Un amor de instituto puede mantenerse años anclado en el corazón. David no se comportó demasiado bien con Hermione pero nunca es tarde para perdonar y empezar de cero.
Acababa de volver a mi ciudad natal tras terminar mis estudios de psicología en el extranjero. Habían pasado cinco años desde que acabé el instituto y me alejé de todo en busca de mi sueño.
—Hija, no te imaginas cuánto me alegro de que estés de vuelta—me abrazó mi madre.
—Yo también me alegro de estar aquí otra vez—sonreí entrando a la casa en la que me crié.
—Tengo una sorpresa para ti—tomó mi mano hasta la sala de estar.
—¿Qué es?—atravesamos la puerta y me quedé petrificada.
—Hola, Hermione—su voz me produjo cosquillas en el estómago. Tenía el cabello rizado y de un rubio más claro pero conservaba aquel rostro angelical que me volvió loca en el instituto.
—Hola, David—por fin pude decir algo.
—Los dejo solos—mi madre se retiró antes de que pudiera impedirlo.El chico se levantó para ponerse delante de mí, era un poco más alto pero no demasiado.
—Estás igual.
—¿Por qué has venido?—no apartaba la mirada de sus ojos.
—Quería saber de ti, y tu madre me dijo que volvías. ¿No te ha gustado la sorpresa?
—Fuiste muy cruel conmigo, no puedes esperar que me alegre de verte—pasé a su lado para dejar la maleta junto al sillón.
—Hace cinco años de eso.
—Es fácil decirlo cuando no eres quien sufrió—me volví hacia él.
—Quería invitarte a un concierto que voy a dar en un club del centro está noche—me tendió una entrada—. De verdad, quiero que vengas. Por favor.Suspiré tomando el ticket de color azul.
—Está bien. No sé por qué pero iré.
—¿Me das un abrazo?—me miró sonriendo de lado.
—No—negué tras un par de segundos en silencio.
—Lo entiendo—se encogió de hombros—. Empieza a las siete—señaló la entrada—pero vendré por ti a las cinco, así podremos hablar.
—De acuerdo. Adiós, David.
—Hasta esta tarde—me miró una última vez antes de salir.Pasé el resto del día colocando mis cosas en su lugar. A las cuatro y media me empecé a preparar y cuando bajé las escaleras, David estaba en mi sala de estar otra vez.
Subimos al coche e intenté que llegáramos al lugar en silencio pero él no lo permitió.
—¿Qué tal te ha ido en Alemania?—me miró por un segundo mientras conducía.
—Bien.
—Yo saqué un álbum el año pasado y a la gente le está encantando—dijo orgulloso.
—Qué bien...—miré por la ventana aparentando que no me importaba, en realidad me moría de ganas por preguntarle mil cosas.Aparcó frente a un parque y bajamos.
—¿No ibas a dar el concierto en un club?
—Te dije que quería hablar antes de ir—me ofreció tomar su mano pero lo rechacé.
—Bueno, acabemos con esto—me senté al pie de un árbol y él a mi lado.
—Sé por qué me tratas así—suspiró—. Quiero que sepas que lo siento.
—Me rechazaste dos veces, a la tercera saliste conmigo pero era por una apuesta y me dejaste delante de todos en el baile de graduación—lo miré con rabia en los ojos—. Creo que tengo motivos de sobra para tratarte como lo hago pero no entiendo qué quieres de mí.
—Siento no poder hacer que me perdones. Escucha...—tomó mi mano y decidí darle una oportunidad de explicarse, así que no la retiré—Me enamoré de ti. Puede que fuera una apuesta pero mis sentimientos acabaron siendo reales—sus ojos de pupilas dispares brillaban a la luz del sol—. Una semana después de que te fueras, entendí que en realidad estaba loco por ti pero ya era demasiado tarde. Te escribí una carta que no pude enviar y acabó convirtiéndose en canción, por eso quería que fueras hoy, para que la escucharas. Me gustaría que cuando lo hagas, valores la posibilidad de volver a salir conmigo, esta vez de verdad y...—tomó aire—no te puedo prometer que no te haré daño pero prometo no dejarte, no volver a desaparecer de tu vida. Quiero pasarla contigo.Mi corazón latía a toda velocidad, no era capaz de creer lo que estaba diciendo. Mi orgullo se hizo presente pero pude controlarlo dándole un abrazo.
—Te quiero, David. Te quiero, pero me hiciste demasiado daño—lo miré—. Escucharé la canción pero no creo que pueda olvidar lo que pasó.
Me volvió a abrazar, esta vez más fuerte a la vez que cantaba en susurros.
Cuando terminó, yo había empezado a llorar.—Hermione...
—Te amo—me tapé los ojos con ambas manos.
—Y yo a ti, pequeña—besó mi cabeza—. Siento que...Agarré su rostro para juntar nuestros labios, haciéndolo callar.
—Deja ya de disculparte. Te he dicho que te amo—sonreí antes de volver a besarlo abrazándolo por el cuello.
¿A quién más quieren? uwu