Scarlet está cansada de intentar que Izzy muestre un poco de interés en ella así que decide aceptar una oferta de Axl.
—¿Vamos a salir esta noche?—lo miré tras un largo silencio.
—No—dio una calada al cigarrillo que acababa de encender sin apartar los ojos de la televisión.
—Bueno...¿qué te apetece de cenar?
—Lo que quieras—se encogió de hombros.
—Oye, ¿se puede saber qué te pasa?—dije molesta.
—A mí, nada—negó llevando el cigarro a sus labios.
—Ya, claro. Nunca te pasa nada—miré en dirección contraria—. A veces no sé ni para qué intento hablar contigo.
—Scarlet, por favor. No empieces—echó la cabeza hacia atrás, soltando el humo lentamente.
—No, es mucho más fácil dejarlo, no hablar de nada. Parece que no confías en mí.
—Señor...—se pasó una mano por la cara.
—Perdón por preocuparme por ti, intentaré no volver a hacerlo—me levanté y fui a la habitación.Me senté en la cama y no pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas, llevaba meses así, no sabía por qué y él parecía no estar por la labor de contármelo. Solo quería que volviera mi Izzy, ya ni siquiera me abrazaba ni tenía muestras de aprecio conmigo, me sentía como su compañera de piso más que como su novia. Sonó el teléfono y suspiré antes de descolgar.
—¿Diga?
—Scarlet, ¿van a venir a vernos hoy?—reconocí la voz de Axl.
—No, Izzy sigue igual, no hay manera de hablar con él. Esta relación se va a la mierda—se me quebró la voz.
—Déjalo y ven tú—dijo como si fuese obvio.
—No puedo hacerle eso.
—¿Qué me dices si paso a buscarte dentro de media hora y te llevo a cenar?—ofreció.Lo pensé durante un par de segundos.
—¡Qué demonios! No le va a importar, vamos—asentí.
—Genial, pues en un rato salgo.
—Hasta luego—sonreí.
—Hasta luego, nena.Colgué y me fui a bañar. Me vestí, peiné y maquillé ligeramente, me di cuenta de la cantidad de tiempo que hacía desde la última vez que me preparé para salir. Bajé las escaleras y cuando abrí la puerta, por fin reaccionó de una manera un poco humana.
—¿Oye, a dónde vas?—se sentó mirándome, presionando el cigarrillo en el cenicero para apagarlo.
—He quedado—metí las llaves en mi bolso.
—¿Con quién?
—¿Ahora te importa?—me giré apoyada en el marco de la puerta y volvió a posar los ojos en la pantalla—Eso ya es más normal—salí cerrando tras de mí.Axl me esperaba en la calle sobre una Harley Davidson roja.
—¿Es nueva?—sonreí tras abrazarlo.
—¿Te gusta?
—Me encanta—asentí contemplando aquella maravilla de moto.
—Pues vámonos—me hizo una seña con la cabeza y subí, envolviendo su cuerpo con mis brazos a la vez que apoyaba la cabeza en su espalda.Llegamos a un restaurante de comida rápida, donde compramos dos menús antes de dirigirnos a la playa de Santa Mónica.
—Estás muy guapa, ¿cuánto hace que no salías?
—Alrededor de un mes y medio—respondí mordiendo mi hamburguesa.
—¿En serio?—me miró impresionado—Creeme que si yo tuviera una chica como tú, no dejaría pasar ni una ocasión para estar con ella.Sonreí.
—Supongo que Izzy no es así—me encogí de hombros.
—Con nosotros también está raro, no creas que el problema eres tú.
—Es que no sé qué le pasa ni qué hacer para que me lo cuente—observé su cabello pelirrojo bailar con el viento.
—No lo puedes obligar si no quiere, él sabrá lo que está dispuesto a perder—me miró con sus ojos verdes.
—Creo que...
—¡Scarlet!—escuché y ambos nos giramos, Izzy estaba corriendo para bajar la pendiente de arena que daba hasta donde nos encontrábamos.
—¿Cómo me has encontrado?—ni siquiera me molesté en levantarme.
—Te vi desde la ventana y sé que Axl las trae aquí a todas—lo miró con desprecio.
—Solo quería sacarla de ese apartamento para que dejase de hablar con un mueble—respondió el pelirrojo.
—¡Llevas buscando llevarla a la cama desde que te la presenté!
—¡Viendo el caso que le haces, no parece que te importe!—se puso de pie acercándose al de ojos pardos, yo hice lo mismo pero para estar segura de que no se descontrolaban.
—¡Vámonos a casa!—me miró.
—Izzy, creo que voy a quedarme un rato más.
—¿Ves? Luego la llevaré a casa, no te preocupes por ella, igual que llevas haciendo durante casi dos meses—Axl pasó un brazo sobre mis hombros.El chico de cabellos oscuros me miró con los ojos cristalizados.
—Scarlet, por favor. Nena, sé que he sido un idiota pero te necesito. Ven a casa conmigo—pidió tendiéndome una mano y suspiré—. Por favor.
Miré al pelirrojo por un segundo antes de dar un paso adelante y tomar la mano de Stradlin, él tiró de mí para abrazarme.
—Lo siento, amor—susurró.
—No importa, Izz, solo necesito que confíes en mí—acaricié su mejilla—. Lo siento, Axl—miré al chico—. Ha sido divertido pero prefiero irme a casa.
—Como quieras—asintió.Volví en la moto negra de Stradlin.
—Izz...—lo llamé mientras subíamos las escaleras tomados de la mano.
—¿Sí?—me miró sacando las llaves.
—¿Por qué estabas enfadado?Suspiró cerrando la puerta cuando entramos.
—No estaba enfadado, nena. Es solo...que estaba seguro de que me engañabas con Axl. Sabía que él quería tener algo contigo y esperaba a que me lo dijeras.
Abrí mucho los ojos.
—No te engañaría con nadie y lo sabes bien—lo abracé por el cuello—. No hay ningún chico como tú—le di un beso corto—. Te amo.
—Y yo a ti—sonrió sobre mis labios.El siguiente será Brian May, ¿a quién más quieren ver?
Perdonen que sea tan largo pero me pareció una historia interesante así que no quise cortarla.