Mis piernas tiemblan involuntariamente, y mis manos están empapadas de tanto sudor. Me siento realmente nerviosa por estar al frente. No tengo pensado ni la mitad de lo que diré. ¿Y si todo sale mal? Creo que acabo de descubrir que tengo pánico escénico.
Intento relajarme escuchando el discurso de Melanie, ella también parecía bastante nerviosa al subir, pero ahora se ve segura. Aunque no deja de jugar con sus manos y la borla de su birrete se agita continuamente.
-…Pero, por fin lo logré –dice, entusiasmada-. ¿Y ustedes compañeros? ¿No están orgullosos de sí mismos? Quiero decir… ¡Mírense! ¡Graduados! Yo estoy realmente feliz. Mi hermano me dijo que habría primero una invasión zombie antes de que yo lograra graduarme de la universidad. ¡Estoy graduada, hermanito! ¡Graduada de Harvard! ¡Ja!... Gracias.
Melanie mira al público esperando su reacción. Antes de que puedan decirle que se retire, yo aplaudo fuertemente y, por suerte, todos mis demás compañeros también lo hacen.
Melanie baja con una sonrisa y sus mejillas rojas. Llega rápidamente a mi lado y se sienta.
-Gracias –me susurra.
Le sonrío a modo de respuesta.
-Muchas gracias, señorita Raven –dice el profesor Rick al micrófono-, por ese buen discurso –Revisa su tabla y mira al público-. Bien, ahora… ¡Felicidades a la señorita _______ Reeves!
Me levanto y todos comienzan a aplaudir. Qué momento tan incomodo. Mi cabeza está en blanco, no tengo ni idea de lo que diré ahora. Sabía que debí haber escrito algo.
Avanzo con las piernas temblando y sin lograr pisar bien con los tacones.
De pronto escucho como mis compañeros me llaman. Me giro y me doy cuenta que se me ha caído el birrete de la cabeza. Me inclino para recogerlo y lo vuelvo a poner sobre mi cabeza. Mi rostro está ardiendo de vergüenza.
Cuando logro llegar arriba sin caerme, el profesor Rick me deja el lugar para ponerme frente al atril.
Observo a todo el mundo, y de pronto me dan ganas de vomitar. No recuerdo haber estado en una situación parecida. ¡Qué nervios!
Recargo mis manos en el atril y muerdo mi labio antes de empezar.
-Hola…-digo frente al micrófono-. ¿Cómo están todos? Yo por mi parte…-muevo los ojos hacia todas partes- me la estoy pasando increíble. ¡Estamos graduados! –Extiendo mis brazos, pero al ver que nadie ríe, los bajo y me quedo callada un segundo-. Sinceramente, no tenía nada planeado para decir, así que lamento que mi discurso apeste tanto.
Cuando levanto la mirada para observar a mis compañeros, lo veo a él mirándome atentamente. Tiene puesta una camisa blanca, un saco negro informal y unos pantalones del mismo color. ¡Me alegra tanto que esté aquí!
Rápidamente una sonrisa se dibuja en mi rostro y vuelvo a abrir la boca, pero con mi mirada en la de Noah.
-De la misma forma –digo- creo que ninguno de nosotros preparó algo. Creo que debemos decir las cosas que sentimos en este preciso momento y no las que creemos que debemos sentir, ¿me explico? –Aparto mi mirada de él cuando me sonríe y miro a mis compañeros imitándolo-. Me alegra haber estado 4 años de mi vida aquí. Todos y cada uno de ellos valieron la pena. Conocí a muchísimas personas que se convirtieron en mis amigos. Conocí maestros que me enseñaron miles de cosas que me servirán por el resto de mi vida. Sólo quiero darles las gracias a todos y a mi padre… Él no está más conmigo, pero sé que está orgulloso de mí. Y mi madre, ella tampoco está aquí, pero creo que también se sentiría de esa forma –suspiro-. ¿Saben una cosa? Creo que en la vida hay que cometer errores, porque, como nos lo han dicho nuestros maestros, aprenderemos siempre de ellos y trataremos de no volverlos a repetir. No tratemos de ser perfectos… Tratemos de ser personas ejemplares… Que un día, no nos baste con que nos digan que hagamos bien el trabajo, sino que nosotros sepamos en realidad que lo hacemos bien. Hay que estar satisfechos con nosotros mismos. Todos somos unos triunfadores. Sabemos lo que queremos. Y estamos convencidos que lo que nos propongamos saldrá bien… Muchas gracias, compañeros, por 4 agradables años. Felicidades a todos.
