Capítulo 27

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N/A: Quiero que sepan que bueno éste cap lo escribí porque necesitaba salir de la realidad que me rodea. El 10 de mayo mi abuelo materno partió y mi mamá está bastante triste por éso y yo trato de levantar un poco su ánimo porque ella es depresiva, y me duele que mis intentos por hacerla sonreír sean tan fallidos, por ende el cap lo hago más que nada para salir un poco de mi realidad y poder por fin tener el control de algo y moldearlo bien para que quede perfecto. Espero que les guste.

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Fabricio.

Era la única palabra que cruzaba por mi mente.

Lo vi otra vez.

Vi al hombre que me está destruyendo poco a poco.

Vi al hombre que quiero pero que debo soltar porque no es mío.

Es de ella, de Victoria Michelson, la hermana de Martín.

Siempre va a ser de ella, porque ella es la que está esperando un hijo de él.

No importa qué diga, él es de ella y nunca va a ser mío.

Nunca voy a poder besarlo de nuevo.

Nunca voy a poder estar cerca suyo y sentir como sus manos y abrazos me calman en momentos de tensión.

Nunca voy a poder escuchar su voz calmando mis ataques de pánico.

Nunca más voy a poder admirar a ése Dios griego que me robó el aliento desde que era una bebé.

Y no importa cuánto llore, él jamás va a ser mío, porque ya tiene dueña y es más que seguro que va a casarse con ella para vivir una vida juntos.

Lo que daría yo por ser su esposa y poder verlo a los ojos cada mañana, como aquella vez que dormimos juntos.

Pero nunca va a ser así, porque todo ya está hecho.

No hay marcha atrás.

Sólo me queda verlo ahora y desde ahí, nunca más voy a poder admirarlo de cerca como ya lo he hecho.

Miro detenidamente como entra a mi habitación y mis ojos sólo pican por dejar salir las lágrimas, pero no, no van a salir.

Debemos ser fuertes Helena.

Lo sé consciencia, lo sé.

Sólo estoy parada como una estatua, parezco un zombie.

Pero éste zombie tiene noción de todo y también sufre.

Sufre como nadie se lo imagina, porque el dolor que siento nadie lo siente.

Y es porque no lo demuestro.

Y ahora tampoco va a ser la excepción.

Hago que las lágrimas se vayan y sólo me quedo ahí parada esperando que me diga lo que me va a terminar de matar, pero también me va a ayudar a entender que él no es mío y que jamás lo fue, porque por algo la vida nos separó cuando fuimos chicos.

Al estar a dos metros de mi se dedica a mirarme.

No estés tan lejos que me duele más de lo que te imaginas.

- Hola Helena -su voz, cuánto la extrañé, sólo la escuchaba en mis recuerdos y sueños, mas no en la realidad-, ¿Cómo estás? -me dedica una sonrisa, ésa sonrisa que sólo yo veo, ésa sonrisa que me encantaba ver, pero que ahora me hace sentir desdichada.

Enamorada de mi psicólogo©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora