XVIII

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El perdón siempre es un arma de doble filo.
Por un lado obtienes el perdón de a quien fallaste, por el otro lado...Ya no confían plenamente en tí.

Y eso es lo peor que puede pasar tanto como la guerra como en el amor.

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En casa de Izuku, dos "niños" estaban creando nuevas atrocidades contra el peliverde, una secadora llena de harina, un pote de helado con pasta de dientes, pasta de dientes rellena con salsa picante y un envase de leche lleno de aceite con colorante de comida blanco.

Todo estaba listo para la llegada del peliverde, mientras ambos estaban viendo las caricaturas prohibidas.

-Vaya! No puedo creer que pronto mamá este en problemas! Esto se lo merece por haberme dejado contigo.....sabes

Se detuvo mientras se acomodaba mejor sentándose sobre sus propias piernas mientras le jalaba la camisa al cenizo.

-Me caes bien oxigenada, si mamá te elije creo que no sería tan malo.....pero aleja a Eri de mi!

Una sonrisa se apoderó de su rostro, y pensar que hace algunas horas el pequeño le tiró un derechazo a sus partes.

-Tu tampoco me caes tan mal enano, nah! Creo que le gustas a la mocosa, jamás en la vida voy a dejar que ella sea manipulada para amar a quien no quiere.

Su mirada se volvió fría al recordar el día en que dejó a su amado pecoso en manos de ese viejo, pero para que seguir viendo el pasado si puede que ahora tenga una chance para estar con el amor de su vida?

Kota vio en la expresión del mayor ese dolor inimaginable, era extraño ver cómo su madre causaba tantos sentimientos en diversos alfas sin que el lo notará.

Sin más que decir ambos se quedaron viendo la tele, claro que el mayor comenzó a sentir como esas cervezas que tomo con anterioridad ya le estaban pasando factura, dejó su celular a lado del pequeño para ir a descargar sus necesidades.

-Mocoso no hagas nada raro, tengo que ir al baño....ponle pausa.

-El baño está a la derecha por el fondo.....creo que ya lo conoces.

-Aja!

Sin más el pelicenizo se perdió en el corredor, pero se olvidó de que dejó su celular en el sofá....sin contraseña y al alcance del pequeño.

Con calma Kota veía el celular, uno de último modelo con carcasa de explosiones, anaranjado, negro y verde eran los que más se notaban, pero siempre fue bien educado, nunca alzaba lo que no le prestaban...a menos de que fuera una emergencia o una llamada.

Cómo la de ahora.

Rin
Rin
Rin
Rin

Con curiosidad fue a leer el nombre de la persona que lo llamaba, talvez era su madre o el tío Iida llamándolo, pero tenía un nombre que lo hacía sentir extrañamente feliz....uno en forma melancólica era un nombre que no escuchaba hace mucho tiempo.

Kirishima

Llamada entrante.

A,B,C Creo que me enamoré! [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora