Capítulo 2

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Luego de que le haya contado a mis padres de lo sucedido con Martín, decidieron hacerle caso a la directora y mandarme al psicólogo.

Era miércoles y estaba yendo al consultorio de un psicólogo, al principio me pareció una absurda idea que sea hombre ya que no soy de hablar mucho con los hombres respecto a lo que me pasa, hubiera preferido que fuera una psicóloga, pero después agradecí que fuera hombre.

Entramos al lugar y todo estaba muy tranquilo, tan tranquilo que te incomodaba. Había una chica joven de al rededor de 30 años aparentaba.

- ¿En qué puedo ayudarles? -preguntó amablemente.

- Venimos para la cita de las 16 con el doctor Fabricio Emerson -informó mi papá.

- El doctor todavía está con un paciente, en 5 minutos debe de terminar -informó la asistente.

Nos sentamos con mis padres a esperar a que saliera ése paciente.

- ¿Sabían que pueden irse y dejarme sola? -pregunté para que se fueran.

- Lo sabemos pero queremos esperar -respondió mi madre. Mis padres son los seres más buenos de todo el planeta, pero sobre protegen a su única hija.

- Aunque no me sería tan incómodo que estén acá, si es una hora nomás que voy a estar hablando con él y listo.

- No importa, cuando entres nosotros nos vamos al auto y después nos avisas cuando quieras que te vengamos a buscar -dijo mi papá.

- Sería mejor si tuviera auto, entonces no sería una carga para ustedes.

- No sos una carga hija, nosotros estámos a gusto llevándote a todos lados -replicó mi mamá.

La puerta del consultorio se abrió y salió un chico de al rededor de 15 años, y era muy obvio que ése no era el doctor, así que ni me levanté.

- Nos vemos la semana que viene doctor -informó el chico. Me vió ahí sentada y me sonrió, yo le devolví el gesto y el chico salió.

- ¿Qué tanto sonreía ése? -preguntó el celoso de mi papá. Si es verdad, tengo un papá super celoso.

- Ay pa, ya está, fue una sonrisa, tampoco es que me pidió matrimonio o algo por el estilo.

- Señorita Driscolld, puede pasar -se escuchó. Me levanté y fui al consultorio.

- Después les aviso cuando termine -le informo a mis papás. Y me decido por entrar.

Entré y el dicho doctor estaba anotando algo, así que no le vi la cara. Me quedé ahí parada en la puerta, no sabía qué decir o qué hacer, ésto era totalmente nuevo para mi, nunca había ido a un psicólogo.

- Puede sentarse y si quiere puede cerrar la puerta -informó sin levantar la cabeza.

Tal y como dijo cerré la puerta y me senté en frente de él.

- Bien señorita Driscolld, por lo que veo la mandaron al psicólogo por un problema que tuvo con un compañero, ¿Quiere contarme qué fue lo que pasó para que pasara éso? -preguntó amistosamente mientras levantaba la cara.

Cuando lo vi, Jesús María y José, pensé, ése doctor no superaba los 23 o 24 años, pero era jodidamente hermoso, su cara no presentaba ninguna falla, ésos hermosos ojos verdes, ése pelo color castaño claro.

No sabía ni qué responder ante su pregunta, porque me había quedado como tarada mirándolo y admirando cada parte de su cara.

- Eh... lo que pasó fue que... -dije nerviosa, como odio cuando me pongo nerviosa.

Enamorada de mi psicólogo©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora