Lamer, besar y tocar 1/2

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¡Habían declarado cuarentena!

Oficialmente ya debía permanecer encerrada sí o sí, lo peor es que no me fui a la casa de mis padres a tiempo, ahora me iba a tocar pasarla sola, sedienta y triste en este jodido y reducido espacio.

En este momento me encontraba en mí cuarto mirando al techo y sin hacer nada. Me quede dormida y cuando desperté lo hice por el sonido de mí teléfono.

Trate de despegar los ojos y lo logré entre maldiciones, tengo un genio de los mil demonios cuando no duermo lo suficiente.

Nunca es suficiente para mi, cuando se trata de dormir.

—Diga—respondí sin siquiera ver de quién se trataba.

—Te perdiste la clase—me senté de un salto y de repente ya no tenía sueño.

La bendita clase online, pero eso no es lo más, sino quien me estaba llamando.

¡Nicolás!

Ave Maria, no sé de dónde sacó mí número ni me importaba, lo único en lo que podía pensar es que era la primera vez que me hablaba.

—¿Eres muda?—leyeron eso, fue mi vergüenza saliendo de aquí.

—mmm—me aclaré la garganta—me quedé dormida—confese.

—En fin le saque tu número del grupo porque hay que realizar un trabajo de dos y tú no entraste a la clase y yo tampoco, por lo que nos toca juntos—termino explicándome y tuve que contenerme para no gritar de la emoción.

Lástima que iba a ser un trabajo online.

¡Puto virus!

—perfecto—me escuché más emocionada de lo que pretendía—cualquier cosa lo hablamos por Whatsapp—eso fue una indirecta para que me agregue.

—bien—y dicho esto me colgó y por fin pude gritar y saltar libremente.

¡Oh Dios mío su voz!

Que hombre señor, que hombre.

Me plantee volver a dormir pero lo pensé mejor y decidí ir en busca de Gabriel para contarle lo de Nicolás. En este momento él era lo más parecido a un amigo que yo tenía, además de que nos habíamos vuelto más cercanos desde que le hice la mamada de eso hacia ya una semana y media, habíamos vuelto a ligar pero yo no había podido dar el siguiente paso, siempre terminaba deteniendo todo.

Tenía miedo de estar cometiendo un error, al fin y al cabo no soy tan libertina como pretendo.

Me arregle un poco y salí a buscarlo, pero en cuanto cerré la puerta a mí espalda me arrepentí totalmente. Una mini fiesta estaba siendo llevada a cabo por Anne y Gabriel junto a dos chicos que bailaban con Anne de manera muy sexy.

¿Conocen ese momento en el que llegas a un lugar y todos te miran?

Bueno pues yo lo acabo de vivir, y en pijama de Bob esponja, tragame tierra.

—¡Chica de al lado!—grito Anne y supe que está estaba ebria en cuanto corrió hasta mí y me abrazo—eres una belleza—asenti—tienes que salir más chica de al lado—su aliento me golpeó y sin ser borde me vi obligada a alejarla, pero está no estaba dispuesta a dejarme ir así que me tomo de la mano y me llevo hasta donde estaban los dos desconocidos y Gabriel.

—Ellos son Lenny, y Carl—me presento y sonreí con algo de timidez—ella es la chica de al lado—vaya seudónimo me ha puesto.

—eres guapa—comento Lenny, el también era guapo, era fornido, moreno y ardiente y el otro Carl, no se quedaba atrás de lejos podía ver el buen culo que se cargaba y ni que decir de su boca carnosa y rosada, su piel bronceada y su cabello raspado a ambos lados.

—gracias—ellos también estaban algo alcoholizados, mí mirada fue a parar en Gabriel quien se había mantenido indiferente a quienes estábamos allí, un cigarrillo adornaba su mano izquierda y una copa la derecha.

El humo solo provocaba que sus ojos grises se vieran más misteriosos de lo acostumbrado.

Lenny, y Carl siguieron a Anne hasta la cocina y yo aproveché para acercarme a D'Angelo.

—Hola—me coloque al frente suyo.

—Hola angelito—me respondió y posteriormente expulsó el humo en mí rostro lo que me provocó toser—tan inexperta como el primer día angelito—se burló y le saque la lengua en un gesto infantil, pero eso fue un error porque en un movimiento rápido se acercó a mí y sostuvo la punta de mí lengua entre sus dientes.

Me soltó y fundió su mirada con la mía, luego volvió a su postura de antes, y supe que lo hizo porque Anne y sus amigos aparecieron a los pocos segundos.

Al menos eso creí.

—¡D'Angelo vamos a jugar!—grito Lenny , Gabriel me sonrió antes de irse hasta donde se encontraban Anne y Carl.

Lenny camino hasta a mí.

—¿Juegas?—iba a negarme pero entonces vi su mirada retadora que me  gritaba "cobarde" y acepté jugar solo para demostrarle que a mí nadie me reta.

Hicimos un pequeño círculo y esperamos a que Lenny hablará, al parecer era quien había organizado lo que fuera que fuéramos a jugar.

—Ok—dijo para captar nuestra atención—vamos a jugar a, lamer besar y tocar—Anne sonrió como una niña pequeña, Carl se tomó un trago y Gabriel se limito a asentir yo por mí parte quería echarme para atrás pero no iba a quedar como una mujigata, así que a jugar.

—usaremos una botella, le daremos vuelta y quienes salgan van a elegir con que cumplir—explico Anne, más para mí que para sus amigos.

El juego empezó.

Me sentía nerviosa, ansiosa y extraña, Gabriel no actuaba de manera normal.

—¡Gabriel y Lenny!—exclamo Anne, pensé que iban a negarse pero para mí sorpresa no lo hicieron.

¿A Gabriel también le iban los chicos?

Me pregunte.

—¿Que eligen?—por vez primera escuché la voz de Carl, y oh por Dios su voz ronca me causó la misma sensación que Gabriel, ha de ser porque ambos son jodidamente calientes y varoniles, o porque yo estoy muy falta de verga.

—tocar

—lamer

Respondieron al mismo tiempo.

—¡Pero yo quiero lamer esos abdominales!—se quejo Lenny, y fue allí cuando percibí el toque femenino que traía consigo.

Lenny era gay.

—calma ahí mariposa, vas a tocarlos y listo—setencio D'Angelo.

Lenny se rindió y procedió a introducir la mano por debajo de la camiseta negra que llevaba Gabriel.

¡Yo quería ver los abdominales!.

—¡eeh alto ahí!—el moreno quiso bajar más pero no le fue posible.

La botella giro otra vez y vaya sorpresa.

Salí yo, pero no con Gabriel sino con...

Continuará.




Cuarentena De Perversión ||COMPLETA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora