6| La ciudad de las sirenas

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Finalmente el ansiado día había llegado. El festival que todo el mundo estaba esperando por fin estaba abriendo sus puertas en la plaza central de la ciudad donde un espectáculo que duraría todo el fin de semana estaría presentando sus obras especiales. Desde el ansiado musical hasta las jóvenes promesas del mundo del arte que con fervor esperan enseñar sus poemas. Puestos de comida y de juego rodeaban toda la plaza, globos por doquier, un arco en la entrada del muelle daba la bienvenida a los jóvenes viajeros que tenían la oportunidad de caer en esas tierras en un día tan especial. La música inundando toda la ciudad, la alegría danzaba en el aire como un delfín saltando entre las olas y riendo al son de los rayos del sol.

Sí, ese día que tanto se había anhelado por fin había llegado.

– ¡Esto es impresionante! – Ariel dijo con una sonrisa. Dio un paso hacia el frente, lista para correr de puesto en puesto y arrasar con el mundo entero, cuando una de sus hermanas la sostuvo con fuerza del cuello de su camiseta para evitar que la muchacha se escapara – No es justo...

– Pronto será la presentación del espectáculo, ¿recuerdas? – Attina alzó la ceja – No puedes irte porque hay que asistir.

La muchacha hizo una mueca amarga mientras le echaba una última mirada a un puesto de lanzar una pelota contra unos tarros. Una lágrima invisible corrió por su mejilla mientras era arrastrada hacia donde se encontraba el escenario principal del festival.

La sonrisa que había desaparecido apareció de nuevo tan rápido como se había esfumado antes. El lugar se encontraba perfectamente bien decorado, una gran cantidad de sillas plegables se encontraban ordenadas tres filas de tres asientos. El escenario era grande, pero no tan grande como el teatro de la ciudad. Cubierto de una tela roja preciosa por el frente para evitar que se viera lo que había detrás del telón, ella podía sentir la emoción vibrar por su cuerpo.

– ¡Ariel! – Levantó la mirada hacia donde se encontraba su mejor amigo sosteniendo una tabla sujeta papeles en sus manos con un micrófono en su oído. Ella ignoró los comentarios de Attina sobre no separarse y se acercó al muchacho con calma – Llegaste en un buen momento. Necesito ayuda urgente.

– Veo que Nolan no se presentará – Ella murmuró.

– No y me volveré loco – Él sacudió la cabeza – Si el acto sale mal, a la gente no le gustará.

– Estás hiperventilando...

– ¿Tú crees? – Él alzó la ceja antes de golpearse el rostro con una mano – Urchin no pudo conseguir el traje de delfín, pero adivina qué... ¡vino vestido de marsopa!

– ¿Cuál es la diferencia? – Ella frunció el ceño levemente.

– Es un cetáceo... los cetáceos son ballenas...

– Oh, está bien, seguro que todo saldrá bien aun así – Ella dijo con una sonrisa mientras volteaba a mirar todo el lugar – Se ve espectacular el como quedo ordenado.

– Sí, de alguna manera logramos poner los instrumentos sin que estorben – El chico dijo asintiendo – Ya va a empezar el espectáculo, ¿vas a ver el nuestro, cierto?

Ella soltó un gemido – ¿Es hoy?

– Ariel...

– Estoy bromeando. Sí lo veré.

– Estupendo y cuando termine podremos ir a jugar.

– ¡Sí! – Ella sonrió antes de ser jalada nuevamente por alguien. Alzó la mirada hacia Attina y vio que se encontraba molesta – ¿Por qué tan tensa?

– Ya sabes como se pone ella cuando se trata de eventos que involucran a la nuestra familia. Lo siento, Flounder, pero ya debemos irnos.

– Ah, sí – El muchacho asintió nervioso – Nos vemos, Ariel.

Melodía del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora