𝟏𝟖. headlong

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𝗗𝗘 𝗖𝗔𝗕𝗘𝗭𝗔

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𝗗𝗘 𝗖𝗔𝗕𝗘𝗭𝗔

No habían pasado tantas horas luego de que decidieron dejar de ensayar, Mar estaba muy confundida por aquello en la carpeta que estaba leyendo, teniendo a Bauer enfrente de ella; este la miraba sonriente.

— No entendí nada —se encogió de hombros y le devolvió la carpeta.

— ¿Ah no? Yo me rompo el alma pagando ése colegio, ¿y no entendés lo qué dice acá? —dijo ofendido—. Acá dice que sos una muy buena persona, acá dice que eran analgésicos, así que voy a hablar con el director, va a estar todo bien pero si no me abrazas va a estar todo mal

Y sin dudarlo, lo abrazó, colocando una mano en su pecho. Sintiendo todo el alivio recorrer por todo su cuerpo.

— Gracias por estar conmigo

— Yo siempre voy a estar con vos —prometió. Se separó de ella y la miró—. No estés más triste

Ella soltó una leve risita con gracia.

— Ni ahí, solamente le quiero pegar una patada al director, unas par de cachetadas a Tefi para que se ubiqué y a Nacho le voy a cortar–

— ¡No!

— Las pantuflas —completó.

— Éso espero —murmuró—. Te quiero, pórtate bien y de Nacho me encargo yo

— Gracias —sonrió ella dulcemente mientras salía de aquel lugar.

Siguio caminando hasta llegar a la sala, no tenía ánimos para hablar con nadie, recordó a Simón cuando la abrazó en el hospital porque estaba mal por Rama, sus ojos se llenaron de lágrimas, si tan solo él estuviera aquí todo sería diferente. Él si le hubiera creído.

«Odio sentir este sentimiento. Me odio por amarte», se maldijo con angustia y dolor.

Una voz muy familiar interrumpió sus pensamientos, Mar rápidamente se limpió las lágrimas con sus manos. Disimulando estar bien. Cuando levantó la mirada vio a su hermana frente a ella mirándola con firmeza, Tefi se disculpó ella, de alguna manera pudo notar el arrepentimiento en su voz.

La castaña la miró fijamente por un momento y luego de varios minutos aceptó sus disculpas, lanzandole una mirada amigable.

No pasó de un minuto más y Rama había llegado y se colocó al lado de su novia mirando a Tefi con el ceño fruncido, ella le cuenta lo que paso. Pero el rubio seguía desconfiando.

— ¿Te hacés la buenita ahora? —inquirió bruscamente, seguía mirándola desconfiado.

— Rubio ya me aclaró todo, está todo bien con ella —explicó Mar—. Ahora con Nacho tengo que hablar —suena el timbre.

— Yo voy —abrió la puerta y entró el director.

— ¿Conmigo querían hablar? —preguntó.

— Sí, me gustaría matarlo a putazos —gruñó Mar dirigiendose a él.

𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄𝐒, ᥴᥲsι ᥲ́ᥒgᥱᥣᥱs²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora