19| Para su amada reina

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– Oh, Sebastián, viejo amigo, que alegría el verte por aquí – Zeus dijo con una gran sonrisa en sus labios. La pelirroja la sintió algo forzada.

– Zeus – Sebastián dijo tensó.

– Sebastián – Él repitió de igual manera.

Ariel miró a ambos hombres – ¿Se conocen?

– Ambos asistimos a la misma escuela de música. Podrías decir que nos conocemos desde que éramos jóvenes – Sebastián dijo sin despegar la mirada del compositor.

– ¡Oh! – Flounder chasqueó los dedos – Lo recuerdo. Hace un año vimos un concierto por televisión y él apareció ahí como invitado especial

Ariel torció los labios sorprendida.

– Pero yo no sabía que ustedes se conocían – Ella señaló a Sebastián y a Zeus – Tú no me lo dijiste

– Hay un límite de lo que me gusta contarte y lo que no – El consejero real dijo con seriedad antes de mirarla a ella molesto – Creía que dijiste que estudiarías con Aquata hoy

– ¿Estudiar? – Ella alzó una ceja confundida. Dio un saltó comprendiendo lo que estaba insinuando el hombre y asintió varias veces – Sí, sí, pero tomamos un descanso y vine porque Flounder tenía entradas, pero ya estaba por volver a casa

– Uhm – Él la miró con desconfianza a lo que Ariel hizo una mueca nerviosa.

– Siempre tan estirado y aburrido, Sebastián – Zeus dijo alzando una ceja – Para mí ha sido todo un honor que la princesa vea mi presentación y de hecho, los invito a los tres a ver la siguiente parte, ¿qué dices, Sebastián, por los viejos tiempos?

– No – Sebastián dijo con firmeza – Eso que llamas música no es más que un vil plagio de dos canciones

Flounder murmuró – Creo que son rivales más que amigos.

– Sí, también lo pienso – Ariel asintió – A mí me ha gustado la presentación

Sebastián chilló – ¡Eso piensas! Ariel, esto no es diferente de la música clásica que tanto odias.

– Bueno, no es que la odie en realidad, simplemente no me gusta que sea lo que hay que tocar en los concursos.

– ¿Qué dices tú, pequeño amigo? – Zeus miró a Flounder con una sonrisa en sus labios – ¿Quieres quedarte a ver el espectáculo?

– ¿Yo? – Él echó una mirada hacia la pelirroja – Bueno, me ha gustado la primera parte

– ¡Perfecto! Entonces está decidido, ¿no crees Sebastián?

– Olvídalo, Zeus. Me llevaré conmigo a la princesa y a Flounder ahora mismo – Él dijo molesto – Y no vuelvas a meterle ideas extrañas en la cabeza

– ¿Ideas extrañas? Por favor, viejo amigo, esto es música.

– ¡Música! – Su acento hizo chillar su voz – ¡Eso no es música! No te atrevas a decir eso nuevamente

– Está bien, admito que tenemos diferencias musicales.

– Eso es decir lo menos – Se cruzó de brazos mirando hacia aquel hombre – A diferencia de ti, Zeus, aquello que llamas música no es bienvenido a Atlantica

– Eso dices tú, pero los espectadores estaban chillando mi nombre como siempre – Él dijo con una sonrisa amplia en su rostro – Por favor, Sebastián, ¿por qué es tan difícil para ti ver más allá de lo tienes en frente? Dijiste que amabas la música y sobre todo las composiciones originales

Melodía del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora