CAPÍTULO 19

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Sakura

No estaba preparada para tal tormenta de emociones.

A esa pregunta. A escuchar aún su nombre saliendo de sus labios.

No estaba preparada para él.

A mi pasado.

A nuestro pasado.

Intentaba levantar la mirada. Quería evitar encontrar la suya, limpia, doliente y sin pizca de culpa.

Él había amado realmente a Sarada. A diferencia de las personas que la habían traído al mundo.

Sasuke no sabía lo que la familia Haruno había organizado para el futuro, y así debía quedarse.

Apreté los puños tratando de evitar el miedo, que se apoderó de mi estómago, por la verdad que estuve ocultando durante muchos años.

Yo era fuerte.

Era mucho más fuerte que todo esto.

Encontré el coraje de mirarlo y al hacerlo oculté todas mis debilidades.

Mientras él siguiera pensando que yo era sólo una tonta mimada, mis acciones habrían sido también tontas.

Pero si supiera lo poco tontos que eran mis pensamientos, ¿qué pensaría?
¿Cómo me habría llamado si hubiera sabido que ansiaba al hombre de mi hermana?

Había olvidado lo mucho que deseé su calor en un tiempo.

Había olvidado cuánto envidiaba a Sarada por poner sus manos sobre él.

¿Por eso lo odiaba? ¿Por qué lo deseaba?
¿Quería sus manos en mis caderas como ahora? ¿Su pelvis apretada a la mía?
¿Su aliento en mi cuello?

Reprimí las lágrimas. Los sentimientos de culpa se hicieron
tan grandes como rocas.

No podía soportar esa situación más.

Yo…

Él…

Y…

El sonido de mi teléfono rompió el atormentado silencio.

El tono de llamada era el establecido para mi esposo.

¿Cuán largo sería ese día? ¿Qué me faltaba aguantar todavía?
Todas estas preguntas resonaban en mi cabeza, haciendo que la migraña volviera.

Tan pronto como cesó el timbre, Sasuke agarró mi barbilla y me levantó la cabeza.

—Todo terminará si te decides a hablar.
Sé a qué se refería con ese “todo”. No era tonto y entendió perfectamente que danzo no era una espina de santo, que
estaba en grado de agredirme.

Pero si le hubiera contado ¿Qué habría cambiado? Era con él con quien debía regresar. Siempre.
De repente me encontré libre.

Mis ojos ardían por el esfuerzo de contener las lágrimas.

El deseo de liberarme de lo que guardaba dentro se hacía agotador.

Era mi fardo y su peso me concernía sólo a mí.

Me tomó unos segundos recuperar la compostura. Sasuke no dejaba de mirarme y aunque era tarea difícil, lo enfrentaría.

—¿Qué quieres de mí? Dime de una vez en y luego mantente fuera de mi vida.

La sonrisa satisfecha que marcaba su rostro

me hizo querer

aplastárselo.

ELLA ME  PERTENECEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora