7| Cómo debería sentirse

19 3 0
                                    

Alzó los brazos sobre su cabeza cuando el dardo que había lanzado dio justo en el blanco. Una sonrisa se extendió en los labios de Urchin antes de mirar a Ariel con satisfacción mientras la muchacha le devolvía una expresión contraría a la suya.

– Eso ha sido suerte.

– Tres veces seguidas – Flounder asintió con una mueca de mala gana – Hemos perdido contra ellos.

– Son tres contra dos, no es justo – Ariel se cruzó de brazos mirando hacia sus amigos.

– Por supuesto que es justo – Urchin sonrió mientras sacudía el peluche que había ganado en el juego de lanzar dardos – porque ustedes dos siempre están de racha, además...

– Solo está inventando excusas – Flounder murmuró mientras se daba la vuelta.

– Tienes toda la razón – La muchacha comenzó a caminar lejos junto con su amigo – ¡Eh! Vamos a la montaña rusa...

– ¿A la... montaña rusa...? – El chico palideció – Pero es muy rápida y peligrosa y pasa por el mar. Qué tal si las vías se rompen y los carritos se caen al agua. En la profundidad, podríamos toparnos con un tiburón y...

– Deja de ser tan llorón – La muchacha dijo con una sonrisa mientras corría hacia una enorme fila que se encontraba en un lado. La muchacha sonrió ampliamente mientras miraba a sus amigos con una sonrisa en los labios, de las cuales al menos tres personas estaban asustadas.

– Cobardes – Urchin dijo mirando hacia sus amigos – Dios santo, mira esa fila. Tardaremos horas en subirnos.

La muchacha de cabello castaño hizo unos gestos con las manos antes de retroceder con una sonrisa nerviosa. A su lado, un chico de delgado de cabellos negros y ojos marrones asintió firmemente mientras la seguía nervioso.

– Gabriella tiene razón, no deberíamos perder el tiempo aquí cuando podemos salir a divertirnos a otros lugares.

– Pero es la montaña acuática – Gimió Ariel – Es la única montaña rusa de este mundo que tiene recorrido en el mar.

– Y – Urchin alzó la voz enfatizando – no estaremos aquí mucho tiempo.

– Creo que realmente tienes que ir al oculista, Urchin – Flounder lo miro con calma – Lo he pensado desde que comenzó el ensayo de la obra y ahora simplemente creo que es cierto que tienes algo mal en los ojos. Mira esa fila, el letrero pone dos horas de espera.

– Flounder, Flounder, Flounder, mi querido amigo Flounder – El rubio lo tomó de los hombros antes de mirar hacia sus amigos con una sonrisa maliciosa – Creo que todos ustedes están olvidando algo

– ¿El qué? – Preguntó el muchacho de cabellos negros.

– Que tenemos a una persona importante en el grupo – El chico soltó al rubio y señaló a Ariel – Es en este momento cuando usas tu influencia de princesa y haces que nos subamos ahora.

La pelirroja se rió sacudiendo la cabeza – Eso no va a suceder. Prometí que no me metería en problemas.

– ¿Cómo esto puede meterte en problemas? – El chico de cabellos negros preguntó.

– No estoy seguro de cómo, pero siempre que tenemos una idea... todo termina en problemas – Flounder dijo mientras Ariel coincidía asintiendo con la cabeza.

Gabriella volvió a mover las manos y Flounder asintió en coincidencia. En realidad los problemas los buscaban y no era como si ellos los recibían con los brazos abiertos y una gran sonrisa en los labios. La chica volvió a mover las manos mientras sacaba unos palitos del bolsillo, todos del mismo tamaño. Ella rompió uno y luego sujeto los palitos mirando a sus amigos.

Melodía del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora