Capitulo 3

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Ingresaron a su casa, ambos notaron como es que su padre de nuevo no estaba así que simplemente caminaron hasta su cuarto cerrando la puerta dispuestos a descansar. A la mañana siguiente Katsuki retomo su rutina, sin embargo, tuvo que hablar con Kouta preguntándole si podía quedarse con Emi ya que el resfriado de la señora Kamiya había empeorado haciendo que sus hijos la llevaran al hospital, agradeció que su hermano era un buen chico y hacía todo lo que le decían.

-Buenos días Aizawa-

-Buen día muchacho, me agrada que seas puntual- Le entrego aquel mandil blanco que utilizaba como empleado del lugar- Hazme el favor de comenzar a acomodar las mesas-

-Claro...-

- ¿Puedo preguntarte algo? - Katsuki se puso nervioso, ¿Acaso le cuestionaría su forma de trabajar? ¿Hizo algo mal? ¡Demonios!, no podía perder ese trabajo ya que sus propinas permitieron que comprara algo decente para cenar con su hermanito.

- ¿Qué... ¿Qué sucede? -

- ¿Le dijiste algo a Midoriya anoche? - Así que a eso iba todo, se dijo mentalmente.

-Solo le pedí que no se metiera con mi hermano- Aizawa salió de la barra para colocarse frente a Bakugou, no creía que el chico fuera malo, pero debía de sucederle algo para que se comportara de esa forma, jalo dos sillas para ponerlas una frente a otra.

- ¡Explícame! -

Katsuki sabía que no tenía muchas opciones, además de que tal vez si el mayor supiera su historia podría entender el porqué de los permisos que había pedido el día anterior. Aizawa le prestaba atención sin perder ningún detalle de lo que decía, mientras que Katsuki seguía hablando sin que lo interrumpiera, solamente estaba delante de él con los brazos y piernas cruzados.

-Tranquilo muchacho, no te voy a correr ni a decir nada- Katsuki se relajó levemente, temía que en cualquier momento el mayor le dijera algo sobre la situación- ¿Entonces no estas estudiando? -

-No, mi papá dejo su trabajo y estuvimos a punto de que nos cortaran todos los servicios debido a la falta del pago, no podía permitir que Kouta sufriera de esa forma-

- ¿Realmente tienes 17 años? -

-Aunque intentara fingir más edad no tengo un papel que lo avale, además deje mis estudios y nadie contrata a un chiquillo que según ellos no sabe nada-

- ¿Actualmente que hace Kouta? -

-El sigue en la escuela, no dejare que su vida se vea afectada-

- ¿Quién lo cuida cuando tu no estás? -

-Una de mis vecinas me apoya, la conocemos desde que mi mamá estaba viva... Pero desgraciadamente está enferma y hospitalizada- Aizawa suspiro, sus predicciones estaban en lo correcto.

- ¿Qué harás? -

-Quería preguntarle si su oferta sigue en pie, le juro que Kouta es un chico tranquilo y no le va a generar problemas a su esposa- De nuevo Aizawa suspiro, pero por lo menos en esta ocasión una pequeña sonrisa se formó en su rostro.

-Llamare a Joke, pero tú debes de ir por tu hermano y llevarlo a mi casa ¿Entendido? -

-Si, muchas gracias-

Aquel día transcurrió de lo más tranquilo, no había tantos clientes por lo cual Katsuki y Aizawa se hacían preguntas esporádicas, el menos se enteró que los dos hijos de Aizawa no eran biológicamente de él, eran chicos que había adoptado junto a su esposa poco después de que se casaran pero quería a ambos como propios, también se enteró de que era amigo del padre del inútil asustadizo peliverde desde el instituto pero al salir perdieron contacto hasta que comenzó a trabajar en la pista de hielo que quedaba frente al local... Además, tenían dos gatos de mascota. Aizawa por su parte se enteró que aquel muchacho llevaba de las mejores calificaciones cuando aún estudiaba, que practicaba en el equipo de lucha, pero tuvo que dejarlo todo cuando su vida comenzó a cambiar poco a poco.

Perderte otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora