Después de comprobar las cerraduras y asegurarme de que todas las luces están apagadas, la habitación de Xander es mi última parada. Lo compruebo; mirando su figura dormir, me deleito con lo tranquilo que se ve, cuán totalmente inocente es. No tiene idea de que ya ha pasado por muchas cosas en estos cortos ocho meses. No tiene ni idea de que perdió a su madre, o que se quedó atascado con un padre que no sabía cuál era la diferencia entre arriba y abajo al principio. Esa punzada que sentí en el pecho justo después de que Keri murió regresa; me golpea de vez en cuando, cuando me acuerdo de cómo han salido las cosas. Lo diferente que resultaron, lo inesperado que fue todo. No creo que el dolor vaya a desaparecer nunca de verdad porque sé que mi hijo perdió algo importante cuando ella murió. Luego pienso en lo que tengo con ____ y cómo con ella tengo la oportunidad de darle algo jodidamente bueno. Mi mente se remonta a antes, cuando dijo que tenía miedo de que la dejara con el tiempo. He tenido el mismo miedo desde el momento en que la conocí; tal vez me he estado preocupado por
nada.Cuando voy de nuevo al dormitorio, ____ está sentada con las piernas cruzadas en el centro de la cama viéndose un poco intranquila.
—¿Xander está bien? —pregunta. Miro mientras tira del dobladillo de su camisa, y sé que esa es una de sus peculiaridades cuanto está nerviosa.
—Está bien. —Cierro la distancia entre nosotros deteniéndome justo antes de llegar a la cama—. ¿Qué ocurre?
—Nada.
—____.
—No, en serio, estoy bien. Es sólo que... Está bien, sé que en realidad nunca hemos hablado de esto, pero dijimos que íbamos a celebrar esta noche y pensé que tal vez podríamos hacer algo un poco diferente.
Debo admitir que su tartamudeo y el uso de la palabra diferente cuando se trata de nuestra vida sexual despertaron mi interés en una gran forma.
—¿Qué tenías en mente?
—Bueno, yo
—Oye. Cualquier cosa que quieras hacer me la puedes decir. Estás a salvo diciéndome cualquier cosa. Nunca te juzgaría.
Ella se escabulle de la cama y se dirige a su bolsa en el suelo, en la que insiste en mantener sus cosas.
—Elegí estas hace unas semanas —dice sacando un par de esposas—. Y pensé que tal vez podríamos hacer algo con ellas esta noche.
Mi mente explota de una puta vez. He muerto he ido al cielo de las novias. Justo cuando pensaba que no podría ser mejor, lo es. Las mejores porno están hechas de este material.
—Está bien —digo tratando de apartar mi mente de los pensamientos lascivos—. Primero, quita la mirada de vergüenza de tu cara.
Bajando de la cama, doy unos pasos más cerca de ella, estiro la mano y agarro las esposas de ella. En lugar de parar, sigo en movimiento hacia ella, obligándola a retirarse, por lo que no tiene a dónde ir. En el momento en que su espalda está contra la pared, estoy sobre ella, mis manos a cada lado de su cabeza, enjaulándola. Muevo mi cabeza hacia abajo así que mis labios quedan a centímetros de distancia de su oreja.
—Segundo. Si quieres ser creativa, todo lo que tienes que hacer es decirlo. No tengo ningún problema en hacer lo que quieras que haga.
—Harry.
—Ahora bien, ¿deseas utilizar estas en mí, nena, o quieres que las utilice en ti?
—Yo…
—Dime qué quieres.
—Quiero que las utilices en mí.
—Eso es lo que pensé. —Meto las esposas en la cintura de mis vaqueros, y sin palabras, agarro su camisa y tiro de esta hacia arriba y sobre su cabeza. El sujetador es el próximo en irse, y cuando golpea el suelo, su primera reacción es cubrir sus pechos.