࣪𓏲ּ ҂ ˳𓄹 🦋 ╱ ❪ 𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄𝐒 ❫
❝describe aquellas relaciones
en las que se establece una
conexión especial con la
otra persona❞
𝗲𝗻 𝗱𝗼𝗻𝗱𝗲 𝗠𝗮𝗿𝗶𝗮𝗻𝗲𝗹𝗹𝗮 𝘆 𝗥𝗮𝗺𝗶𝗿𝗼 habían terminado hace cinco meses, claro, ellos ja...
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𝗦𝗜𝗘𝗠𝗣𝗥𝗘 𝗠𝗘 𝗚𝗨𝗦𝗧𝗔𝗦𝗧𝗘
Algo que Rama no podía dejar de pensar, era en esa chica rubia con la que se había encontrado aquella noche, por más que intentará evitar en no pensar en ella – lo cual fue imposible –, sentía la necesidad de volver a verla y ayudarla.
Caminando por las calles de Buenos Aires, desde una esquina pudo ver a la chica rubia: peleando con dos guardias de seguridad, intentando liberarse de su amarre. El rubio ni lo dudo y fue corriendo hasta ella para ayudarla.
— ¡Aléjate de ella! — gritó, agarrando a uno de los guardias por el cuello de la polera mientras lo tiraba lejos de Valeria.
— No te metás flaco — exclamó.
— Tronco no jodas más. Ándate — pidió ella.
Intentando mantener firme su voz. Valeria se levantó del suelo, tambaleándose. Se sentía como si estuviera cayendo.
— Está chica pertenece al Escorial — la señaló con indiferencia —. Y muy pronto estará allá, si no te interponés en el camino rubio — lo miró mal.
— No voy a permitir que se la lleven a ese maldito lugar — le dio un golpe al guardia en la cara, dejándolo sangrando. Tomó la mano de Vale —. ¡Vos te venís conmigo!
— ¡¿Te volviste loco, tronco?! — gritó alarmada, enojada —. Ni loca me voy con vos
— No fue una pregunta — repuso el rubio con aire de suficiencia, su voz monótona.
Y sin más, ambos corrieron lo más lejos posible de los guardias, Rama podía sentir la respiración de Vale, sonaba ruda y con pánico. « Vamos, solo un poco más rubia » pensó él mientras que la ayudaba a subir las escaleras para seguir corriendo.
Pero por un mínimo resbalón, ambos cayeron al pasto, Valeria quedó arriba de él mientras que intentaba recuperar el aire.
Él rubio sonrió lentamente, le corrió un mechón de pelo para colocarlo detrás de su oreja.
— Ahora, ellos me quieren a mí — susurró intentando recuperar el aire. La rubia lo miraba sin expresión —. Y todo por salvarte, rubia
— Pues yo no te pedí que me salvarás — recriminó Vale bruscamente.
Suspiró — Por favor, tenés que venir conmigo. Yo conozco a una persona que te puede ayudar
Su tono de voz era suave pero a la vez con mucha angustia.
— Tenés que dejarme ir, tronco
La miró incrédulo — ¿Estás bromeando? — jadeó —. Apenas pudimos escapar
La tumbera sacudió su cabeza, tercamente.
— No quiero irme con vos. ¡Entendelo!
— No me importa lo que pienses — su mirada era neutra —. Te venís conmigo sí o sí