David Bowie

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Heaven lleva enamorada de David dese niños pero nunca se lo dijo. Lo ve salir con gente y sufre por ello, pero una noche todo cambia.

Esa noche daría otro concierto. Por alguna razón me había llevado con él al Glass Spider Tour y, con ello, me había creado demasiadas ilusiones teniendo en cuenta que su novia también estaría allí. Sin duda, muy alentador pensar que para él las dos debíamos ir... Nótese, por favor, el sarcasmo. Yo llevaba con él desde los quince años cuando nuestras madres se hicieron amigas y se pusieron como objetivo que acabáramos saliendo. Nos llevaban a todas partes juntos e insistían en lo bien que nos entendíamos. Por su parte nunca hubo respuesta, pero yo no pude evitar que con el tiempo aquel chico de pupilas raras me acabase gustando, y con el paso de los años , esos sentimientos se volvieron más fuertes.

—¿Cómo crees que me queda el pelo así?—me miró y sonreí.
—Muy bien, estás guapo—lo observé sentada en el tocador.
—¿Recuerdas el pase VIP que te di?

Asentí.

—Siento decirte esto pero necesito que se lo des a Rossie, creí que me iban a dar dos pero solo tengo uno y...
—Lo entiendo—interrumpí devolviéndole la tarjeta—. Ella es tu novia.

Suspiré levantándome.

—¿Dónde vas?—me siguió.
—A casa, no tengo nada más que hacer—abrí la puerta pero me agarró de la muñeca.
—Mi idea era que te quedaras aquí mientras actuaba.
—¿Para qué?—hice que me soltara, estaba empezando a enfadarme.
—Me gusta tenerte cerca en los conciertos, ya lo sabes.
—David...—me apoyé en el marco—Creo que lo mejor sería que no estuviera aquí, se supone que tienes que venir tú solo con Rossie. No sé cuál es mi función en los tours.
—Ya te lo he dicho, me siento bien teniéndote conmigo—me agarró las manos.

Observé sus ojos algo borrosos ya que sentía mis lágrimas a punto de salir. Besé su mejilla tras un silencio de un par de segundos.

—Buena suerte—salí.

Me despertó alguien golpeando la puerta y fui a abrir.

—¿Qué quieres?—me froté los ojos viendo a David frente a mí.
—¿Estás enfadada?
—Estoy cansada, ¿podemos hablar mañana?—bostecé.
—Quiero asegurarme de que está todo bien—pasó a mí lado y cerré la puerta.

Nos sentamos en el sofá.

—¿Qué esperas que te diga? Sigo sin entender por qué me has traído.
—Me gusta estar contigo—se encogió de hombros.
—Pero ¿no ves que no tiene sentido?
—Lo he dejado con Rossie—suspiró ignorando mi pregunta.
—¿Por qué?—me acerqué para consolarlo.
—No es mi tipo—se encogió de hombros con indiferencia.
—Oh...—bajé la cabeza—Parece que nadie lo es teniendo en cuenta cuántas parejas has tenido últimamente—comenté y me miró mal.
—¿Qué quieres decir?
—Hay gente que no puede estar sola y eso está bien pero no me parece correcto que estés con una chica una semana, la dejes y busques a otra—expliqué.
—Heaven, eso no es así.
—Vamos, lo veo con mis propios ojos.
—Nunca tengo nada serio, eso es todo—echó la cabeza hacia atrás para apoyarla en el respaldo del sofá.
—¿Puedo preguntar por qué?
—¿Y tú?—me miró fijamente.
—¿Yo?
—Nunca sales con nadie.
—Estoy siempre contigo, todos piensan que eres mi novio—me encogí de hombros.
—Nadie te obliga.
—¿Lo dices en serio?—me alejé un poco para verlo de frente—¡Me haces ir a todos tus ensayos, si intento presentarte a alguien, te pones muy antipático y me traes a los tours como si fuera una groupie!
—¿No quieres estar aquí? ¡Pues vete, vuelve a casa!—se levantó—¡Lo único que quiero es que salgas de ese pueblo!
—¡Pues no lo parece cuando no me dejas salir a menos que sea contigo!

Ya nos estábamos gritando a pesar de la hora que era, me frustraba mucho su comportamiento y la situación.

—¡Nunca te quejas!
—¿Tú crees?—cerré los puños.
—¡No recuerdo haberte metido en ese estúpido tren a la fuerza!
—¡Porque yo quiero viajar contigo!
—¿Entonces por qué montas todo esto?
—¡Porque te quiero, joder!—me metí en mi habitación y cerré de un portazo antes de sentarme con la espalda en la madera.
—Heaven...—lo escuché al otro lado tras un par de minutos.
—Vete—rompí a llorar.
—Lo siento, no debo hablarte así, nunca te había gritado.
—Da igual, David. Vete, por favor.
—No me voy a ir, déjame entrar.
—¿Para qué?—me sequé los ojos pero seguían brotando lágrimas de ellos.
—Quiero arreglar esto.

Me moví por el suelo, apoyándome en la pared para que la puerta se pudiera abrir y apoyé la cabeza en las rodillas flexionadas. Lo siguiente que noté fue que se sentaba a mi lado.

—Oye...—acarició mi cabello produciéndome un escalofrío.
—¿Qué?—lo miré.
—Yo también te quiero—secó mis lágrimas con su pañuelo de seda blanco.
—¿Cómo?—fruncí el ceño.
—Intenté darte celos con todas esas chicas pero nunca funcionaba. No quise declararme por si no sentías lo mismo así que me conformaba con tenerte cerca siempre que podía.
—No hablas en serio—negué.
—¿Qué quieres que haga para que me creas?—rió levemente y quedé embelesada.
—Acércate.

Nada más lo hizo, tiré de la parte trasera de su cuello para besarlo.

—Te creo—susurré mientras empezaba a besar mi cuello.

El siguiente será Nikki Sixx, ¿A quién más quieren ver?

Rock One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora