࣪𓏲ּ ҂ ˳𓄹 🦋 ╱ ❪ 𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄𝐒 ❫
❝describe aquellas relaciones
en las que se establece una
conexión especial con la
otra persona❞
𝗲𝗻 𝗱𝗼𝗻𝗱𝗲 𝗠𝗮𝗿𝗶𝗮𝗻𝗲𝗹𝗹𝗮 𝘆 𝗥𝗮𝗺𝗶𝗿𝗼 habían terminado hace cinco meses, claro, ellos ja...
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𝗘𝗡𝗔𝗠𝗢𝗥𝗔𝗗𝗔 𝗗𝗘 𝗘𝗟
Mientras tanto, Simón se apoyó en la fría pared de la sala y cerró los ojos por un momento. Nunca se perdonaría por haber amado a la chica que no le correspondía, el dolor de perder a Rama lo estaba matando lentamente.
— Dame una mano payasita —suplicó Simón.
Suspiró— Pasa que si yo le hablo a Rama de vos va a ser sospechoso. Quédate tranquilo ya se le va a pasar
Colocó una mano en su hombro dándole un poco de apoyo.
— Él te quiere, te aprecia mucho. Sos su amigo de todas formas
— De acuerdo —hizo una mueca—. No me mires, no me hables. Maltratame si querés, lo más que podás
Soltó una risita— Que payasito que sos
Y le dió un suave golpe en su brazo. Caminó hasta el escritorio de Nicolás en donde vió a Feli.
— Hola Feli
— Maritis —dijo con un plumero en la boca.
— ¿No viste una carta por acá? —preguntó y Feli frunció el ceño confundida y extrañada—, una carta mía que mamá me la mandó
— Emh —murmuró pensativa—, no
Y entonces recordó aquel día en el que encontró la carta descubriendo que Terremoto era el padre de Mar y la rompió en mil pedazos.
— Preguntó yo, ¿esa carta era importante?
Asintió— Sí, era re importante. Venía una foto de mí viejo que no lo conozco
— Pero, quizás se traspapelo. Ya la vas a encontrar, quizás —dicho éso, salió del escritorio porque la habían llamado por teléfono.
La castaña pasó una mano por su pelo y se apoyó en la mesa, cansada. Había perdido la oportunidad de conocer a su papá.
— Mar —pronunció Simón en un tono suave y ella levantó la vista para mirar esos hermosos ojos verdes.
— ¿Qué?
— Lo de la carta, por ahí le puedes pedir a tú vieja que te mandé una copia de la foto por mail —sugirió.
— Si puede ser —se sentó en la silla y comenzó a buscarla otra vez—, yo ya la busque. Tiene que estar por acá
Y cuando se rindió de buscarla aquellos ojos verdes no dejaban de mirarla con una sonrisa.
— ¿Qué pasa payasito?
El chico negó mientras avanzaba hasta ella.
— No nada, es por lo que te dije antes. No quiero que se armen más quilombos de lo que ya se armaron —suspiró—. Así que es mejor que solo nos veamos en el colegio
