14| El agujero negro sin fin

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Ariel hizo una mueca mientras abría y cerraba la mano derecha, sintiendo sus músculos tensarse ante la acción.

– ¿Cómo se siente?

– Raro...

– ¿Raro bueno o raro malo?

– Solo raro... – Ariel alzó la ceja mirando al médico que se encontraba sentado frente a ella en una silla giratoria mientras ella estaba en la camilla sentada con las piernas colgando y balanceándose.

– ¿Eso debería ser así? – Su padre, el rey Triton, preguntó al médico con curiosidad y preocupación en su rostro.

– Uhm, ¿duele?

– No, pero se siente raro.

– ¿Raro como qué?

– Solo raro – Ella hizo una mueca – No sé explicarlo...

– Tal vez sucedió algo en cirugía – Triton dijo rápidamente.

– No, la cirugía salió bien – El médico hizo una mueca – Dime, se siente como si algo se moviera por dentro

– ¡Sí! – Ella alzó la voz con una gran sonrisa en el rostro – Se siente así

El médico sonrió – Eso es porque ha pasado mucho tiempo desde la última vez que la moviste o la doblaste – Explicó con calma – Pero por lo que he visto en la radiografía que te hicimos, todo ha salido bien y según lo que me contaste no has tenido problemas esta semana al usarla

– Me dio cosquillas agarrar un vaso la primera vez, pero no cosquillas para reír sino que era una sensación extraña – Ella murmuró mirando su mano – Lo solté enseguida porque me molestaba demasiado

– Es normal, era tu tacto – Él explicó con calma – No te quites los vendajes aun y sigue cambiándolos según el tiempo que se te dio. No hagas movimientos bruscos de momento y tómalo con calma

– Me siento impaciente por volver a mover mi mano como antes – Ella masculló entre dientes mientras desviaba la mirada.

Su padre le dio un leve apretón en el hombro antes de mirar al médico nuevamente.

– Entonces es todo.

– Por nuestro chequeo semanal, sí lo es – Asintió el médico con una sonrisa mientras escribía algo en una hoja – Simplemente asegúrate de tomar los medicamentos una vez al día y sigue los demás consejos

– Gracias – Ella asintió con una sonrisa.

– Por otro lado, en cuanto a tu pierna – El médico sonrió mirando una radiografía – Me parece que ha habido un buen avance

El rey alzó una ceja con ilusión – ¿Significa eso que podrá caminar sin la bota?

– Uhm, es muy probable – Él asintió mirando a la muchacha – Dime, ¿piensas que es buena idea quitarla ahora?

– Sí – Ariel dijo con firmeza – Es molesto para caminar

El médico soltó una suave carcajada – Debe serlo. Pero, teniendo en cuenta que puedes caminar solo con la bota, quizá no tengas problemas para caminar sin ella, aunque eso no significa que al momento de sacarla podrás caminar. Tienes que asistir a rehabilitación una hora al día, durante el tiempo que sea necesario.

– Lo acepto – Ella dijo rápidamente.

Su padre colocó una mano sobre su hombro – Vamos a pensarlo...

– Pero...

– Con calma, ¿recuerdas?

– Sí, pero creo que sería buena idea quitármelo ahora – Ella lo miró con una expresión de súplica. Su padre retrocedió intentando mantener una dura mirada, impenetrable y firme, pero la expresión de cachorro lastimado de la muchacha era más fuerte que sus esfuerzos – Quiero decir, creo que es momento, ¿no?

Melodía del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora