28 ° Luna de miel

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JongHoon jamás creyó que todo tomaría ese camino.
Entreabrió los labios cuando escuchó los pasos cercanos a él. Yacía desnudo, sobre la alfombra; de rodillas, desafiando su flexibilidad con ese arnés de piel en forma de cruz que le mantenía esposadas las muñecas y los tobillos por detrás. Una tela de satín negro le cubría los ojos y dejaba unicamente su boca en libertad.
Aguantó un jadeo cuando una sensación fría y suave rozó con su piel. Le siguieron unos cálidos nudillos y continuó un húmedo beso sobre sus labios.

— Ky...Kyu — balbuceó entrecortado. Era extraño, como si sintiera frío y al mismo tiempo estuviera ardiendo. Su corazón estaba agitado y sabía perfectamente la imagen que tendría Kyuhyun de él en ese momento, atado de pies y manos, su erección expuesta y la piel completamente estremecida.

— ¡Ssh!— Kyu lo tomó de las mejillas, acariciando sus labios en un tentativo juego por besarlo, se alejaba, y regresaba a lo mismo. Finalmente, mordió con lascivia el labio inferior del pelinegro, certero pero dulce al mismo tiempo, provocando un jadeo más.
Paseó con lentitud sus manos por todo su cuerpo, tentando esos lugares sensibles que tanto conocía. Tocando sus pectorales sin llegar a más, pasando por su vientre sin bajar hasta dónde él deseaba en verdad.
Jong se retorcía bajo el tortuoso viaje de sus dedos sobre su anatomía. 

— Kyu…— suplicó cuando sus manos se centraron en explorar entre sus muslos, caricias suaves, lentas y arrasadoras.
Cho se detuvo, Jong echó hacia atrás la cabeza cuando un golpe cayó resonante contra su pierna; un segundo en su abdomen y el tercero sobre su hombro. Kyuhyun atrapó su cabello, haciendo que su cabeza se ladeara con brusquedad mientras repartía un sinfín de besos y mordidas leves por su cuello hasta el hombro donde lo había azotado.
JongHoon reconoció que el artefacto con el que Kyu cargaba en la mano era un fuete de cuero que él mismo había llevado. Una sonrisa excitante y traviesa adorno su rostro cuando Cho le estrujó el trasero al mismo tiempo que sus dientes atacaron contra uno de sus pezones.
Gimió alto, se dejó hacer… Se proclamó un esclavo de aquel hombre, de sus innumerables mordidas, de la forma en la que lo tentaba y luego se alejaba.
Su corazón palpitó con más fuerza cuando escuchó la hebilla del cinturón. Segundos bastaron para sentir el frío metal sobre sus brazos y piernas. Ladeo la cabeza, sintiendo cómo caía sobre su cuello el cinturón; Kyuhyun lo enredó alrededor del mismo, cerrándolo justo, pero sin el fin de asfixiarlo.
Jong se estremeció cuando tiró del cinturón en dirección contraria, atrayéndolo hacia el frente.

— Abre la boca. — pidió el castaño con voz demandante. El contrario obedeció lentamente. Kyuhyun se mordió los labios y se adentro de un solo movimiento en la estrecha boca de su pareja.
Kim se sobresaltó, una fuerte mano se enredó en su cabello y comenzó a guiarlo al ritmo que él otro deseara.
Se sintió tan indispuesto, sumiso y atormentadamente excitado.
Las manos de Cho tiraban de su cabello con fuerza, la respiración le estaba faltando, su corazón se aceleraba con cada embestida sobre su lengua. Hizo un leve giro en su hombro izquierdo, y Kyuhyun se detuvo.
Obviamente aquello tendría sus reglas.

La fuerte mano que antes había estado sobre su cabello, se enredó hábilmente en cuello obligándolo a recibir el apasionante beso del castaño.
— Kyuhyun… Las esposas. — pidió suplicante. Kyuhyun no tardó mucho en deshacerse de aquel incómodo arnés.
Lo ayudó a ponerse de pie y lo cargó hasta dejarlo sobre la cama.
Jong seguía con el pañuelo oscuro sobre sus ojos cuando Kyuhyun le tomó las manos y las pasó por encima de su cabeza. Nuevamente sintió el frío del metal alrededor de sus muñecas, un clic, y se mantuvo inmovilizado.

Kyuhyun subió a la cama, posicionándose entre sus piernas. El calor que inundaba su piel se intensificó cuando Cho mordió su clavícula. Tomando sus caderas con firmeza descendió hacia su pecho, envolviendo aquellos sensibles sitios que no hicieron más que hacerlo retorcerse entre juegos, mordidas y saliva. Él mordía y succionaba la piel que cubría sus costillas, el abdomen, los costados de sus caderas para luego acabar con aquella aclamante reacción entre sus piernas.
JongHoon arqueó la espalda y gimió con agudeza cuando lo tomó con su boca.

Café Amargo ••• |KyuSung|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora