Angus está acostumbrado a que las chicas sean fáciles de conseguir pero Sherry logra que el rockero más malo, se vuelva loco. ¿Ella acabará dejándolo acercarse o pasará del guitarrista?
—Alegra esa cara, te van a encantar—Sasha me dio un codazo.
—Te dije que no tenía ganas de salir—la miré.
—Será divertido, Sherry. Por Dios, tenemos dos entradas VIP para un concierto de rock, ¿qué más se puede pedir?
—Sigo sin saber de dónde las has sacado—eché mi cabello hacia atrás.
—Yo sigo sin saber desde cuándo eres tan aburrida.
—Cállate—tiré de su muñeca—. Vamos, la puerta ya está abiertaAl salir, tuve que reconocer lo bien que habían sonado, no esperaba que siendo un grupo nuevo, tuvieran ese sonido tan profesional. Parecía que llevaban toda la vida tocando juntos y realmente me impresionaron.
—Eh, la salida es por allí—señalé la gran puerta por la que ya había salido casi todo el mundo.
—Lo sé, ¿has olvidado que tenemos entradas VIP?—sonrió orgullosa—Podemos ir con ellos.
—Espera, ¿ahora eres groupie?
—No del todo—rió mientras me guiaba hasta una habitación. Me extrañó que nadie de seguridad se molestase en pararnos.Entramos a la estancia en la que pude ver a los chicos que pocos minutos atrás, partían el escenario en dos. Algunos recogían sus cosas y otros simplemente esperaban en un sofá.
—¿Bon?—llamó mi amiga acercándose a uno de ellos.
—¡Hola, nena!—se giró sonriendo antes de sujetarla por la cintura y darle un beso.
—Así que de ahí salieron las entradas...—me crucé de brazos y ella asintió sin soltar al vocalista.
—¿Tú quién eres?—preguntó el muchacho de cabello oscuro, ya habiendo cambiado el uniforme escolar de la actuación por ropa común.
—Me llamo Sherry.Todos dijeron sus nombres y me senté junto a un chico de cabello largo brillante.
—¿Te ha gustado el concierto?—me miró el guitarrista.
—Sí, la verdad me ha impresionado.
—Normal—sonrió engreído.
—No me refiero a ti, sino a su voz—señalé al acompañante de mi amiga.
—Pero mis solos de guitarra han sido increíbles—sentenció.
—Bueno...—me encogí de hombros.
—Hey, ¿quieren venir con nosotros a un club? No está lejos—ofreció Malcolm.
—Claro, será divertido. ¿Qué dices, Sherry?—me miró Sasha.
—Sí, ¿por qué no?[...]
Angus y yo fuimos a por las bebidas mientras los demás buscaban un buen lugar.
—¿Tienes novio?—me miró apoyado en la barra, era un poco más bajo que yo y resultaba bastante adorable.
—¿Me acabas de conocer y ya estás con esas?—reí.
—Bueno, tampoco es que tenga tiempo que perder.
—¿Y si yo no quiero?—di un toquecito en la gorra de colegial que seguía llevando, haciéndola bajar hasta que la visera le tapó los ojos.
—No me has respondido—se la colocó con una sonrisa.
—Está bien, no tengo novio.
—¿Por qué? Eres muy guapa—se acercó y puse un dedo sobre su pecho.
—Y tú ni lo sueñes.
—Vamos, no me digas que no te atraen los guitarristas—alzó una ceja.
—Los guitarristas no sé, pero tú no—me burlé cargando la mitad de las bebidas.
—Eso lo veremos—sonrió llevando las demás.No habían pasado ni dos horas, ya estaban todos, incluyendo a mi amiga, bastante borrachos. Yo no solía beber así que sabía que no debía pasarme de las dos copas.
—¿Sigues con lo de ignorarme?—lo miré y, sorprendentemente, era el más sobrio dentro de lo que cabía.
—Quizás con dos botellas más, empiece a verte atractivo—me llevé la copa a los labios.
—Sabes que no te hacen falta—sonrió acercándose y sujeté su barbilla, contemplando su rostro.
—Sí, definitivamente, me la hacen.
—¿Por qué eres tan borde conmigo?—hizo un puchero.
—¿Por qué crees que le gustas a cualquier chica?—me crucé de brazos.
—Porque soy guay—dijo con obviedad.
—Entonces, ¿por qué eres tan pesado?
—Porque me gustas—sonrió.Acaricié su cabello marrón.
—¿Ah, sí? ¿Puedo saber qué tengo de especial?
—Me atrae que me rechaces—se acercó, haciéndome bajar la mano por detrás de su cabeza.
—¿Soy un reto?—reí levemente.
—Sí—sentí como tocaba mi pierna desde la rodilla hacia arriba, deteniéndose en mi trasero y pegándome más a él.
—No soy tan fácil—levanté el dedo índice.
—Eso me gusta—usó la otra mano para sujetar muy bien mi cintura y de un movimiento rápido, sentarme sobre sus piernas—. Si no me has empujado ya, es por algo.
—Porque no hay que pegarle a los borrachos—sonreí pasando los brazos sobre sus hombros, acercando mi rostro al suyo mientras él abrazaba mi cintura con fuerza, evitando que me levantara aunque tampoco era algo que entrase en mis planes.
—Ya, claro—asintió falsamente—. Deja de jugar y dime que te gusto.
—Tienes un ego muy grande, guitarrista—me separé un poco.
—Quizás sea lo segundo más grande que tengo, sí—asintió y sonreí sujetándolo de la nuca.
—Bueno, lo creeré cuando lo vea—me burlé justo antes de hundir mis labios en los suyos.El siguiente es Sebastian Bach, ¿a quién más quieren ver?