Kat intenta hacerse pasar por groupie para estar una noche con Jimmy pero a él no se le escapa nada.
Me abría paso entre la gente, que seguía la fiesta en la barra del bar frente al recinto donde acaba de tocar Led Zeppelin. Pedí un vodka con limón y me senté en uno de los taburetes altos. De repente, sentí que alguien se apoyaba a mi lado.
—Hola, preciosa. ¿Cómo te llamas?
Lo miré y mi corazón se aceleró.
—Kat—intenté actuar con normalidad aunque la gente a nuestro alrededor ya había notado su presencia—. Tú eres Jimmy Page.
Río.
—Sí, eso dicen. ¿Has ido a vernos tocar?
—El mejor concierto en el que he estado, sin duda—dije asintiendo.
—Aquí tienes, son diez dólares—el camarero me trajo la copa y saqué un billete de mi bolsillo pero cuando se lo fui a dar, Jimmy había pagado y el chico no estaba.
—No tenías por qué, pero gracias—sonreí.Cuando me dispuse a tomar un poco, él se adelantó, llevando el vaso a sus labios mientras yo lo miraba. Vestía una chaqueta negra abierta que dejaba gran parte de su pecho a la vista, además de un pantalón ajustado hasta la rodilla y algo más suelto en el resto. Me tendió el vaso tras dar un sorbo corto aunque para mí fue una eternidad ya que me dediqué a pasear mis ojos por todo su cuerpo.
—Ven con nosotros—sentí su mano en mi cintura acompañada de mariposas en el estómago.
—Claro—lo acompañé.Nos sentamos en uno de los sillones pegados a la pared. Allí estaban los demás, cada uno con alguna chica. Jimmy se sentó y tiró de mi mano para que ocupara su regazo, dejando mis piernas hacia un lado.
—Hoy en día no es fácil encontrar groupies tan guapas—sonrió apoyando la barbilla en mi hombro.
Yo no era una groupie, pero si le decía que no, probablemente iría a por una que sí lo fuera y no iba a permitir que Jimmy Page se me escapara.
—Pues aquí me tienes—dije en tono sugerente acercando mi cara a la suya.
Rió negando.
¿Había dicho algo gracioso?
—Sé que no eres groupie—coló una mano bajo mi camiseta y me estremecí.
—¿Cómo?
—Eres amiga de la hermana de Robert, te he visto acompañarla al concierto. Nos dijo que te daba vergüenza pasar al backstage con ella—hablaba mientras sus dedos se paseaban por mi espalda como lo habían hecho sobre las cuerdas un par de horas atrás—. No hay de qué tener miedo, niña, no te voy a hacer nada que no te guste—se acercó rozando sus labios con los míos antes de separarse, haciéndome inclinarme hacia él en busca de más.
—No soy una niña, Page—lo miré a los ojos.
—Demuéstramelo—me retó.
—Muy bien...—me levanté antes de enganchar mi dedo índice en el colgante que llevaba y tirar suavemente haciéndolo seguirme.
—¿A dónde me llevas, preciosa?
—Mi casa está aquí al lado, te voy a enseñar mis sábanas de princesa—lo miré mordiéndome el labio y sonrió.¿A quién más quieren?