Seis años despues.
—Manten tus ojos en la pelota, Xander. No te balancees si va demasiado baja —grito desde mi sitio en el hoyo. He sido entrenador del equipo de Xander desde su primer año, en la época que solo estaba jugando T-ball. Este es su segundo año en la liga pequeña regular y es difícil creer que ya tiene siete años.
La pelota de juego es lanzada y hace una media vuelta y falla. Quiero gritarle y decirle que está haciendo un buen trabajo, pero no quiero que nadie me acuse de favoritismo.
Él me mira y le doy un movimiento de cabeza, una muestra silenciosa de aprobación. A veces, no puedo creer lo mucho que se parece a mí, es como yo, el niño incluso duerme como yo. Todavía me mata lo lindo que es.
Otro bateo, él comprueba su swing, la pelota fue demasiado baja.
—¡Sí! Buen ojo, Xander —grita ____ desde las gradas y yo peleo por no reír.
Me mata lo linda que es también. Le aplaude a nuestro chico como si estuviera en el séptimo juego de la Serie Mundial y me encanta. A él también le gusta. Prospera bajo su atención. Bajo la mía también, pero con ella, es diferente. Esa cosa que se dice de las madres y sus hijos siendo cercanos es cierta. La unión que los dos comparten es especial. Creo que el hecho de que no lo dio a luz solo lo hace más fuerte. ____ trata a Xander como si fuera un regalo que se le dio, por lo que nunca da por supuesto nada de eso. Cada raspada de rodillas, cumpleaños, corte de cabello y clase de natación es algo para recordar y apreciar.
En el tercer lanzamiento, Xander se balancea y conecta con la bola, enviándola a volar, luego rueda por el jardín izquierdo. Tira el bate y corre a primera base. ____ grita y salta en las gradas durante todo el camino hasta allí. Cuando el árbitro lo declara a salvo, hay aplausos.
—Así se hace, Xander.
Maldita locura. Niego divertido. Pienso en lo que era mi vida hace diez años más o menos. Trabajé y me acosté con muchas mujeres hasta que conocí a Keri. Entonces solo trabajé y me acosté con ella, en realidad nunca tuve en cuenta que algún día podría querer más. Nunca en mis sueños más salvajes imaginé que algún día me daría un hijo.
Mientras otro bateador se pone en la base, esta vez envía a Xander a volar a la segunda base y a deslizarse a tercera, pienso en el momento en que descubrí que estaba embarazada. Estaba tan enfadado con ella, fui tan estúpido y engreído y arrogante. No podía ver que me estaba entregando todo el mundo. Me dio el primer amor de mi vida y estuve peligrosamente cerca de alejarlo.
Cuando Xander viene disparado hacia la base, ya no me importa si se considera favoritismo o no. Estoy tan jodidamente orgulloso de él, no del hecho de que anotó una carrera, sino del mero hecho de que exista. Estoy orgulloso de que sea mío y que me quiera, que me permita quererlo y encontrarme a mí mismo también, igual que ____, apreciando cada momento. Pone su pie en la base y mientras el árbitro grita —seguro— deja caer su casco y corre directamente a mí. Caigo sobre una rodilla y lo tomo justo a tiempo, tirando de él hacia mi pecho y sosteniéndolo cerca.
—Buen trabajo, amigo —le digo tratando como el infierno de superar el nudo en mi garganta.
—Gracias, papá —responde en su pequeña voz de chico y juro que desearía poder mantenerlo así y nunca soltarlo.
—Vamos al banquillo, amigo y prepárate para salir al campo de nuevo.
—Está bien —dice, tirando hacia atrás, girando y con pequeñas piernas, corre de nuevo al banquillo. Miro hacia arriba y veo a ____, con los ojos vidriosos hacia mí. Me dice, te amo, y muevo el mentón hacia ella. Sí. Soy un afortunado hijo de puta, me digo a mí mismo antes de volver mi atención de nuevo al juego.
—¿Qué estás haciendo? —le pregunto a ____ mientras pago por nuestros helados. El equipo ganó el juego y como premio, decidimos llevar a los niños a tomar un helado. Los padres y los niños están corriendo por todos lados, y ____ tiene su oído en su celular mientras mantiene un ojo en Xander, que está jugando con algunos de sus amigos.
—Llamando a la señora Park para comprobar a Sophie.
Asiento, agarrando mi cambio y poniendo mi billetera en el bolsillo trasero de mis vaqueros. ____ y yo tuvimos una hija hace poco más de un año y cuando digo que fue una fuente de discordia entre nosotros durante mucho tiempo, no es broma. Yo quería un hijo con ella, en el fondo realmente lo hacía, pero después de lo que pasé con Xander, con Keri muriendo en medio del parto, no estaba muy entusiasmado de embarazar a ____. Ella incluso me amenazó con divorciarse si no sacaba mi cabeza de mi trasero. Por supuesto, me fajé los pantalones y ____ tomó el asunto en sus propias manos, lanzando sus píldoras anticonceptivas por el inodoro y diciéndome que lo intentaríamos.
Ni que decir, que el embarazo y el parto fueron los más largos nueve meses de toda mi vida, pero por suerte, ella y Sophie estuvieron bien.
—Mamá. —Xander viene corriendo hacia nosotros. ____ desconecta su llamada, deja caer su teléfono en su bolso y mira a nuestro hijo.
—¿Sí nene?
—Los padres de Chris lo llevarán a la playa la próxima semana. ¿Podemos hacer eso?
—Xander, vamos a la playa casi todas las semanas. Estoy segura de que podemos hacer una visita. —Ella sonríe hacia él quitando el cabello de su rostro.
—Bien —dice y se da la vuelta y corre de nuevo a sus amigos. Su mano se estira y lo agarra por la camisa deteniéndolo en seco—. ¿Cuál es el problema? —le pregunta, con ojos muy abiertos.
—Toma tu helado de papá primero.
Él estira una mano hacia mí y toma su cono.
—Gracias, papá —me grita, ya a medio camino hacia sus amigos.
—Ese es tu hijo —dice ____, sonriéndome. Agarra su helado, planta un beso en mis labios y se va para poder estar más cerca de Xander y de sus amigos. Siempre queriendo estar cerca de él, pero sin agobiarlo. La sigo como siempre porque quiero estar donde quiera que ella esté.
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