Entonces mis compañeros reaccionan de una forma que jamás esperé: se ponen de pie y me aplauden con mucho entusiasmo.
No puedo evitar desviar mi mirada para mirarlo. Él también aplaude y tiene una sonrisa en su boca. El profesor Rick me entrega un pergamino y un ramo de rosas rojo. Me abraza y le doy las gracias con una gran sonrisa en mis labios.
Bajo del escenario y recibo varios ‘Felicidades’ de mis compañeros. Al reunirme de nuevo con Melanie, ella me abraza con fuerzas y le respondo de la misma manera.
-Buen discurso, Reeves – dice Brandon a mi lado.
Dejo mi abrazo con Melanie y asiento con la cabeza.
-Fue mejor que mi experiencia con mi hermano –comenta Melanie-. Oh, te extrañaré tanto.
-Yo a ti, Mel –sonrío-. Mucho.
Me siento de nuevo en mi silla y escucho el discurso de Carin Hunter, la hermanastra de Brandon.
Después de tantos abrazos y fotografías, mis pies están agotados. Quisiera poder quitarme los tacones y dormirme en este verde pasto.
Noah está de pie con los brazos cruzados y una leve sonrisa en sus labios. Me acerco a él con las flores, mi pergamino y más reconocimientos en mis manos.
-Graduada, ¿eh? -bromea cuando estoy frente a él.
-Oh, cállate.
Rápidamente se inclina y toma mi rostro entre sus manos para besarme. Antes de alejarse por completo me da otro fugaz beso sobre los labios.
-Felicidades –dice-. Bonito discurso.
-Gracias.
-Tengo un regalo para ti.
Arqueo una ceja y lo observo buscando algo en sus pantalones. Luego de un rato, busca dentro de su saco y lo veo sacar una pequeña caja color negro con un moño dorado. Me lo entrega.
Acerco la cajita a mi oído y la agito para descifrar lo que se encuentra adentro. Como no logro oír nada, la abro y me sorprendo al ver una hermosa pulsera de oro con un pequeño dije de un corazón.
Miro a Noah y le doy un fuerte abrazo ignorando por completo que he aplastado mis rosas.
-Gracias, Noah. Es perfecto.
Él ríe y toma la pulsera para ponerla en mi muñeca y abrocharla.
-Hay algo más –dice.
-¿Algo más?
Asiente y observo la cajita en busca de algo más, pero sólo está el cojín en el que descansaba la pulsera.
-¿Por qué no intentas quitando ese cojín?
Vuelvo a mirar la caja y le obedezco.
Entonces mis ojos se iluminan y mi corazón comienza a palpitar violentamente al mirarlos. Saco rápido los boletos y accidentalmente dejo caer la caja al suelo.
-¡Boletos de avión a París! –Exclamo con entusiasmo-. ¡París! –Y mis ojos se inundan de lágrimas-. Oh, Noah… Dios mío. –Abrazo a Noah con todas mis fuerzas, y esta vez me aseguro de no hacer daño a mis rosas-. Gracias, Noah…
-Sabía que te gustaría.
-¿Gustarme? –Digo mientras seco unas cuantas lágrimas con el dorso de mi mano-. ¡Esto es más que increíble! No puedo creerlo…
-Jamás olvidaré la vez en la que me mencionaste que tu sueño era conocer ese lugar. Desde ese día, juré que algún día te llevaría.
Observo los boletos otra vez y frunzo el seño al ver la fecha.
-Cielos –exclamo-. Esto es para hoy.
-Exacto. Hoy.
-¿Cómo podré ir por todas mis cosas y…?
-Asunto arreglado –me interrumpe.
Me quedo boquiabierta.
-¿Cómo es que…?
-No preguntes –dice-. Sólo disfruta el momento.
Ambos sonreímos y no dudo en ponerme de puntitas para besarlo.
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negocios miserables (Noah Schnapp Y Tú)
FanficEsta historia es tipo chico mujeriego, el más guapo que las chicas se lo quieren comer con tan solo escucharlo hablar y que supuestamente no se enamora de nadie y luego sólo una chica logra enamorarlo . Esta es una historia adaptada, es de mis favor...