capítulo 74

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Me acerco a una mujer rubia, que parece ser una recepcionista. Cuando me ve sonríe.

-Hola -dice amablemente- ¿Puedo ayudarla en algo, señorita?

-Sí...eh... vine a ver al señor Taylor.

Baja su mirada y revisa algo que no alcanzo a visualizar. Un momento después vuelve a mirarme.

-Señorita Reeves. El señor Taylor llegará en un momento. ¿Puede esperarlo?

-Está bien.

Me alejo de ella y tomo asiento en un cómodo sillón de cuero color negro. Cruzo una pierna y bajo la falda para tapar un poco mis muslos. Espero con paciencia a que el abogado Taylor llegue.

Miro el reloj que está en mi muñeca. Dijo que sería puntual. Suspiro y apoyo mi barbilla en la palma de mi mano.

-Buenas tardes.

Me levanto inmediatamente y por fin veo llegar al abogado Taylor. Su cabello es canoso y tiene arrugas en su frente. Vaya que es viejo. Le sonrío y nos damos la mano.

-Señor Taylor. -le digo, a modo de saludo.

Él asiente. Me doy cuenta que hay un chico a su lado. Su cabello es castaño, algo alborotado y sus ojos son grices. Es... muy guapo. Me sonríe y le respondo de la misma forma.

-Señorita Reeves, perdón por el retraso. Podemos entrar.

Asiento y lo sigo. Entramos a una pequeña oficina. Huele a canela, seguro es una aromatizante. El señor Taylor me ofrece una silla que está frente a su escritorio y me siento. El chico de ojos grices se sienta en otra.

-Señorita. Él es Nicholas Rowling. Es mi asistente.

Oh, Nicholas. Él me da la mano y la entrelazamos. Es suave y cálida. Vuelve a dedicarme una sonrisa. Sus ojos son demasiado brillantes, pero... ahora son color cafes. Qué extraño. Me recuerdan a...

-Bueno -dice el señor Taylor- hagamos esto.

De su cajón comienza a sacar unos papeles y los pone sobre la mesa. Humedece sus labios con la lengua y se pone unos anteojos. Empieza a leer en su mente los documentos.

-Señorita Reeves, su padre hizo este testamento cuando descubrió lo de su enfermedad. Él estaba muy seguro de que moriría. Parece que así fue...

-Gordon -exclama Nicholas.

¿Gordon? Ambos lo miramos.

-Lo siento, señorita Reeves -se disculpa el señor Taylor- No quise recordarle eso.

-No importa. Siga por favor.

Asiente y comienza a leer el testamento, pero esta vez en voz alta. Me sorprendo por tantas cosas que me dejó Matt. ¿Qué haré yo sola en esa enorme casa y con tantas riquezas? En realidad, el dinero es lo último que me importa, sólo quiero a mi padre de regreso.

-Mi automóvil y...

-Basta -lo interrumpo- Ya entendí todo.

El señor Taylor deja el testamento en la mesa y se quita los anteojos. Me dedica una sonrisa.

-Creo que sabe lo que todo esto significa. Es usted una joven rica, señorita Reeves. Muy, muy rica.

-Sí, pero no me interesa en lo más mínimo.

Él agita su cabeza. Observo a Nicholas, sigue sentado y escucha atentamente. Luce muy elegante con ese traje.

-Sólo necesito que firme esto.

negocios miserables (Noah Schnapp Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora