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Ya han pasado casi dos semanas desde que tuve mi encuentro con el idiota del vecino. En ese momento, logré evitarlo, o mejor dicho, hice mi mejor esfuerzo para evitarlo al extremo. Idiota. Dicho eso, no he evitado espiar por la mirilla para averiguar el estado del bebé. Aquí está lo que sé: Primero. El bebé está todavía con él. Segundo. Tiene a una niñera para él. Es una chica bonita con el cabello rubio largo y el cuerpo de una niña de doce años, sin curvas de ningún tipo. Eso es ni aquí ni allá. Sobre todo, tengo curiosidad de por qué el bebé está todavía con él si fue tan firme sobre darse por vencido. ¿Realmente se necesita tanto tiempo para encontrar una familia adoptiva cuando estás tan motivado?

Pongo los pensamientos de padre e hijo fuera de mi mente y me centro en mi viaje a casa. Reviso mis espejos para asegurarme de que nadie me está siguiendo. No he visto o escuchado de Garrett desde ese día fuera de mi trabajo, la misma noche que tuve mi encuentro con mi vecino. Después, llamé a mi padre y le dije lo que pasó con Garrett. Evidentemente estaba furioso y me dijo que iba a manejar la situación inmediatamente. Dicho eso, también me dijo que debería estar alerta y observar mi entorno por si acaso se presentaba de nuevo. Mi madre se enteró de eso, y por supuesto, tuvo una reacción muy diferente. Deberías estar halagada de que se preocupe lo suficiente para ir sin avisar, ____, fueron sus palabras exactas sobre el tema. Como de costumbre, lo que quería no era un factor en su proceso de pensamiento en absoluto. Ni siquiera se aplacó después de que le dije que Garrett en realidad me había asustado. ¿Por qué iba a hacerlo, sin embargo? En opinión de mi madre, la atención no deseada es mejor que ninguna atención en absoluto.

Llego al estacionamiento, apago el motor, y agarro mi bolso antes de salir del auto. Voy al edificio y con mi suerte, en ese mismo momento, la nueva niñera de El Tarado está saliendo de su apartamento, empujando al bebé en un cochecito. Mientras camino hacia mi puerta, tengo la sensación al mirarla de que algo está mal. Ella deja su puerta abierta y su marcha es inestable en el mejor de los casos. Estoy a punto de enfrentarme al toro y preguntarle si está bien cuando se tuerce el pie y golpea el suelo con un fuerte golpe. Me apresuro hacia ella, a la vez que doy gracias a Dios que tuvo suficiente sentido común para dejar de lado el coche cuando se cayó.

—¿Estás bien?

—Estoy bien —dice ella, pero sale más como un insulto. Trata de levantarse sólo para tropezar otra vez, y cuando estiro una mano para ayudarla a levantarse, me doy cuenta de que está completamente bebida. Qué Mierda.

—Ahí estás —digo entre dientes mientras la dejo ir mirándola mientras lucha para permanecer en posición vertical—. ¿A dónde ibas? —pregunto, tratando de ocultar la ira y la alarma en mi voz.

—A llevar a Xander al parque —responde, de nuevo arrastrando las palabras. Le doy un lento asentimiento, pero de ninguna manera en el infierno la dejaré ir a ninguna parte con él. Probablemente no debería involucrarme teniendo en cuenta que no conozco a estas personas, pero no puedo dejar que se lo lleve cuando apenas funciona.

—Soy ____. —Me presento con una sonrisa en mi rostro, aunque quiero abofetear a esta chica—. Vivo justo al otro lado del pasillo. ¿Por qué no te ayudo a llevar a Xander de nuevo al apartamento mientras te orientas?

—Estoy bien. Llevaré a Xander al parque —dice, moviéndose para agarrar el coche de paseo. Me coloco enfrente de ella negándole el acceso—. ¿Qué estás haciendo? —Su voz va en aumento y se está poniendo nerviosa. Puedo verlo escrito en toda su rostro.

—Escúchame —le digo con calma tratando de abstenerme de perder el
mínimo de paciencia que me queda con ella y empeorar las cosas—. No estás en condiciones de ir a ninguna parte, y menos aún con un bebé.

—¿Qué diablos se supone que significa eso?

Pongo los ojos en blanco porque esta chica me está llevando de enojada a iracunda en un tiempo récord.

Un Pedazo de ÉlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora