Hayden

417 19 0
                                    

No sabía por que me había enamorado de ella, la primera vez que me la presentaron ella tenía unos cinco años, parecía a una muñeca en porcelana que nunca debía pertenecer a un monstruo como yo, ella siempre fue amable conmigo y me decía que nunca debía pensar de que era un monstruo. Era muy bonita, sus ojos azules me hacían recordar el cielo pero cuando la tuve cerca de mi, vi que cambió mucho en personalidad pero también físicamente.

Tenía que tener un ojo en ella, normalmente traigo a mis mujeres cuando ellas pasan la edad de ser mayores pero Silvia era una excepción, tenerla lejos de mi hacia que me sintiera inseguro, entonces decidí traerla lo antes posible a mi palacio pero sabía que se escaparía, entonces mande a unos de mis leales guardias de traerla ante mi, sin lastimarla, el me obedeció y salió a recogerla.

Me prepare para estar presentable cuando ella llegará, pedí a la bruja que hacia el hechizo de que la luz del día nunca entrara a mi palacio, hiciera que mi castillo fuera más amigable para una jovencita de diecisiete años, ella me miro y sonrío y me dijo que iba hacer todo lo posible, me fui a ver a mis nueves mujeres de que se comportarán, ya que tendríamos una nueva, ellas me miraron enojadas, cuando oí la voz de la mujer que una vez amé, su nombre era Amy, se parecía un poco a Silvia, sólo que ella no tenía los mismo ojos que mi muñeca. La mire y le pedí que las educara un poco, cuando salí ella tomo mi mano y me susurró.

-Sabes, no se a que se parece pero ten cuidado, no puedes enamorarte de ella, ya que el siglo sigue y tu príncipe de la oscuridad seguirás encontrando a tus nuevas mujeres, y si ella se enamora la lastimarías, pero si tu lo haces...

-Ya lo se, gracias por preocuparte.

Ella tenía razón, a decir verdad siempre lo tuvo, pero ya era tarde desde que la conocí me enamore y tenía que hacer todo para que el pacto que había hecho se rompiera pero nunca encontré la salida, si nunca la encontrara entonces no dejaría que Silvia se enamorará de mi pero estaba seguro de que lo encontraría.

Cuando llego el momento en que ella llego, la vi bajarse toda enojada y intentó huir, la atrape y la seré en mis brazos, ella intentaba huir de mi pero no podía ya que ella era la cordera y que yo era el lobo, cuando ella se calmó la solté y fue cuando vi venir una abofeteada, unos de los guardias la empujo con fuerza diciéndole de que nunca tocara al príncipe, la vi que estaba sangrando de su cabeza, me precipite hacia el y le arranqué el corazón, ella me miro inconsciente y se desmayó, la tomé en mis brazos, les dije a todos.

-Jamás en su vida toquen a mi muñeca, el que la toca seguirá el mismo camino que este.

Todos me miraron boquiabierta, me dirigí a mi habitación y la puse en mi cama, tome un cuchillo y me corté mi mano, lo chupe y se lo hice beber con mi boca, sus labios eran calientes, me daban ganas de ir por más pero me detuve, no quería lastimarla, la tape con una sábana y me acosté a su lado, era una tentadora, se movía y hacia que me mostrara su linda piel blanca, la tire hacia mi y sentí su lindo olor, una mezcla de fresa. Era muy bonita, se parecía a un ángel cuando dormía, y cuando se enojaba era aún más hermosa.

La susurre al oído haciéndole la promesa de que nunca dejaría que alguien la lastimara. la mañana siguiente me desperté y fui a la cocina para prepararle un desayuno. Cuando me dirigí a la habitación no la vi, entonces salí a buscarla, me daba miedo de que alguien le hiciera daño en solo pensarlo mis colmillos salieron, haría todo para que nadie la mordiera, sólo yo lo haría.

Salí de mi cuarto y me dedique a buscarla, vi que dos guardias se estaban acercando a ella me precipite y le dije que no la tocarán, entonces ellos retrocedieron ante mí, y se fueron en un abrir y serrar de ojos, me di la vuelta y observe que estaba toda rasguñada, comprendí de por qué los vampiros querían atacarla, me acerque, cuando ella me dijo que era un monstruo, sus palabras me hirieron que la levanté bruscamente colándola contra la muralla y diciéndole.

-Sabes si fuera un monstruo, te hubiera comido hace tiempo.

-Y por... por que... no lo... haces.

No sabía sí decirle la verdad, pero la solté y le dije que tenía dos opción quedarse a mi lado, y que tendría seguridad o alejarse de mi pero sin salir de la muralla, lo que quería decir que sería una presa para ellos. Ella me miro con sus lindos ojos azules, entonces comprendí que había aceptado la primera opción pero para mi sorpresa no lo fue, era muy obstinada, la tomé y la puse en mi hombro, ella zapateaba y gritaba pero de nada servía. cuando llegamos a mi torre la subí a la habitación y le dije que de esta torre nunca saldría sin mi permiso, y me di la vuelta para salir ya que tenía una reunión con los ancianos, pedí a dos de mis guardias leales, uno se llamaba Henri y al que le hacía más confianza era Edward.

Salí y me dirigí a la reunión, cuando entré el hilo de conversación era la musa del rey. Entre y Peter el más anciano me miro y me dijo que mi musa debía ser muy hermosa para que yo perdiera la cabeza.

Un amor imposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora