El periodo, un corazón roto, un dilema con mi moral y un tipo que no deja de llamarme, ah y Nicolás que me pide fecha para un trabajo del cual no recuerdo ni la sopa. Definitivamente no era mi semana favorita. Por suerte el primero en ser mencionado pronto ya no seria un problema.
Tomé una ducha bien fría y en ella bañe mis lágrimas, luego salí a por un tarro de helado y posteriormente busque comedia románticas en Netflix porque si iba a llorar, lo iba a hacer a lo clásico, si señor.
Así me pase el resto de la noche, ya para el día siguiente me sentía mejor, pero eso no quita que las palabras y las verdades de Gabriel aún no resuenen en mí mente.
¿Cómo fui tan tonta?
¿De verdad estaba enamorado de mí?
Preguntas como esas eran las que no me dejaban en paz, además de una terrible angustia porque D'Angelo había deshecho el match.
Joder eso me hirió.
Decido salir de mí cueva, y me dirijo a la cocina, comer siempre es bueno para mí.
—Salio la vampiresa de su ataúd—la voz cantarina de Anne, me hace girar a verla. A diferencia de mí ella se veía fenomenal y su cabello rojo no parecía un nido de pájaros como el mío, además de que ella si se ponía algo más que una pijama.
—Hola—me límite a decir, Dios, no quería ni debía odiar a esa chica, pero malditos celos.
—¿Semana de Andrés?—me sonríe sentándose a mí lado.
—¿Es muy obvio?
—No, pero soy muy intuitiva—toma mí funda de papitas sin siquiera pedirme permiso, ella es tan ella.
No puedo odiarla.
—Es raro verte aquí—trato de romper el hielo que yo misma he forjado.
—No me gusta quedarme mucho tiempo en un mismo lugar, soy una chica joven y trato de vivir como tal.
Algo me dice que aquello fue una indirecta muy directa para mí, solo había que verla y verme para darse cuenta.
—Me gustaría ser igual, pero justo ahora que quiero no puedo—le respondo y es verdad el virus me ha sacado del cascarón pero al mismo tiempo me mantiene dentro.
—Puedes, claro que puedes—me responde con la boca llena, guarda silencio y luego prosigue—tú y Carl eh—la sola mención de ese nombre me pones de malas, es el culpable en cierto modo de que D'Angelo me haya pateado fuera de su vida.
—No hay nada entre los dos—le confieso honestamente.
—Te creo—me mira fijamente y un toque de seriedad aborda su mirada—El efecto de Gabriel D'Angelo no da cabida para alguien más—me dice y automáticamente siento vergüenza.
Ahora se creerá que soy una cualquiera que va ligando con novios ajenos.
Perfecto, seguimos mejorando(nótese el sarcasmo).
—Cuando empecé a verlo no sabía que eran novios—no responde ni siquiera se inmuta—En todo caso deberías pedirle explicaciones a él no a mí.
Se ríe de manera escandolasa y sarcástica.
—Tranquila, tranquila—palmea mí espalda—No soy del tipo de chica que cela, o aborda a otra por un chico, Gabriel y yo ante todo somos amigos—su madurez me hace sentir como una hormiga—D'Angelo es complicado, tu tampoco eres fácil así que van a tener mucho que trabajar, pero estoy segura que de querer pueden hacerlo, Carl es solo una piedra pequeñita dentro del montón de arena que tú y Gabriel son—me quedé pasmada.
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Cuarentena De Perversión ||COMPLETA||
Roman d'amourBASADA EN HECHOS REALES. "El angelito quiere compañía" Aquel mensaje fue suficiente para desatar a lo que Angélica recordaría como una cuarentena llena de perversiones encantadoras y peligrosas. Ella nunca imagino que crearse un perfil de tinder po...