Juego de tres

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Incómodo, raro, intimidante.

La tensión entre los tres podía cortarse de ser necesario, yo me estaba conteniendo hasta de respirar.

Gabriel actuaba como un crío mientras comía galletas y molestaba a Nicolás y este último al parecer era más paciente de lo que yo había imaginado porque se mantenía impacible todo el rato.

—¿No están aburridos de hablar de máquinas?—estudiabamos ingeniería industrial y el trabajo consistía en buscar una solución que disminuyera el daño de las maquinarias al medio ambiente.

—Puedes irte si tú lo estás—le anime a irse porque realmente era una situación incómoda.

—Baaah—se mofa—me quedó—expulso el aire contenido en un intento por hallar la calma.

Se recostó en la cama y coloco los pies encima de Nicolás cómo si fueran amigos de toda la vida.

¿Qué diablos le sucede a D'Angelo?

—¿Podrías?—Nicolás le señala sus pies y siento una vergüenza incomparable por lo bochornoso de la situación.

—Estoy cómodo así—siento algo de rabia por su actitud, no soporto cuando alguien quiere controlarme porque recuerdo a mi madre y sus ganas de convertirme en un mero títere.

—¡Basta!—grito a la vez que me levanto de la cama—quitale los pies de encima—como no me hace caso se los quito yo—Sal de aquí D'Angelo—le ordenó y ni se inmuta.

—No pasa nada Angélica, podemos hablar lo que falta por WhatsApp—Nicolás intenta ser el adulto y no se lo permito, Gabriel no va a decidir cuándo yo realizó un trabajo.

—No, tú te quedas y el se va, así de simple—clavo los ojos en el susodicho y finge que tiene sueño.

Caigo en cuenta de la persona con la que estoy tratando y decido que si quiero que reaccione entonces debo empujarlo a que lo haga.

—Sigueme la corriente—le susurro a Nicolás quien me mira sin entender.

Me acerco a él lo más que puedo y entonces parece comprender a lo que me refiero.

Sus ojos café me observan con detenimiento, como esperando a que me detenga.

No lo hago, avanzo.

Me toma de las caderas y así sin más estampa sus labios con los míos.

Respondo, pero mis ojos están abiertos en busca de aquella mirada tormenta y su reacción.

Se levanta de la cama y empieza a caminar.

Por un momento creo que se va. Pero entonces lo siento detrás mío y su sola respiración en mi cuello es suficiente para acelerar mis latidos.

Detengo el beso.

—¿Qué haces?—Nicolás abre los ojos y comprende a quien y porque me refiero.

—Me uno al juego.

Besa mi cuello y una corriente de electricidad me recorre.

Nicolás intenta alejarse, pero el brazo de Gabriel lo alcanza y lo apega a mi.

No reacciono.

—Es un juego de tres—nos dice.

Se aleja de mi justo cuando yo empezaba a disfrutar, se aproxima a mi invitado y sus altura casi coinciden pero el pelo desmarañado de Gabriel lo hace lucir más alto.

—Algo me dice que nos has parado de verme desde que llegaste, amiguito—aquello me toma por sorpresa.

¡Todos los chicos lindo son gays!

Cuarentena De Perversión ||COMPLETA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora