4| Preparándose para el festival

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El frío de la noche comenzaba a volverse cada vez más helado y solo una puerta las separaba de la calidez del hogar. Inconscientemente las manos de Alana se elevaron y comenzaron a frotar sus brazos en busca de calor mientras se preguntaba a sí misma si era prudente entrar por la puerta o simplemente... bueno es que no tenía ninguna otra opción. Era, o entrar por la puerta o entrar por la puerta. No hay más.

Por desgracia, ella debía hacerlo. Estaba preocupada ya que no solía romper las reglas de su padre jamás. Al ser la segunda hija del rey, debía mostrar madurez y calma, siempre mantener la vista fija en la integridad y no desviarse de ello. Sin embargo, tampoco podía decir que era la hija modelo. Ella también tuvo su momento de adolescente rebelde en su tiempo, aunque a pesar de ello jamás había llegado a desobedecer las reglas de su padre, al menos no las grandes como el toque de queda. Jamás.

La seguridad de la familia real había aumentado drásticamente después de la muerte de su madre. Si no fuera porque era una locura, Alana estaba segura (al igual que el resto de sus hermanas), de que su padre las hubiera encerrado en el castillo con tal de protegerlas. Sin embargo, él no podía hacerlo... bueno, sí, porque era él, pero en esencia no lo haría porque incluso él sabía que era exageración. Ahí es donde surgió la escolta real, o guardia real o cualquier otro nombre por el cual las princesas solían referirse a los acompañantes que solían seguirlas cuando salían tarde o volverían tarde. El toque de queda para ellas era obligatorio respetarlo, era lo único que estaba previniendo que otro "incidente" como el de su madre volviera a suceder, aunque era demasiado ingenuo pensar que solo corrían peligro por la noche y no durante el día, pero nadie quiso debatirlo para evitar aumentar más la seguridad en ellas. Perder a su madre ya había sido bastante grave, lo último que el rey o Alana quería pensar era en perder a una de las chicas. Ni siquiera era capaz de verse a sí misma llorando por la muerte de alguna de sus hermanas. ¡No quería pensar en ello!

Debía ser responsable, pero no lo hizo. Prometió que llegarían a las diez y en su lugar llegaron a media noche. Ella no sabía cómo enfrentar a su padre después de esto y tampoco sabía cómo es que su hermana menor estaba tan despreocupada ante la situación.

La chica pelirroja inclinó la cabeza mirando a la guardia real antes tomar de la muñeca a la pelinegra, quien la miro confundida un momento antes de ser arrastrada hacia unos matorrales que había cerca. Arañándose con las ramas y terminando con hojas en el cabello, lo atravesaron casi sin problemas y luego de eso solo quedo esconderse de los guardias que patrullaban el jardín.

– Nuestro dormitorio está en el segundo piso, dudo mucho que se te ocurra escalar, ¿verdad? – Dijo con temor la pelinegra, porque tratándose de Ariel era posible.

– ¿Escalar? – Ella se burló – Novata.

– ¿Qué?

La pelirroja no la soltó en ningún momento. La arrastró hacia las paredes del castillo mientras con una mano tocaba la pared de piedra, arrastrándola suavemente por encima de esta hasta finalmente detenerse.

– Por cierto, esto es un secreto y no puedes contarlo a nadie.

– ¿De qué estás hablando?

– Es media noche y yo ciertamente no tengo ganas de lidiar con papá ahora – Ella dijo con calma – Así que dejaré que pienses en una excusa durante la noche para que puedas decirle mañana en caso de que quieras confesar la hora a la que llegamos. Yo como que estoy acostumbrada a meterme en problemas así que francamente me importa poco si se lo dices o no, pero ahora mismo papá piensa que llegamos a las diez.

– ¿Cómo estás tan segura de eso?

– Porque Sebastián dijo que no ha salido de su oficina en toda la noche. Lo ha mantenido vigilado para evitar que sepa que no hemos llegado. En cuanto a Attina, la convenció de no decir nada. Ella debió haber accedido en un intento de "volvernos más responsables" – Rodó los ojos la pelirroja – Como sea, depende de ti si decirle la verdad mañana o no.

Melodía del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora