Silvia

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Hayden me había jurado que jamás me dejaría, lo amaba como nunca amé a alguien, pero mi padre me dijo que vendría a buscarme para llevarme con él al cielo. No quería separarme de mi esposo y mis hijos pero no tenía opción, ya que si no lo hacía, la tierra estaría en peligro, y de todos modos ellos estarían en peligro, esa noche no pude serrar el ojo, mis ojos estaban puestos en su linda cara dormida, era inocente cuando estaba dormido, me escapé de sus brazos, miré si mis gemelitos dormían me quedé alegre al verlos dormir ya que siempre molestaban, salí de la habitación para buscar un cuaderno y un lápiz, luego entré y me senté sobre un diván y empecé a trazar líneas con mi lápiz cuando escuché la suave y ronca voz de Hayden.

-Nunca creí que mis ojos pudieran ver a una linda musa.

Esas palabras me hicieron reír por dentro, cuando me pidió que viniera a la cama pero está vez con un por favor, me levanté y me dirigí hacia él, Hayden me miró y me dijo que no sabía que era una artista y yo le respondí que no conocía mucho de mí, eso le hizo reír, que me hizo cosquillas, cuando acordamos que podíamos despertar a los niños. Mi marido se puso de pies y yo lo seguí, cuando Jason y Scarlett empezaron a llorar, me acerqué a ellos para alimentarlos, Hayden tomó a Jason y yo a Scarlett, mi lindo y tierno marido les dijo.

-Si que ustedes no pueden vivir sin mama ni papa.

Los niños se calmaron cuando él les dijo eso, Hayden tenía el don de hacer que la gente se sienta segura a su lado, nos quedamos como una familia, los gemelos se durmieron y yo posé mi cabeza en sus hombros y le susurré al oído.

-Hayden Novak, sabes que eres mío.

-No, por qué usted Silvia Novak es aún más mía.

Nos reímos, Hayden me dio un suave beso en los labios, cuando mi madre entró diciéndonos que se disculpaba por habernos interrumpido pero tenía que hacerlo ya que tres ángeles estaban en la sala de reunión, esperándonos, Hayden y yo nos miramos, pedí a mi madre que se fijará en mis hijos, me puse un vestido azul con un cinturón delgado negro y unas bailarinas negras, bajamos y nos dirigimos a la sala dónde observé a tres ángeles, ellos tenían alas blancas, se acercaron pero Hayden me escondió detrás de él y les gritó:

-NO SE ACERQUEN A MI ESPOSA.

-Calma, no vinimos a lastimar a nuestra tierna hermanita, mi nombre es Michael y soy la mano derecha de Dios.

-Mi nombre es Gabriel.

-Encantado, yo soy Uriel.

Salí de mi escondite y me presenté.

-Mi nombre es Silvia Novak.

-Te pareces mucho, a Jesús.

Por qué me compararon con Jesús el hijo de Dios y que venían hacer aquí, Dios no era estúpido para mandar a tres de sus mejores ángeles a que me visitarán, había algo más cuando Gabriel me interrumpió.

-Tienes razón, estamos aquí por algo más.

Que venía de leer mis pensamientos.

-Si podemos hacerlo.

-Entonces que quieren.

-Venimos a llevarte con nosotros.

-No puedo, Michael.

-No tienes elección.

-Tu no decides por mi, Gabriel.

-Oigan se pueden calmar, mira Silvia entre Michael y Gabriel, soy el más compresivo pero tienes que venir con nosotros ya que todo depende de ti.

Uriel tenía razón, que tenía que hacer, no puedo dejar solos a mis bebés. Estoy pérdida, que hago.

Un amor imposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora