Capítulo 34

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Bien, parece que la vida está empecinada en arruinarme y por éso me pasan éstas cosas.

Les doy una descripción de la situación en la que me encuentro.

Mi papá está con una cara que le daría miedo hasta al mismísimo diablo y Fabricio se encuentra despreocupado de todo, como quien no quiere la cosa.

- A ver -mi padre respira profundo-, vamos de nuevo porque tal parece que no me escuchaste bien -hace una pausa-. ¿Por qué razón mi hija, mi princesa, mi bebé tiene un chupón en el medio del cuello? -mi madre lo toma del brazo y tira de él para que no trate de hacer nada precipitado.

Me acerco lentamente a Fabricio y tomo su mano para indirectamente decirle que estoy con él, típico de novela mexicana.

- Papá... -mis palabras quedan en el aire porque Fabricio me interrumpe.

- A ver suegro -me quedo con la boca abierta al escucharlo hablar así y referirse a mi papá como "suegro", que rápido agarra confianza-, si su hija, MI princesa y novia tiene una marca en su lindo cuello -me sonrojo al escuchar éso-, es porque claramente algo pasó, algo que no es de su incumbencia -tanto mi mamá como yo estámos con la boca abierta porque no podemos creer lo que acaba de decir.

Dios, perdoná a éste pobre mortal que no sabe lo que dice y a quién se lo dice.

- Emerson -el tono de voz de mi papá es en modo de advertencia.

- Agustín, ¿Qué te dije anoche? -mi mamá lo corta en seguida y su mirada es un tanto amenazante.

- Pero él... -no deja que termine de quejarse.

- Shhh, no digas nada y no te metas, nuestra hija es grande y sabe lo que hace, además lo conocemos a él desde que era chiquito, hay confianza -mi papá baja sus brazos en señal de rendición. Mamá lo toma del brazo y nos sonríe-. Pasemos a la sala y tomemos algo, ¿Les parece? -lo miro a Fabricio y asentimos.

Lo tomo del brazo y pasamos juntos a la sala para luego sentarnos en uno de los sillones.

Al cabo de un rato nos trajeron café y estábamos tranquilos tomando, mientras papá no dejaba de mirar de manera amenazante a Fabricio y tampoco era como que se esforzaba por disimularlo.

- Hija -hago un sonido en respuesta a mi mamá-, ¿Al final si se pusieron de novios y hace falta que nosotros hagamos algo? -me ahogué con el café y empecé a toser como una bestia.

Ay Dios mío me voy a morir. Ésta mujer va a matarme.

Fabricio me dá palmadas en la espalda para que se me pase la tos pero no puedo, es que me dejó atónita lo que me dijo.

Luego de 5 minutos pude calmar la tos y poder recuperar el aliento. Aunque no soy capaz de mirar a mi mamá a la cara sin ponerme roja por lo sucedido.

Es increíble que sea tan sincera, ¿Acaso no se da cuenta de que me dá vergüenza ésto? Es todo super loco en ésta família.

- Mamá... -Fabricio no me deja terminar porque me toma de la mano mientras habla.

- Sí señora Driscolld, por fin estamos juntos de nuevo -lo veo a los ojos y tiene una sonrisa hermosa. Puedo ver el amor con el que me mira y sé que él ve lo mismo cuando me mira a los ojos.

Mi mamá aplaude emocionada porque por fin me ve de novia con el chico que siempre me gustó.

- Tenemos que celebrar ésto, merece una celebración honorable -busca su teléfono y se va a hablar por teléfono.

Papá la mira y sólo es capaz de abrir un poco la boca para decirle una cosa a Fabricio.

- Cada lágrima que derrame mi hija -hace una pausa-, es una bala más para tu cuerpo, ¿Entendido? -abro los ojos de par en par al escuchar la amenaza de mi papá y quiero hablar porque no quiero que Fabricio se asuste pero él se ve tranquilo.

Enamorada de mi psicólogo©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora