Hace calor como la mierda esta noche, y nunca he estado tan feliz de dejar un sitio de trabajo. Entro en el estacionamiento del bar de deportes en el que me reuniré con Jack. Me llamó esta mañana y me pidió que nos viéramos para una cerveza después del trabajo. ____ está con Xander por lo que no tengo que correr a casa. Él cumplió ocho meses la semana pasada, y en ese momento, aprendió gatear y a ponerse en pie para pararse en su cuna. ____ jura que va a caminar antes de su primer cumpleaños.
____ se ha vuelto cada vez más y más parte de nuestra vida cotidiana. Creo que está conservando su apartamento por molestar y divertirse porque nunca está allí. Ya sea que se dé cuenta o no, vive con Xander y conmigo, pero es simplemente lenta para captarlo. No puedo decir que sea toda su culpa, sin embargo; no es como si en realidad hubiera aceptado las cosas y se lo hubiera pedido. De todos modos, es feliz conmigo. Puedo verlo escrito en ella, y su felicidad es contagiosa.
Cuando lo pienso, no creo poder recordar un momento en el que haya sido realmente feliz. Ahora, soy feliz. Soy feliz debido a Xander y a ____ y, al principio, no sabía qué hacer con eso, pero con el tiempo, se ha vuelto más fácil. Todavía puedo ser un idiota... sólo pregúntale a ____, estoy seguro de que estará de acuerdo.
Veo a Jack tan pronto como entro en el bar, sentado en el extremo más alejado con una cerveza. Tomo el taburete vacío a su lado y le hago una señal al camarero para pedir una cerveza.
—¿Has estado aquí mucho tiempo?
Él mueve un dedo en dirección de su vaso medio vacío.
—Aún es mi primera cerveza.
—¿Planeas tomar más de una?
—Probablemente no —dice con una sonrisa—. ¿Cómo va todo en casa?
—Bien —digo tomando un trago de la cerveza que acaba de ser puesta en frente de mí—. Tienes que venir a ver al niño. Está creciendo rápido.
—¿Y la chica de la que me hablaste?
—_____. Es buena. De verdad se está encariñando con Xander, y es genial con él.
—Me alegro por ti. Sabía que estarías bien cuando toda esa mierda se vino abajo y perdiste a Keri.
—Me alegro de que lo supieras. Estaba seguro de que iba a arruinar todo.
—Bien, ya has recorrido un largo camino desde allí.
—Gracias —murmuro antes de tomar otro sorbo de mi cerveza. Teniendo suficiente de la charla seria, llevo la conversación en otra dirección—. Entonces ¿me pediste venir aquí para hablar de mi vida o tienes algo que decirme?
—Tengo algo que decirte —responde enigmáticamente. Lo hace para molestarme; sabe lo mucho que odio cuando las personas se andan con rodeos. Soy el tipo de hombre que va a al grano. Dejo escapar un suspiro exagerado y le pongo mis ojos en blanco.
—¿Y eso sería?
Él se toma su tiempo, mira alrededor del bar, toma un sorbo de su cerveza, y se toma una eternidad para tragarse la mierda.
—Quiero hacerte socio —dice poniendo su atención de nuevo en mí. Estoy sorprendido. De todas las cosas que había esperado que dijera, esa no era una de ellas. Pensé que tal vez querría pedirme que tomara horas extras o que estaba haciéndolo bien y que me daría un aumento o algo.
—¿Qué?
—Lo has hecho bien como jefe de proyecto, tu equipo te respeta, terminas el trabajo, lo haces bien, y quiero darte la oportunidad de expandirte en eso.
—¿Quieres hacerme un socio por igual? —pregunto con más que una pequeña cantidad de incredulidad en mi voz.
—No hay que volverse loco, chico. Vamos a empezar dejándote un veinticinco por ciento y a subirte hasta ser socio por igual.
