capítulo 96

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El cansancio de los hechos de día anterior desaparece al abrir los ojos. Me siento con fuerzas de nuevo, aunque todavía con el cuerpo un poco adolorido. 

Tallo mis ojos y observo el otro lado de la cama: ahí está él, de espaldas. 

Suspiro y me arrastro levemente para acercarme más. Observo detenidamente el tatuaje que tiene en su musculosa espalda. Lo hace lucir bastante sexy. 

Comienzo a acariciar su espalda un poco. Subo lentamente mis manos hasta su nuca y sigo acariciándolo. Me levanto levemente y beso su mejilla. 

Suspira y rápidamente se da la vuelta para estar frente a mí. Creo que él jamás tiene problemas para despertar. 

-Me encanta despertar de esta forma –comenta con una sonrisa. 

Mantengo mi mirada fija en esos infinitos ojos avellana. Sin esperarlo, siento sus labios sobre los míos. Es un beso rápido, pero dulce. 

Comienzo a reír. 

-¡Me has robado un beso! –exclamo. 

-Quisiera robarle más, señorita. 

Sonrío. Pongo mi mano sobre su mejilla y me acerco para besarlo de la forma que me gusta. Su lengua se enreda con la mía y luego de un rato explora cada parte de mi boca. Muerde mi labio inferior levemente. 

-Estás mejorando –dice contra mis labios. 

Arqueo una ceja sin apartarme de él. 

-¿Mejorando? 

-Mm-hm –atrapa mi labio inferior con los suyos y rápidamente lo suelta- Besas mejor. 

Resoplo. 

-¿Quieres decir que no besaba bien? 

Mueve la cabeza negativamente, pero con una sonrisa dibujada. 

-Claro. Tú eres el experimentado aquí. Tantos labios a los que has besado y tantas chic…

-¡Oh, era una broma, chérie! 

Y rápidamente toma mi cintura y me pone sobre él. Doy un pequeño gemido de dolor. Tengo algunas partes de mi cuerpo que siguen sensibles. 

La cara de Noah cambia. 

-Ah, lo lamento tanto –se disculpa- Perdóname, nena. 

-No importa. 

Me inclino y lo beso, todavía sobre él, para evitar que se sienta culpable. Siento sus manos sobre mis caderas, mientras lentamente suben hasta mi espalda por debajo de la blusa. Sostengo su rostro entre mis manos y lo beso con todas mis fuerzas. Cuando me separo de su boca comienzo a jadear. 

Es tan fácil perder el control con él. Quiero perderlo. 

-No –dice serio. 

Unos mechones de pelo me caen en la cara. Los pongo detrás de mi oreja para no tapar mi visión. 

-¿No? –pregunto. 

-No. Sé adonde quieres llegar. No hoy. 

Ignoro sus palabras y vuelvo a besarlo. Sé que él tampoco logra controlarse del todo. Sigue acariciándome, aunque con inseguridad. 

-Vamos –susurro cuando dejo de besarlo un segundo. 

Intenta hablar, pero lo beso sin dejar que diga una respuesta. Siento su cuerpo hirviendo debajo de mí. La temperatura de ambos comienza a elevarse. Amo todo esto. 

-Basta –deja de besarme y se pone serio. 

Beso su boca, pero jamás la abre nuevamente. Me rindo y frunzo el ceño. 

-No te hagas del rogar, Noah. Lo deseas tanto como yo. 

Por un momento creo que me quitará la blusa, pero lo único que hace es bajarla. Me siento a horcajadas sobre él y me cruzo de brazos. 

-Noah–espeto. 

-¿Que si lo deseo? –Habla al fin- Por supuesto. ________, si pudiera lo haría contigo día y noche. Pero mírate ahora. Estás llena de golpes. No quiero hacerte daño. Ni siquiera deberías estar sobre mí. 

Pongo mis brazos a sus costados y vuelvo a acercarme a sus labios. 

-No me importa –digo firme- No me harás daño. Me siento mejor que ayer. Vamos, Noah, no soy de cristal. ¡Hazlo!

Vuelvo a callarlo plantándole un beso sobre los labios. Quizás todavía tengo algunos golpes, pero este deseo es más grande. Su cuerpo es tan cálido y reconfortante. Ni siquiera puedo sentir el dolor ahora. 

Vuelvo a recuperar ese mismo calor. Mi cuerpo vuelve a agitarse, al igual que Noah. Tan sólo es cuestión de quitarme esta pequeña blusa y short que me dieron en el hotel. 

Me encanta ver a Noah sin camisa. 

De repente siento algo contra mi vientre que me hace dar un leve gemido. 

Sonrío. 

Y Noah cambia de posición. Ahora él está sobre mí sin lastimarme. Me toma por sorpresa y atrapa mis muñecas con sus manos para ponerlas contra la cama. Me quedo inmóvil. Arquea una ceja y sonríe. ¡Siempre es más inteligente que yo!

-Lo siento, preciosa. Hasta aquí. 

-P-pero… ya estabas tan listo. 

Noah baja un poco su mirada y luego vuelve a mis ojos. 

-Si supieras que siempre me causas esto. 

Se ha ido. Me dijo que era mejor que buscara las pistas de una vez. Llamó a Steven para que lo acompañara. Espero que tengan suerte y encuentren a la persona quien le está jugando esa mala broma a Noah. 

Abro uno de los libros que me dejaron por leer: ‘Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino’’ Julio Verne. Hablamos tanto de él en clases. Aun sigo fascinada, no pude haber elegido mejor carrera que literatura. 

Cuando me dispongo a comenzar a leer, un extraño sonido fuera de la habitación me distrae. 

Supongo que debe ser la mujer que limpia las habitaciones del hotel. 

Lo ignoro y vuelvo a abrir el libro que se me ha cerrado. 

‘El año de 1866 se caracterizó indudablemente por un…’

Ese mismo sonido vuelve a distraerme. Quizás deba pedirle a la mujer de la limpieza que venga más tarde. Dejo el libro a un lado y con dificultad comienzo a caminar. Abro la puerta de la habitación y observo hacia todas partes buscándola. Sin embargo, ella no está. 

Salgo de la habitación y comienzo a caminar en la pequeña suite del hotel. 

No hay nadie aquí. Debe ser porque en las habitaciones vecinas deben de estar trabajando en algo. Seguro que sí. 

De pronto, al darme la vuelta, encuentro a alguien que creí no ver en un tiempo. Creo que no fue así. 

-Hola, linda- dice Nicholas. 

Siento su puño sobre mi rostro y de pronto todo se torna negro. 

negocios miserables (Noah Schnapp Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora