12 ° Ceder

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Más tarde, Kyuhyun se había tomado la libertad de acomodar las cosas de ambos en el clóset de la habitación. Luego, decidió sorprender JongHoon con uno de sus grandes dotes con poco alcohol. 

JongHoon estaba sentado frente a una pequeña mesita cercana a la piscina cuando Kyu dejó dos copas con soda y frutas frente a él, antes de tomar asiento.

— Me tomé el atrevimiento de arreglar tus cosas en  la recámara. 

— Hjum — respondió con las mejillas llenas, sin quitar su atención de todo lo que cubría la superficie de la mesita— tienes que comer esto.

Estaba llena de platitos blancos con bolsas, trozos de limón y un salero. Pero lo que JongHoon le ofrecía era algo color beige, redondo y con una envoltura transparente con letras y una rosa roja.

— Es un dulce raro que me trajo Alejandro—. Kyuhyun intentó quitar esa envoltura plástica, pero no contó con que el dulce se terminaría haciendo polvo cuando lo abriera  ¿Quién hacía dulces que se destruían solos? — Es de maní. Me he comido cuatro. 

Kyuhyun probó lo que con tantas ansías parecía estar disfrutando Kim.
¡Wow! No sabía nada mal. 

El castaño le acercó la copa.
— ¿Quieres? 

— ¿Qué es? — JongHoon dejó de lado sus dulces y volvió a lo que Cho le había preparado. Tenía buena pinta, con trozos de naranja, sandía, uvas y la efervescencia de la soda.

— Es un cóctel de...— JongHoon hizo de lado el popote y lo bebió casi hasta la mitad. ¡Estaba increíble!

— ¡Sabe delicioso! — gritó emocionado antes de tomar uno de los platos blancos cubiertos por una bolsa—. ¿Por qué todo aquí sabe tan rico?

— ¿Estabas comiendo tacos?— Kyuhyun se apresuró a tomar uno de los platos dónde se encontraban envueltos.

— Te guardé unos. Mientras platicaba con Alejandro, él se ofreció a ir por unos. Y son fantásticos.

— Debiste hablarme para que comiera contigo. — reclamó Kyu con un puchero. JongHoon acercó su mano y le apretó con ternura una mejilla.

— Lo siento. 

Pronto se hizo tarde. La luz dorada del sol a punto de desaparecer cubrió todo. Kyuhyun miró con detenimiento frente a él. JongHoon lucía como la más hermosa de las joyas bajo la luz del atardecer.
Su corazón latía desenfrenado. Hubiera querido decir algo gracioso, algo normal o sin sentido. Lo que fuera para verlo sonreír. 

¿Por qué de repente él parecía estar tan triste?

JongHoon miró el atardecer con paz, en entera armonía con él mismo, pero su atención aterrizó como un arma letal sobre aquello en lo que odiaba caer todo el tiempo.
Tenía una mesa frente a él, envolturas vacías, platos vacíos, y una copa con soda.

¡No!

De nuevo, su mente y su cuerpo lo atacaron de la peor manera.

¿Acaso era idiota? ¿No sabía cuántas calorías tiene un simple vaso con soda? ¡Los dulces! ¿Cómo había podido? Era una falta enorme a lo que quería, a lo que tenía que ser.

Su pecho comenzó a hacerse más pequeño para al aire que necesitaba, su corazón palpitó con fuerza y miró todo sin dejar de pensar en el horrible daño que se estaba haciendo.
Necesitaba deshacerse de esos errores, castigarse por romper su propósito.

— ¿Cuánto comí? 

— Ehh dos órdenes de tacos. Diez mazapanes, y tres cócteles—. Kyu rió de forma bromista—. Ni se te ocurra entrar al agua. 

Café Amargo ••• |KyuSung|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora