22| En el corazón de la melodía

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Se abrazó a sí misma mientras escuchaba las melodías que sus oponentes habían creado, hermosas y llamativas. Todas alegres, todas rápidas, algunas lograban su cometidos y sonaban vacías, como si el compositor no tuviera un rumbo que tomar al crearlas. Echó un pequeño vistazo detrás del telón, viendo a mucha gente en las butacas, gran parte del reino así como visitantes de otros reinos se encontraban sentados en todo el lugar. El teatro casi lleno. Solo la familia real de Atlantica se encontraba en representación de la realeza, por lo que ella sabía, los otros reyes no vendrían hasta la final, es decir que solo habría dos familias de la realeza presentes cuando el momento llegará. Si ella conseguía entrar en esos finalistas, eso significaría que solo vendría una familia real a Atlantica, ya que ellos vivían ahí (por desgracia).

Sebastián le había contado, luego de haberla inscrito, que cada año el concurso mundial se celebraba en un solo reino y cada año era diferente su anfitrión. Este año le había tocado a Atlantica ser el anfitrión del concurso lo que le hace sentir que fue timada, ya que ella esperaba por fin tener la oportunidad de salir del reino.

Respiró hondo mientras retrocedía para volver a los camerinos cuando chocó con alguien y se tambaleó nerviosa.

– Lo siento, fue mi culpa.

– La mía también – El chico frente a ella le dijo con un tono suave y elegantemente forzado. Tenía el cabello rubio y ojos verdes, era alto y vestía con esmoquin – Mis disculpas

– Está bien – Ella sacudió la cabeza haciendo una reverencia – Soy Ariel

– Sé exactamente quién eres – Inclinó la cabeza con una sonrisa – Mi profesor de música suele pedirme todos los años tener miedo de algunos concursantes, para así estar en guardia e ir con cautela, no subestimarlos jamás y este año me ha pedido que tenga miedo de ti. Personalmente no entiendo la gracia

– ¿Disculpa? – Entrecerró los ojos con curiosidad.

– Te he buscado en internet, sí eres buena con el piano, pero desde hace cinco meses que no tocas, ¿verdad? Un accidente tal vez.

– Eso es información privada, ¿cómo lo sabes?

– Cuando entra en un concurso como este, princesa Ariel, lo mejor es ir precavido y conocer a la competencia. Llevo tres años concursando y he aprendido trucos interesantes.

– Aja...

– Oh, que osadía, ¿verdad? – Sonrió el chico – Olvide presentarme y te trato de menos sin que sepas mi nombre

– No me interesa saberlo tampoco – La chica sonrió sacudiendo la cabeza.

– Duque Philip del Reino Zar – El muchacho hizo una reverencia con una sonrisa airada – Tres veces ganador del concurso de los reinos

– ¿Tres veces? – Ariel inclinó la cabeza con una sonrisa, cejas alzada y perfecta expresión de «no me interesa» – Eso es impresionante

– Realmente debería tener miedo de usted, pero no siento que lo irradie.

– Deberías consultar con mi niñera de hace años, ella aún tiene pesadillas conmigo – Sonrió Ariel con calma – Digo, solo si quieres más información sobre el miedo

– Que graciosa – Sonrió él chico – No estoy preocupado para nada. Cinco meses sin tocar atraen los nervios y la falta de técnica, aunque debo decir que estoy impresionado por la rápida recuperación

Ariel echó un breve vistazo a su mano. Aún tenía las vendas puestas y según el médico, dependiendo de cómo vaya la recuperación y la tocada del concurso, era posible que si lograba pasar a las finales ya no la tendría que usar, siempre y cuando mantuviera los ejercicios y se cuidara como debería. Por otro lado, su vestido plateado resaltaba aún más con las vendas puestas.

Melodía del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora