𝟒𝟏. losts

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𝗣𝗘𝗥𝗗𝗜𝗗𝗢𝗦

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𝗣𝗘𝗥𝗗𝗜𝗗𝗢𝗦

Sin pensarlo fueron al hospital en donde tenían a Francisco internado, el corazón del castaño latía a más no poder por el miedo.

Al llegar, los ojos verdes del chico se encontraron con los de Camille quien lloraba silenciosamente.

— Cami —murmuró Simón, llamando su atención—, Cami

Corrió hasta ella y la abrazo con fuerza.

— Pequeño. Tranquilo, todo estará bien —aseguró ella.

— ¿Cómo... —tragó con dificultad—, cómo está papá?

— Bien, por suerte. Ahora está descansando, si querés podés pasar a verlo pero necesito que te calmes, no quiero que te agarre fiebre de nuevo

El se limpió las lágrimas, asintiendo repitas veces— Estaré bien, solo será un momento

— Iré con vos —anunció Rama levantándose se la silla para ir a su lado—, después de lo que paso no te dejaré soló

Simón asintió, y camino hasta la habitación de su padre para entrar. Su corazón se partió al verlo así de mal, se tapó la boca evitando soltar un sollozo. La culpa lo estaba asfixiando.

Pero el odio que sentía hacía el era inevitable, más cuando le mintió a toda su familia.

— Simón... —pronunció, su voz ronca y triste, estaba cansado—, ¿qué hacés aquí?

— Quería verte... —se acerco a él y tomo su mano—, perdóname pa, por mi culpa estás así

— No, no es tu culpa —negó de inmediato, tratando de calmarlo—. Al final, tenías razón, cometí un error imperdonable. Me fui para protegerte, el terror en tus ojos aquella noche en que me viste, quedó grabado en mi memoria

— Tenía diez años, te vi como un monstruo aterrador, que veía como mi papá —comento con un nudo en el estómago—, trataste como basura a Corina, nunca creí que eras así...

« Vos eras mi papá, él que me enseñó a mezclar pintura, él que me llamaba pequeño —baja la mirada—, no sabía que version de vos era real, y esperé por vos, para que me lo explicarás, —se le quiebra la voz— o que te disculparás o que dijeras me amabas —se cristalizan sus ojos como los de él—. Te espere por tres años pero no viniste

— En mi experiencia, los padres causan dolor, ya sea por su presencia o ausencia —se excusó, la culpa era inevitable.

— ¿Por qué lo hiciste pa? —preguntó con un hilo de voz—, ¿por qué?

— Hay una clase específica que arruina que solo un padre, puede dejar a su paso, y vos... —Simón sintió el dolor crecer en su pecho—, eras un nene tan dulce y pequeño, igual que tus hermanos, tal vez era de esperar que te arruinará

𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄𝐒, ᥴᥲsι ᥲ́ᥒgᥱᥣᥱs²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora