En tu habitación

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Por mientras, ese día los dueños del restaurante Goh-Rong invitaron a Garu a pasar algunas noches en la habitación de Puca, ya que además de estar volviéndose loco con tanta soledad pues la casa estaba hecha un desastre.

No llevó muchas cosas, tan solo un par de mudas de ropa, su Katana (que gracias a Dios siempre la lleva encima y por ende, no se la han robado), un pequeño kit de aseo personal, su gato y una foto de su acosadora favorita.

—Siéntete como en casa.

Ho ayudó a el ninja con sus cosas, y le dio paso libre a la habitación en el ático.

Garu se sentó en la cama, viendo hacia las paredes y el techo, estaba todo repleto de fotos de él, aunque fueran copias de el mismo retrato igual habían muchas de estas capturas en prácticamente toda la habitación.

Mio hizo caso omiso de todo esto, pasó directamente a la cama de Yami y se acostó junto a ella.

Garu veía todo eso, aunque le causaba nostalgia y melancolía, de alguna manera también se sentía bien, debido a que prácticamente podía sentir la presencia de su amada, podía percibir a Pucca, la chiquilla intrépida que siempre se salía con la suya.

Él procedió a lanzarse en la cama, era suave y deliciosa, y también olía a ella (a pesar de que había pasado casi un mes desde que ella no duerme allí).

Por un momento él se sintió demasiado a gusto, casi al punto de olvidar que ella no estaba, ya que la sentía.

Luego, se le ocurrió una idea un poco maleducada, pero ¿Qué se le iba a hacer?

Aprovechó que los tíos de Pucca le habían dejado solo en la habitación, y empezó a revisar las cosas en la misma.

Primero revisó un par de gavetas de una simple mesa de noche, no veía la gran cosa, si acaso un par de papeles o perfume.

Después, abrió el clóset, ¿Qué esperabas ver? Sólo estaba la amplia colección de vestidos rojos de Pucca, en varios modelos, con varias telas, algunos con escote, sin escote...

Cerró el clóset, empezó a revisar las gavetas de un mueble. Garu estaba tan distraído revisando las cosas que aún no se percataba que lo que estaba haciendo estaba mal.

Abrió la primera, habían medias y pantis, decidió no ver esa.

Abrió la segunda, encontró algunas toallas y piezas de traje de baño. Él se sonrojaba de tan solo imaginarla vestida con un bikini rojo ardiente.

Abrió la tercera, sólo ropa.

—Garu, ¿Pero qué rayos estás haciendo?

De la nada apareció Linguini, quien quería saber cómo la estaba pasando Garu, y al parecer ya tenía la respuesta.

—¡Ah! P-Pues yo buscaba... Buscaba algo.

—¿Sí? ¿Qué buscabas? ¿Necesitas algo?

—Oh, pues yo... Yo buscaba u-unas ligas para mí, las que cargo ahora están a punto de romperse.

—No te preocupes, Pucca tenía algunas en su mesa de noche.

—Agh, que tonto soy, muchas gracias.

—Garu, ¿No te importaría sustituir a Pucca en su trabajo?

—...¿Sustituirla?

—Sí, verás, sucede que esta es nuestra única fuente de ingresos, y necesitamos dinero, para subsistir, jeje.

—Sí, claro, claro, no se preocupe, ¿Cuando empiezo?

—Mañana por la mañana si te parece bien.

—De acuerdo, cuenten conmigo.

✘ Rσנσ Ʋιησтιηтσ ✘ (SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora