8 ° Modales

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— Ojitos de noche, brillantes como las estrellas. Besitos de luna, y cabellos de césped a la sombra nocturna. Hola, cosita preciosa. 

JongHoon dejó de leer las notas que había tomado aquella mañana al doctor Cho. Posó su vista al frente y se encontró a Kyuhyun vestido totalmente de negro, ofreciéndole una paleta con vibrantes colores. 

El pelinegro asintió con una pequeña mueca de aprobación. 

— Debo aceptar que está vez te quedó bien—. Felicitó al contrario mientras tomaba la paleta—. Vas progresando en tu poesía. 

Kyuhyun sonrió con dulzura.

— Soy Kyuhyun Shakespeare. 

JongHoon bufó.
— Demasiado gastada esa comparación. Hay millones de artistas, incluso más "románticos" que Shakespeare. — Kyu rió. 

— Vamos a comer. 

Kim tensó las manos cuando escuchó el ofrecimiento del contrario. Asustado y aturdido con su mente traicionera. 

— Ya comí. 

— Es mentira. Son las dos con cincuenta, y tú siempre comes entre tres y cuatro cuarentena. 

JongHoon rodó los ojos. Pensó unos momentos y luego recordó lo que había vuelto a ocurrir. Ya ni siquiera entendía su debía agradecer que Kyuhyun lo obligara a comer (o mejor dicho, lo tentara), o creer que era una persona nociva para sus propósitos. 
Aunado a lo anterior, Kim recordó el mensaje de Cho sobre el proyecto de los menores. 

Esa mañana la página había superado el número de firmas y el doctor había compartido el mensaje de Kyu junto a un gran agradecimiento de todos los que harían posible el proyecto.  

Caminó en su dirección, y sin más, abrazó al castaño. Un abrazo ligero, y tal vez un poco frío. Pero no para Cho, quién lo miró sorprendido cuando se alejó.

— ¿Y eso por qué?— Preguntó con una expresión de sorpresa. 

¡Él lo había abrazado!

Un gran paso, un enorme, glorioso y excitante paso. 

— El doctor compartió en la página tu mensaje en Youtube. Se superó el número de firmas para dar luz verde al proyecto. Fue muy noble tu acción. 

Los ojitos negros de JongHoon denotaban su enorme gratitud hacia la acción de Kyuhyun. El castaño se sonrojó ligeramente y asintió.

— Gracias y… Por nada. 

JongHoon movió la cabeza y tomó su bolso. Aceptaría comer con él, por mucho que intentara meditar y sacarlo de su mente, sabía que no era posible. Además, ya había visto casi todos sus videos. 
Eran entretenidos y podía reír sin la preocupación de que Cho lo estuviera mirando o molestando. 

El teléfono sonó, JongHoon miró el número y sintió que las náuseas volverían. 
— Voy en un momento… 

Kyuhyun saltó de alegría. 
— ¡Yei!— Siempre lograba convencerlo. El fastidiado Kim debía dejar de hacerse el difícil. 

Salió de la oficina y aún así, con quién fuera que estuviese hablando por teléfono, se le escuchaba cortante, incómodo, incluso furioso. 

— ¿Es obligatorio ir?... Ya que. — JongHoon colgó aquella llamada tajantemente. 

Maravillosas noticias. Sería cumpleaños de su padre, el viejo estaba enfermo y la hipócrita preocupación de su madre exigía que se presentara de visita. 

JongHoon de por sí no tenía apetito, y aún cuando Cho había ordenado una muy atractiva pizza, el pelinegro no quería ni ver el plato. 

Estaban en su casa, Kyuhyun seguía hipnotizado con la enorme pantalla que JongHoon tenía en la sala. Mientras Gollum se comía el pez crudo, Kyu le daba una gran mordida a su rebanada de pizza.  

Café Amargo ••• |KyuSung|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora