25 ° Sorpresa

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Estaba soleado, era temprano todavía y mientras Kyuhyun cargaba las maletas al mismo tiempo que intentaba dar con la llave para abrir la cabaña dónde se quedarían, Jonghoon yacía sobre una pequeña loma, casi sobre el risco que descendía hacia el océano. Observó al pelinegro extender los brazos hacia el cielo azul, respirando el aire frío que les golpeaba la piel cada tanto, aún con el sol en su punto más alto.

— No había respirado un aire tan limpio desde que fuimos a acampar.— dijo con una enorme sonrisa. Kyu le devolvió el gesto ligeramente, y regresó a abrir la puerta. Como si se tratara de un niño pequeño, JongHoon brincó al interior de la cabaña para luego quedarse sorprendido de lo linda que era. Pequeña, con una chimenea de piedra justo al frente de una pequeña sala de muebles rústicos, a pocos pasos se hallaba la cocina, y luego un pasillo donde sólo se encontraban tres puertas.

— Espero te guste.— expresó el castaño mientras se encaminaba con las maletas en búsqueda de la habitación. Jong lo siguió hasta la primera puerta, donde encontraron una habitación pequeña, con las paredes de madera, una ventana amplia y la cama, cubierta de sábanas color crema. Kyuhyun esperó un «Wow» por parte de JongHoon, o un «Gracias, es tan romántico.»
Pero no fue así.

— Demasiado meloso para mi gusto.— Terminó diciendo mientras miraba toda la habitación con detenimiento. Kyu dejó en el suelo las maletas y aprovechó lo distraído del pelinegro para palmear su trasero de sorpresa.

— Dale un respiro al bondage y las mordidas, nene. También existe el azúcar en nuestra relación.— Jong rodó los ojos con una sonrisa. Detuvo la mirada en la ventana y corrió hacia ella.

— Oh está cerca de la colina. ¡Tenemos que ir! — Necesitaba caminar por ahí, seguir respirando el aire fresco, sentir la naturaleza del lugar y dejarse llevar por lo que les interesara.

— Voy a arreglar las cosas. — escuchó del contrario, un tanto desanimado.

— Oye...— dijo mientras lo tomaba de las mejillas para plantarle un sonoro beso en cada mejilla—. ¡Me encanta este lugar!

Una sonrisa emergió del rostro de Kyuhyun, amplia y evidentemente, más que enamorada.

°≈°≈°≈°≈°

Luego de que con mucha dificultad se aseguraran que vagar por ahí era seguro, Kyuhyun y JongHoon se aventuraron entre las colinas de Noruega en búsqueda de algo interesante, o sencillamente de algo que admirar.

De vez en cuando, Kim tomaba los binoculares y observaba en distintas direcciones. Admiraba las montañas altas, el escaso color verde que se ocultaba entre las brumas y la blanquecina nieve que cubría todo como una angelical sábana sobre el mundo.
Kyuhyun encontró entre toda la nieve que cubría el suelo, una pequeña flor púrpura, miró al cielo y juntó sus manos.
— Perdóname, madre naturaleza. — susurró antes de arrancar la pequeña flor. Se levantó y corrió en dirección al pelinegro.

— Este lugar es hermoso.— Lo escuchó decir mientras bajaba los binoculares, sonriente y evidentemente encantado con todo. Giró hacia Kyu, encontrándose una florecita púrpura entre sus dedos.

— ¡Kyu! — chilló mientras tomaba la flor. Sonrió hacia el castaño, con el corazón a mil y las mejillas enrojecidas. Podrían compartir muchas cosas, secretos, intimidad, confianza... Pero siempre un detalle, por pequeño que pareciera, le iba a enamorar de él con fuerza.

Y por detalles, Jong se encargó de tomar la suficiente cantidad de fotografías para recordar aquel viaje. Una caminata por el borde de la playa en el temprano atardecer, una fogata más tarde, y muchas demostraciones de cuanto se amaban más tarde, hicieron de ese primer día, uno demasiado mágico para ambos.

Café Amargo ••• |KyuSung|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora