21| Sin importar el resultado

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Una sonrisa se formó en los labios de Ariel mientras alzaba la mirada entre la multitud buscando el rostro familiar. Un barco acababa de desembarcar desde el Puente en el muelle de Atlántica. Muchas personas estaban bajando del barco, mujeres, niños, hombres, e incluso animales. Ella dio unos saltos moviendo la cabeza de un lado a otro. ¡Demasiada gente!

Soltó un suspiró sobre su flequillo, un gesto que acostumbraba a hacer cuando estaba frustrada por algo. ¿Por qué tanta gente de todos modos? Vale, que pronto iba a ser verano, las personas solían vacacionar mucho pero Atlántica no era un destino turístico muy común debido a que su acceso no era para nada sencillo. Es cierto que solían venir muchos turistas porque quién no quería pasar su verano en una ciudad sobre el mar, pero eso no significaba que fuese un lugar destinado al turismo. Además, apenas iban a entrar en la temporada de verano, no necesariamente se podía decir que ya habían comenzado las vacaciones porque no era así. Ella apenas había terminado con los exámenes y solo faltaba el resultado de estos.

Había sido terrible estudiar para los exámenes cuando tenía que preparar una canción nueva para el vídeo de su padre –eso no había salido como ella esperaba que saliera– y practicar para su concurso de música. Había sido un verdadero desastre y sufrimiento conseguir que todo estuviera en orden y no fallar en ni una sola de sus metas. No había sido la única que había sufrido como el infierno, sus hermanas tampoco lo pasaron tan bien esas semanas con el vídeo y los estudios.

– ¡Ariel!

La muchacha dio un saltó de emoción al escuchar su nombre. Ella vio una mano alzarse entre la multitud, advirtiéndole de su presencia. Ariel sonrió corriendo hacia el frente encontrándose con Eric de pie frente a ella con una sonrisa. El chico tenía en su hombro derecho un bolso que dejó caer al suelo en cuanto la vio a ella, le dio un abrazo con fuerza que la hizo levantarse y hacerla girar. Rió suavemente, contenta de que por fin tres meses hubieran pasado tan rápido y pudiera encontrarse con él de nuevo. Ella notó que detrás de él, un hombre delgado y alto, con cabello blanco y vestido de una manera que ella describía como «anticuada» sostenía varias maletas, dos a cada lado de su cuerpo apretándolas con sus brazos, unos bolsos colgando de sus hombros, una mochila en su espalda y algunos otros tirados en el suelo. Junto a aquel hombre, un gran perro estaba dando vuelas por todos lados, olfateando y lamiendo a las personas con alegría, conociendo el nuevo entorno. Parecía bastante amigable porque en cuanto la vio a ella, Ariel juraría que alzó una ceja dejando ver sus ojos que se encontraban cubiertos con anterioridad por su pelaje blanco. El perro dio un salto al ladrar y corrió hacia ella derribándola al suelo mientras lamía su rostro.

– ¡Hey, hey, hey! – Eric dijo agarrando al animal de un collar rojo que traía en el cuello – ¡Vamos, amigo, basta!

Ariel rió debido a las cosquillas que le ocasionaban las lamidas de aquel animal, se sentó en el suelo el pelaje del gran animal.

– ¿Quién es este nuevo amigo? – Ariel preguntó riendo mientras secaba su mejilla con su mano.

– Este es Max – Eric dijo cuándo el perro se calmó, se arrodilló en el suelo sacudiendo la cabeza del animal – Ya te había hablado de él

– Oh, cierto, cierto – Ella sonrió mirando hacia el animal.

– ¡Eric! – El hombre que cargaba las maletas lo llamó con un tono sofocado antes de caerse al suelo por el peso de las maletas.

– ¡Santo cielo, Grimsby! – Eric dijo mientras corría hacia él para recoger las maletas y quitarle el exceso de peso – Lo siento, lo había olvidado

– Me alegra que tengas la cabeza pegada al cuerpo o de lo contrario quién sabe dónde la tendrías ahora – El hombre estiro su cuerpo colocando sus manos en la espalda. Sacudió su cabeza, ya de pie y sin exceso de peso, antes de dar grandes zancadas hacia ella. Sonrió agarrando las solapas de su traje y luego hizo una pequeña reverencia que hizo que algunas personas que aún estaban alrededor, completos turistas, observaran confundidos – Princesa Ariel, es un placer volver a verla

Melodía del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora