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Nunca he tenido esta cantidad de sexo, nunca. En las semanas transcurridas desde nuestra primera vez juntos, Harry y yo apenas tomamos aire. He pasado la mayor parte de mis noches aquí en su casa ya que las cosas de Xander están aquí. Trabajo mis días en el centro y paso mis tardes con mis chicos. Casi todas las noches, cocino la cena cuando llego a casa y luego la llevo a la casa de Harry cuando llega del trabajo. Las noches que cuido a Xander, sólo cocino allí. Después de la cena, nos relajamos viendo la televisión y disfrutamos de la comodidad de una película hasta que Xander se va a la cama. Es entonces cuando Harry y yo tomamos nuestro momento para acurrucarnos en la habitación donde hacemos las cosas de manera más agradable.

Casi todas las noches, recuerdo cambiar el timbre de mi celular a modo silencioso. Hago eso para que Harry no se dé cuenta de que Garrett todavía me está llamando en medio de la noche. En un primer momento, llamó de forma esporádica y aunque era molesto y a veces alarmante, no sucedía con la suficiente frecuencia para que estuviera realmente preocupada por eso. Una vez que lo amenacé con una orden de restricción, las llamadas se detuvieron... brevemente. Luego se repitieron dos o tres veces a la semana, pero ya que nunca contestaba el teléfono, había llegado al punto en que llamaba dos, tres, algunas ocasiones hasta cuatro veces por noche. Garrett parece estar cada vez más impaciente conmigo, pero todavía no le menciono nada a Harry al respecto. No quiero que pierda control y haga algo estúpido cuando tiene que preocuparse por Xander. Así que siempre, siempre pongo mi teléfono en silencio... excepto esta noche. Esta noche, lo olvidé por completo, así que ahora que mi teléfono está sonando, sólo Dios sabe a qué hora de la noche, Harry está en marcha y tiene mi celular en la mano en lo que parece una fracción de segundo mientras lo miro completamente congelada.

—Hola. —Su tono es recortado, sus ojos ven con ira hacia mí, y puedo sentir la tensión irradiar de su cuerpo—. Hola —repite; esta vez, con más fuerza si se puede creer posible que lo haga.

—No, no puedes hablar con ____. ¿Quién eres y por qué le llamas a mi chica a la una de la mañana? —Escucho gritos al otro lado del teléfono, aunque no puedo entender lo que dice. Estoy bastante segura que Garrett está haciéndole saber que no está emocionado porque un hombre conteste mi teléfono y me llame su chica.

—¿Tu chica? Encuentro difícil creerlo porque ha estado en mi cama todas las noches de este mes.

Mierda. No puedo creer que acaba de decir eso. No puedo creer que acaba de decir eso. Se me encoge el estómago porque sé que Garrett se está volviendo loco en este momento, y si se vuelve loco, no se sabe lo que es capaz de hacer.

—Ella me dijo que has estado llamando, incluso después de que te dijo que no quería que lo hicieras. Necesitas mantenerte jodidamente lejos de ella. —Aparta su mirada de mí, voltea las cubiertas, y está fuera de la cama en un instante—. Porque si no lo haces, te encontraré y te dejaré claro que no puedes estar cerca de ella.

Miro en silencio mientras se pasea lejos de la cama.

—No es una amenaza. Es una promesa. No me pongas a prueba —gruñe, apretando el botón de desconexión, y arroja el teléfono sobre la cama con un poco más de fuerza de la que estoy cómoda.

—¿Esta es la primera vez que llama? —Sus cejas están levantadas y sus manos detrás de su cabeza como si estuviera luchando para calmarse. Todo sobre su postura es de aterradora agresión, y aunque sé que Harry nunca me haría daño, estoy demasiado alarmada para hablar.

—Respóndeme. —El auge de su voz me hace saltar—. No hagas eso. No actúes como si tuvieras algo por lo que estar asustada de mí. Lo sabes mejor.

En silencio, le contesto:

—Lo sé.

—Estoy enfadado, pero eso no quiere decir que haría algo para hacerte daño.

Un Pedazo de ÉlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora