forma que él. 

-No ocurre nada, es sólo que estaba un poco preocupada por ti. Sé que querías estar con tu hermano. Lamento haber venido. 

-¿Por qué lo lamentas? Yo lamento haberte dejado sola. No debí hacerlo. 

Suspiro y me encojo aún más. 

Comienzo a sentir unas terribles ganas de vomitar lo poco que comí esta mañana. Toco mi vientre y Luego pongo una mano sobre mi boca. Comienzan a darme arcadas. 

Noah, al darse cuenta, para el auto en un tramo de la carretera. No dudo ni un segundo y abro la puerta del auto sin preocuparme por volverla a cerrar. 

Corro hasta donde hay un poco de árboles y vuelvo a dar arcadas. No sale absolutamente nada. 

Escucho la puerta del lado de Noah cerrarse y al cabo de unos segundos escucho sus pasos acercándose a mí. Siento un fuerte dolor en el vientre y mareos. Creo que sé a que se debe esto. 

Desde que era pequeña me he mareado en los viajes. Hacía mucho que no me ocurría.

Doy gracias por no haber vomitado nada. Ahora lo único que necesito es tomar un poco de aire fresco. Me pongo derecha con la mano todavía en mi vientre y miro a Noah. Se nota preocupado. 

-¿Estás bien?

Asiento con la cabeza y me acerco al auto. Cierro la puerta que dejé abierta y me recargo en él. 

Noah se acerca y se pone a una distancia de mí.

-¿Qué te ocurrió? 

Bajo la cabeza para mirar el suelo y luego la agito negando.

-Nada. Cielo, supongo que así se siente estar embarazada. 

Y de pronto, un terrible silencio reina el lugar. Abro los ojos de par en par y lentamente observo a Noah. Está más pálido de lo habitual. Maldigo a mis adentros por haber dicho eso. 

Lentamente Noah agita la cabeza y comienza a pestañear.

-No…-murmura- ¡No! 

Me alejo del carro para acercarme un poco a él y tranquilizarlo, pero se aleja.

Pone ambas manos sobre su cabeza y se da un leve jalón en el cabello. Ni siquiera puedo adivinar cómo se siente: ¿enojado?, ¿sorprendido? Quizás enojado. Es lo más seguro. 

-¡¿CÓMO CARAJO PASÓ ESO, ______?! –Me grita con mucha ira- ¡ACABAS DE…!

-¡Noah! –Exclamo- ¡Cállate y déjame explicarte!

Da una patada en el suelo haciendo que la tierra se levante junto con algunas piedras. Gruñe lleno de enfado. 

-¡¿Qué me vas a explicar, ah?! Porque sé perfectamente cómo ocurrió todo. ¡Lo que no entiendo es por qué dejaste de tomarte las jodidas pastillas! ¡No usamos el maldito condón porque lo aborrezco al igual que tú! ¡Pero las pastillas, _______! ¡¿Cómo mierda pudiste haber sido tan…estúpida?!

Estúpida. ¿Entonces Noah cree que soy estúpida?

Vuelvo a recargarme en el coche y me cruzo de brazos con una ceja arqueada. Creo que no me quedará de otra más que esperar a que se le pase su ataque de ira. Aunque en parte, me entristece que actúe de esta forma. Creí que me apoyaría en todo. 

-¡Tengo tan sólo 23 años, ______ y tú tienes 18! ¡No estamos listos para ser padres, o al menos yo no lo estoy! ¡Tenía tantos planes para nosotros y ahora esto!...Carajo… -vuelve a dar una patada al suelo y luego se sienta en él con las manos sobre su cabeza- No sé cómo ser un padre… No tienes idea de cuán molesto estoy ahora… No sé cómo…

Tamborileo mis dedos en el techo del auto y cuando creo que se ha calmado me acerco un poco a él. Observo el suelo donde está sentado. 

-¿Terminaste? –le pregunto. 

-Mierda…-murmura- Esto es pura… ¡Agh!

-¡Ya cierra la boca! –exclamo, con mi rostro ardiendo de cólera. 

Se queda serio mirándome, pero aún sin levantase del suelo. 

-La única que debe estar enojada en este momento soy yo. Eres un pedazo de zoquete, Noah. No creí que fueras tan inmaduro. ¡No estoy embarazada! Tan sólo estoy mareada. Es algo que me pasa cuando voy de viaje, completo idiota. ¿Pero sabes qué? Me alegra que hayas pensado eso; me puedo dar cuenta cuánto te importo. ¡Ahora sé que piensas que soy una estúpida!

Vuelvo a cruzarme de brazos. Ahora Noah se ha puesto colorado de pena. Eso creo.

-______...Escucha…

-Escúchame tú primero, Noah. Ni siquiera puedo entender por qué me pediste matrimonio si no me apoyarías en todo lo que me fuera a pasar. 

Se levanta del suelo y sacude sus rodillas para quitar la tierra. 

-Yo no sabía… -dice. 

-¿Sabes qué? Ya no importa. Tan sólo quiero ir casa. Me alegra saber que puedo tener todo tu apoyo.

Noah avanza al auto sin mirarme. Doy la vuelta para abrir la puerta y me subo al auto. 

Arreglo un poco mi cabello y me doy cuenta que los mareos ya han desaparecido.

negocios miserables (Noah Schnapp Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora