Goh-Rong está de vuelta, ¿Pero a qué costo?

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Siguiente día, Goh-Rong por fin abre sus puertas después de casi un mes, claramente no era lo mismo, sin ver a una chica sonriendo mientras entrega los platos; pero esto no detuvo ni a sus dueños ni a los empleados.

Garu a demás de ser un buen mesero, también ayudaba un poco en la cocina, era natural en su ser hacer varias cosas a la vez, y eso le venía bien al restaurante.

Todos estaban satisfechos, disfrutaban del sabroso sabor de la comida, definitivamente no era para menos.

Todo iba bien, incluso, Abyo y Ching fueron a almorzar, ya que le habían dado de alta; estaba un poco delicado pero aún así tenía oportunidad de ser cuidado en casa.

Hasta la Diosa del fuego, quien es pareja de Ho, asistió a la reapertura del restaurante.

Ring Ring incluso, también asistió, pero sólo para ver a Dada entregando la comida y lanzarle piropos por mientras.

Todo parecía alegría, pero no lo era para Garu.

Cada vez que entregaba o llevaba un plato, cada vez que recibía elogios de los clientes recordaba a su querida niña quien ahora era una de las más buscadas, no sólo por haber sido secuestrada, también por los crímenes que había cometido, como agresión, allanamiento de morada, hurto de armas, entre otros...

Y mientras en ella pensaba, alguien completamente inesperado abrió las puertas del restaurante.

—Quiero pedir el menú del ninja malvado diurno.

Meneando sus caderas, ella se sentó a esperar recibir la carta.

Efectivamente, era Pucca.

Pero no llevaba sus moñitos, ni su vestido, ni su sonrisa.

Como todos en la aldea son una cuerda de tontos ciegos e inútiles, nadie se dio cuenta.

Nadie excepto la única persona ahí que no era ni tonto, ni ciego ni inútil.

(...)

Garu se acercó hacia Pucca, se agachó a su altura y empezó a susurrarle.

—¿Dónde has estado todo este tiempo?

—Pst, ¿Te importa? Dame la condenada carta.

—Esto es en serio, nos has tenido a todos preocupados...

—Ajá, sí, no te he preguntado.

—Pucca, ¿Por qué te has decidido volver malvada?

—Eso no es asunto tuyo, dame la miserable carta o voy a arrastrarte por el suelo.

—«No creí que nuestra primera conversación fuera así» Pucca, tú ya no... ¿Me quieres?

—Agh, eres demasiado molesto, ¿Quién amaría a un idiota como tú? ¿Eh? Tobe me ha abierto los ojos (Literalmente) y me he dado cuenta de lo imbécil que se puede ser con tan solo mirarte— Se levantaría de la silla, molesta. —Por gente como tú las personas se hacen malvadas.— y en un arranque de rabia, voltearía la mesa, para luego irse del establecimiento.

—¡S-Señorita! ¡No puede hacer eso!— Dada iba corriendo en dirección a Pucca (sin saber que era ella) para reclamarle, pero Garu se lo impide.

—Déjala... Es sólo una desconocida...

—P-Pero no puede hacer eso.

—Yo lo arreglo, descuida.

(...)

El restaurante cerró pronto, en la noche.

Garu subía las escaleras hacia la habitación/ático de Pucca, pensado en lo que le había dicho.

«¿Quién amaría a un idiota como tú?» «Por gente como tú las personas se hacen malvadas» «Me he dado cuenta de lo imbécil que se puede ser con tan solo mirarte».

Paró un momento, y se quedó pensando lo que debería hacer cómo por cinco minutos.

Luego las volvió a bajar y salió del restaurante.

En la entrada, usó su Garusión-ilusión.

(...)

—¡Garu! ¡Garu! Oh Por Dios, ¿Qué te has hecho?

—Nunca creí que fuera capaz de hacerse algo así.

—Vaya, amigo... Ojalá te recuperes pronto.

—Pero no entiendo, ¿Qué pasó? Si el día de ayer parecía muy contento.

—No lo sé, Linguini, pero a mi me parece que no fue del todo así.

—¿Por qué a cada rato debe haber alguien muriéndose? Primero Abyo y ahora Garu.

—Hey, nena, a mí me atacaron, él se intentó matar.

—¿¡Y eso es mejor!?

—No se preocupen, Ho, Linguini y yo cuidaremos de él.

—Esperen, creo que está despertando.

✘ Rσנσ Ʋιησтιηтσ ✘ (SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora